viernes, 21 de noviembre de 2008

Cumpleaños


Hommage à la Belgique en Google:

Hoy es el cumpleaños de Magritte y Google se divierte poniéndolo en su logo. 110 años cumpliría hoy una de las dos o tres estrellas del Museo Real de Bellas Artes belga, que se está renovando a todo vapor para festejar a su artista preferido (y uno de los míos, también).

miércoles, 19 de noviembre de 2008

¿Será verdad?

"¡Mamá, qué tonta que sos!"

Escuchado dos veces en el mismo día, proveniente de distintos hijos.

(Se aprovechan que la madre anda medio distraída, los mocosos).

domingo, 9 de noviembre de 2008

Riget

Hay un libro que se llama 1001 Movies You Must See Before You Die que a lo mejor consigo que me regalen este año para Navidad, nomás para ver cuántas me faltan. Mirando la lista de 25 que aparece en el artículo de Wikipedia, supongo que es más o menos la mitad, lo mismo que me falta ver de esa lista de 25. Y 500 películas son un montón de películas, así que a la frecuencia con la que veo películas últimamente a lo mejor ni alcanzo, pero justo en estos días estoy viendo una de las 1001, aunque en realidad no es una película, sino una miniserie.

Riget es la miniserie más famosa de la historia de Dinamarca y está dirigida por el director de cine más original que haya nacido por ahí, Lars von Trier, uno de los grandes directores de cine europeo de la actualidad. Son 8 capítulos filmados en dos veces, los primeros 4 en el '94 y la segunda parte en el '97. Eso explica por qué no la ví antes: los dos estrenos fueron durante la Navidad en que cada uno de mis hijos tenía un año, época de la vida en que los padres tenemos nada más que tiempo para cuidar que no se maten mientras aprenden a caminar y se meten por todos lados y nada de nada para ver series por televisión.

Así que durante años escuché hablar maravillas de la bendita serie prometiéndome que algún día iba a ser. Lo bueno del atraso es que ahora la estamos viendo con los hijos, que ya alcanzaron la edad para ver una serie de horror sin morirse de miedo. Lo que sí, en lugar de verla toda de un golpe como uno hace cuando tiene todos los capítulos a mano, la estamos haciendo durar viendo sólo un capítulo por noche, acurrucados en el sofá, bien tapaditos y agarrados de la mano antes de ir a la cama, igual de muertos de miedo, pero de a cuatro.

El horror no es para nada uno de mis géneros favoritos pero esta serie es tan genial como lo cuenta su fama. "Riget" – en danés, El Reino – es el sobrenombre que se le da al hospital principal de Dinamarca, Rigshospitalet, el hospital del reino, con esa ironía de la que los daneses creen tener el monopolio. En realidad todo es una especie de pastiche, una serie de médicos, con ambulancias, guardias, médicos neuróticos y estresados, romances entre doctores y enfermeras, estudiantes robacadáveres y todos los detalles del tipo. Pero además es un cuento de miedo que se basa en el misterio que rodea al lugar sobre el que está construido el hospital, que incluye a una espiritista malcriada que al principio cae muy mal pero después despierta mucha ternura, los fantasmas del caso, los chirridos y crujidos necesarios, personajes siniestros, perturbadores u obsesivos y un ambiente bastante inquietante y atemorizador. Dicen que la gente que va al hospital después de haber visto El Reino no puede impedir sentir escalofríos y un cierto desasosiego. Yo seguro que no me animo ni a pisarlo.

Lo impresionante de la serie es la forma en la que está contada; como si fuera un chiste que da miedo, o una historia de miedo que da risa, un experimento sobre el miedo, el humor, las relaciones humanas, condimentada con un poco de sociología y, ya que estamos, economía de la salud. Todo en un ambiente color sepia, con los típicos movimientos de cámara del Dogma 95 que mi hijo mayor detesta pero algún día va a apreciar, con mucha economía de recursos y de plata y con un conjunto de actores impresionantes, entre los que se cuenta una pareja de mogólicos que trabajan de lavaplatos en los sótanos del hospital mientras hacen de relatores de la historia.

Hasta ahora ví nada más que los dos primeros capítulos, pero pareció ser suficiente para darme cuenta que la fama la tenía bien merecida y para seguirla desparramando. Lo único que hace que no la vea toda de una vez es que tendría que hacerlo sola y no me animo.

jueves, 30 de octubre de 2008

Efemérides

Raro día este. 25 años de mi primera vez, en una escuela que quedaba enfrente del Parque Rivadavia, el cuentakilómetros del auto que marca justo 100.000 kilómetros y una mañana llena de neblina helada que se cristaliza sobre el parabrisas.

domingo, 19 de octubre de 2008

Inventos para vagos

Mi amiga, la traductrice, me cuenta que existe un aparatito maravilloso llamado dictáfono, al que ella le habla mientras traduce un texto, y el aparatito va escribiendo. Me da una envidia bárbara el tal dictáfono y entonces pienso que un invento así es lo que yo necesito, aunque mejorado. No uno que escriba lo que digo, sino uno que vaya escribiendo lo que pienso. Mejor todavía, uno que sea resistente al agua y que pueda ir registrando todas las ideas fantásticas y las oraciones perfectas que se me ocurren mientras me baño, y que se me olvidan para siempre mientras me visto, me encremo y me perfumo en el camino de la ducha hasta el teclado de la compu.

domingo, 14 de septiembre de 2008

El arquitecto del desierto

En el Palais de Beaux Arts de Bruselas, mejor conocido como "Le Bozar", la primera Casa de la Cultura que se construyó en Europa y diseñada nada menos que por Victor Horta cuando había dejado el Art Nouveau para pasarse al Art Déco, se puede hacer de todo un poco: ver películas, ir al teatro, escuchar un concierto, pasar toda la tarde en una exposición de cualquier cosa. O en dos, o en tres...

Y eso fue lo que hicimos ayer a la tarde, llevados de la mano del hijo menor que, encandilado por el título de una exposición llamada "It's not only Rock 'n' Roll, Baby!", no sabía en la que se estaba metiendo.

Porque pagando el precio de un ticket combinado, gratis en el caso del hijo menor, uno accedía no sólo a la exposición donde ciertas estrellas del rock 'n' roll desde los '60 hasta los '00 mostraban sus más o menos felices experimentos plásticos, sino también a dos exposiciones fotográficas y a una de un escultor belga llena de unas máquinas de lo más lúdicas.

La exposición "Mapas abiertos", que era la que yo quería ver, llevaba ya como tres meses en Bruselas y, según tengo entendido, lleva además como tres años recorriendo el mundo mostrando el trabajo de una buena cantidad de fotógrafos latinoamericanos bastante jóvenes. Había fotos de artistas peruanos, ecuatorianos, venezolanos, brasileños, mexicanos y, por supuesto, cuatro o cinco argentinos, uno, cuyo nombre no consigo acordarme ahora, con una serie de fotos del suelo –literalmente– de mi patria que llevaba el más que poético nombre de "La pampa es como un cielo al revés".

La exposición está organizada alrededor de tres ejes: Rituales de identidad, Escenarios e Historias alternativas y yo, posiblemente influenciada por el edificio por el que estoy paseando, me quedo detenida en los escenarios. Ahí, entre unas impresionantes fotos de unos edificios caraqueños con nombres de porcelana pero con las ventanas cegadas y otras de los interiores falsos que sirven de decorado a las telenovelas, me encuentro con cuatro o cinco fotos de una Argentina que yo no conocía hechas por el fotógrafo Esteban Pastorino.

Repartidos por toda la provincia de Buenos Aires, pero más hacia el suroeste, como hacia la línea de los fortines de la época de Rosas y de Alsina, ahí donde los pueblos tienen nombres como Carhué, Guaminí o Saliqueló o sino de coroneles y generales de las campañas del desierto, hay 60 edificios que forman una colección especialísima. La historia es bastante rara, la verdad, y se puede leer más acá o acá. Es la historia de un arquitecto de lo más original, de nombre Salomone o Salamone, que durante cuatro años, de 1936 hasta 1940, bajo los auspicios de un gobernador bastante poco liberal, se dedicó a construir municipalidades, mataderos y cementerios dándose todos los gustos, experimentando con hormigón y materiales nobles de las pampas argentinas, jugando con varios estilos arquitectónicos modernistas desde el art-decó hasta el cubismo checo, todo, dicen, con cierta impronta fascista.

Pero los edificios son preciosos, y las fotos de Pastorino los muestran en su aspecto más alucinante, casi como si fueran los antiguos fantasmas de una Argentina que dan muchas ganas de recorrer y con la que tendría que diseñarse un nuevo circuito turístico: la Buenos Aires salamónica.

jueves, 21 de agosto de 2008

El Gran Cañadón de la Rue de la Loi

En Bruselas, uno baja del Parc du Cinquantenaire hacia el centro por la Rue de la Loi, que se llama así porque casi llegando al centro, enfrente del Parc de Bruxelles y del otro lado del Palacio Real, está el Parlamento Belga que posiblemente – o no, si las cosas salen bien – esté en camino a convertirse en obsoleto, lo que sería una lástima.

Pero de eso no trata este post, sino de otra cosa más rara. Hay un pedazo de la Rue de la Loi, el que va desde la Place Schuman, que es el centro político de Europa, hasta la Rue du Taciturne, justo a la entrada de un parquecito que parece un oasis de paz a la vera de un tráfico de los mil infiernos, donde se da un fenómeno atmosférico de lo más misterioso y del que yo no me canso de asombrarme. En ese tramo, la calle primero baja, hasta llegar al fondo de la vallée du Maelbeek, y después sube, todo en menos de 500 metros. A los costados, mientras vamos bajando, a la derecha está el famoso Berlaymont y enfrente, el Justus Lipsius, sede del Consejo Europeo. Casi al final de la bajada, a la derecha, hay un edificio con nombre de emperador, el Charlemagne y enfrente, pero un poquito en diagonal, un edificio bastante nuevo, también del Consejo Europeo, que se llama Lex 2000.

Y ahí, en esos 500 metros, en el medio de tanta burocrática civilización, sea invierno, verano, primavera u otoño, haya lluvia, sol, escarcha, nubes, 5 °C o 35 °C, granizo, nieve, truenos o relámpagos, sea el mediodía, la media mañana o la medianoche, vaya uno solo o acompañado, a pie o en bicicleta, concentrado o distraído, hay siempre viento. Uno no entiende muy bien por qué, porque todo parece de lo más pacífico, pero de repente es como si el aire se embolsara y se soltara al mismo tiempo entre todos esos edificios emblemáticos y uno se siente por un rato, apenas por un instante extrañísimo, en el medio de una tormenta de viento patagónico, y se queda boqueando sobresaltado, casi sin respiración, sorprendido y admirado de que pueda haber pasado eso nada más que por la rara conjunción de una bajada, una subida y tres o cuatro edificios casi transparentes.

domingo, 20 de julio de 2008

Pequeñas cosas que me hacen feliz

Ella de El Termómetro Económico me invitó a seguir este meme. A mí me encanta que me inviten a hacer memes, pero no me gusta ni cinco hacerlos, porque dan mucho trabajo y porque me hace sentir medio mal tener que elegir a los que lo tienen que seguir. Este encima es medio largo, pero lo voy a hacer porque me lo pidió Ella, para contarle que también me puso muy feliz que apareciera una chica escribiendo en un blog de economía.

Las reglas para hacer esto son:
1) Escribir 14 "pequeñas cosas" que te hagan feliz
2) Antes de eso copiar las reglas
3) Seleccionar 6 bloggers para que sigan con el meme
4) Avisarles a dichos bloggers que han sido seleccionados

Acá viene mi lista, entonces.

1) Despertarme y que el sol entre a raudales por la ventana. Asomarme, ver que no hay una sola nube en el cielo y darme cuenta que el cielo sin nubes va a durar todo el día.

2) Que me despierte uno de mis críos con un beso mientras se mete en la cama y se me acurruca en los brazos (¡todavía!).

3) Que me despierte mi marido con un beso. Últimamente, además del beso, me acaricia la frente y el pelo y consigue que el despertar se convierta en una gran cosa.

4) El brunch de los domingos a las 11 de la mañana. Una mezcla fantástica de salmón marinado con eneldo, roastbeef, queso, tartas de verduras, dulce de leche, café, chocolate, pan fresco y los mejores croissants del planeta.

5) Ir al trabajo en bicicleta y que justo me toquen todos los semáforos en verde y una ola sin tráfico.

6) El olor a tilos que inunda mi barrio en junio y julio.

7) Que los que cuidan la entrada en mi trabajo no me pidan la tarjeta de identificación cuando entro, nomás por lo simpática.

8) Hablar con mi abuela de 96 años por teléfono, hacerle un chiste y que lo cace al vuelo y me lo retruque.

9) Los días en que Bruselas huele a Buenos Aires.

10) Abrir el Gmail a la mañana y encontrar un mail que alguien escribió mientras dormía, como unas tres horas antes.

11) Leer The Economist empezando desde atrás, llegar a la parte de las Américas y encontrarme un artículo sobre Argentina.

12) Quedarme dormida leyendo y con la luz prendida.

13) Conseguir escribir un lindo post, leerlo un año después y que me guste.

14) Los fines de semana de tres días, como éste.

Al final, resultó lindo hacer esta lista y no dio tanto trabajo, así que me terminé tentando para invitar gente. Se la paso a:

Luciano
El Mellizo
Son of Dr. Lobo
Mikaelina
Alicia
Laura

Y como soy medio irrespetuosa de las reglas, la cuatro me la salteo. Uf, qué trabajo dió esto último. Lo que mata de los memes son los links.

martes, 8 de julio de 2008

Los excluidos del amor

Entre las mujeres modernas hay cada vez más solteras y solteronas que con mucha gracia y negación de la realidad suelen decir "Estoy sola porque quiero", lo que por supuesto, no siempre es cierto. La mayoría de las mujeres no tiene demasiadas ganas de estar sola y mucho menos de quedarse sin tener hijos, aunque de vez en cuando aparece alguna que lo quiere de verdad, como una con la que estuve hablando el otro día y que al final me convenció.

Lo que pasa, en realidad, es el resultado de un fenómeno llamado hipergamia, que se suele dar en hembras de casi todas las especies, pero también en la humana, aunque con otras características, esto es, la inclinación de las mujeres a casarse con alguien superior a ellas, o en edad, o en educación, o en status social, o en posición económica. Como ilustración valga la encuesta que dijo que el hombre ideal de las belgas es un banquero alto.

No hace falta pensárselo demasiado para darse cuenta que si todas las mujeres quieren eso, aún las más feas y pobretonas, no va a haber nadie que se case con los hombres más feos y pobretones, lo que deja en banda a un grupo de hombres en lo bajo de la escala. En el otro extremo, a las mujeres más inteligentes, educadas y ricas les resultará bastante difícil encontrar un hombre que sea más inteligente, educado y rico que ellas, lo que también las deja sin pareja.

Valga aclarar que la culpa de todo esto no es nada más que de las mujeres exigentes, sino también de los hombres comodones. Muchos banqueros carreristas, políticos en ascenso, médicos especializados, escritores famosos o músicos en búsqueda constante de inspiración necesitan al lado una mujer no tan atareada ni con tantas ambiciones que les sirva de ayuda y de sostén mientras se hace responsable de la logística familiar, de decorar la casa, tener la comida lista, la ropa limpia y los nenes sanitos.

El caso es que en los últimos muchos años el fenómeno se ha acentuado; las mujeres estudian cada vez más y ya, en muchísimas carreras y en unos cuantos países, hay más chicas universitarias que chicos ídem. Eso hace que los dos grupos que nombré antes, las mujeres superiores y los hombres inferiores, sean cada vez mayores y queden cada vez más al margen del mercado del matrimonio y sin demasiadas posibilidades de reproducción. Los hijos nacerán de los hombres más educados y de las mujeres menos educadas.

Para algunos sociólogos y economistas, el fenómeno es bastante preocupante, ya que parece ser que la inteligencia y los resultados escolares de los hijos suelen depender más de la educación de la madre que de la del padre. Los mejores alumnos en las escuelas suelen tener una mamá universitaria y que trabaja. Una consecuencia podría ser que al disminuir la calidad de las madres, también se haga menor la de los hijos y se termine creando una nueva clase pobre.

Aunque quizá sea ya demasiado tarde para ser tan pesimistas. Hace algún tiempo, en un reportaje a un grupo de chicas universitarias danesas a las que se les preguntaba sobre sus ambiciones a la hora de elegir marido, decían abiertamente que no les importaba demasiado si el marido era pintor de casas o médico, sino que el tipo fuera inquieto y tuviera ganas de progresar. En estos días una investigadora en temas de género que está haciendo un estudio sobre mujeres ejecutivas descubrió que unas cuantas entre ellas se casan para abajo. Necesitan tener un marido que cubra el rol que tradicionalmente tuvieron las mujeres.

Interesante ver qué resulta de todo esto. Por lo pronto, a las mujeres no nos terminan de gustar del todo los pollerudos y aunque yo sigo pensando que lo mejor siguen siendo las parejas bien parejas, mi consejo a las treintañeras sobrecalificadas es que amplíen el espectro para abajo, en lugar de seguir esperando al banquero de un metro ochenta y seis.

miércoles, 21 de mayo de 2008

La forma más linda de viajar


La forma en que a mí más me gusta viajar de todas es en tren. Desde chiquita. Creo que el primer viaje largo que me acuerdo fue uno de Buenos Aires a La Pampa, solas mi mamá, mi hermana y yo, cuando le tomé el gustito a viajar en tren y a la panceta ahumada.

Después hay otros inolvidables, como uno entre Bariloche y Buenos Aires en el que mi marido aprendió a tomar mate y a jugar al truco, mientras yo le presentaba la Argentina. Uno nocturno entre Algeciras y Barcelona, lleno de magrebíes y otros turistas, entre los que me encontré a un brasileño rubiecito y políglota que me confesó su amor por un marroquí que andaba por ahí mientras tomábamos champagne tibio. Otro por el corazón de Suecia, con el sol de medianoche filtrándose entre los bosques de abedules, montones de mosquitos y algún alce perdido entre las vías. Y todas las veces que iba a visitar a mi abuela, la inmortal.

Así que si hay algo que me pone triste es pensar que, si alguna vez se presenta la oportunidad, ya no podré recorrer a la Argentina en tren con mis hijos, o mis nietos. Y si hay algo que me hace sentir muy impotente es ver que se está por construir un tren de lo más raro y desubicado en lugar de la red de trenes que Argentina necesita y se merece. Gracias a Alex, descubrí una página donde parece que hay otra gente que piensa parecido. Para entrar, hay que hacer clic en la foto de arriba. Yo no sé si este proyecto sirve para algo, pero si juntando firmas se consigue, vale por lo menos el intento.

jueves, 24 de abril de 2008

Las dos novias

Lo poco que sé yo sobre la historia peronista, lo sé gracias a mi marido, que escribió una de sus tesinas comparando el gobierno de Menem con los tres de Perón. Así que cuando él habla de peronismo yo abro las orejitas y aprendo. El asunto es que hoy nos ponemos a hablar de lo que está pasando en Argentina y terminamos en lo del 20 del junio del '73 y me dice: "Y, Perón estaba en el exilio y le prometía una cosa a la izquierda y otra cosa a la derecha. El día que llegó a Ezeiza se le juntaron las dos novias".

A partir de hoy, en casa ya no se habla más de demonios, sino de novias. Y yo acabo de descubrir por qué todavía me aguanta, después de tantos años. Si las novias que se le juntaban en los aeropuertos eran así...

sábado, 12 de abril de 2008

Casi se me pasa

Ya bastante terrible es que florezcan las magnolias y dure poco. Pero mucho más terrible es que hayan florecido y no haberse dado cuenta.

lunes, 24 de marzo de 2008

Excepcional

Mientras la Belgique, según cuentan los diarios, vive sus primeras Pascuas con nieve en 26 años y las más frías en 33, yo estoy más tapada de trabajo que nunca antes en mi vida.

Bueno como experiencia, pero no sé si para repetirlo.

martes, 18 de marzo de 2008

Qué emoción

Mañana se estrena una película argentina en Bruselas. Es la tercera vez en (casi) diez años que eso pasa, así que espero que sea igual de buena que las otras dos.

lunes, 3 de marzo de 2008

Entre Bélgica y Marruecos

Esta historia es tan increíble, que merece ser contada.

En las costas meridionales del Mar del Norte, esto es la costa que va desde Skagen, la península donde se chocan el Báltico y el Mar del Norte, hasta Ostende, la del Norte, vive un camaroncito minúsculo cuyo nombre en latín es Crangon crangon, en francés crevette grise y en castellano no sé. En realidad, cuando un animal o una planta tiene el mismo nombre dos veces es la versión original o más común de su género, así que probablemente este sea el camarón más común de todos.

El tal camaroncito, que no es de color rosado-anaranjadito sino medio gris-amarronado y que pelado mide más o menos unos 15 milímetros, es una de las especialidades de la cocina belga, de la que yo soy totalmente fanática. Sin embargo, el crustáceo – que es ingrediente principal de uno de los clásicos de los restaurantes de Bruselas, el tomate-crevettes, que se sirve como entrada– jamás me había llamado demasiado la atención, aunque a uno de mis hijos se le iluminan los ojitos cuando escucha hablar de ellos.

No me habían llamado la atención hasta ahora, porque desde que me enteré el camino que sigue el bicho desde el mar hasta la mesa, o mejor dicho hasta los estantes de los supermercados, los voy a empezar a tratar con más respeto, casi con reverencia, por más común que sea.

El caso es que el Crangon crangon duerme de día enterrado en la arena para no ser víctima de los depredadores y sale a nadar por la noche, cuando es víctima del mayor depredador del Planeta Tierra en su vertiente "pescador". Apenas pescado, se los cocina de a miles en agua de mar, se los enfría en la misma agua de mar y se descargan en los puertos de las costas danesas, holandesas y belgas donde se los mete en un camión refrigerado que los lleva a ¡Marruecos! para que los pelen.

Pelar camaroncitos grises no es fácil y parece ser que hecho por manos poco hábiles termina en un desperdicio. Qué manos más hábiles entonces que las de miles de mujeres marroquíes, entrenadas por siglos de atar con destreza y paciencia los nudos de las alfombras y los tapices que decoran sus casas y las carpas de los nómades bereberes.

Así que allá se han instalado unas factorías modernísimas donde en menos de cuatro horas 3.200 magrebíes pelan 27.000 kilos de camarones minúsculos. Los camaroncitos se mantienen todo el tiempo a una temperatura cercana a 0 °C, aunque el ambiente en el que se pelan está graduado a 14 °C. Ahí no están nunca más de media hora, pero una vez pelados, se lavan en agua helada, se embalan a granel y se mandan de vuelta a Holanda, desde donde se reparten a los lugares de consumo, sobre todo la Belgique.

Mientras nos preguntamos cuál será la diferencia salarial entre una peladora belga y una marroquí que compensa que el mini-camarón gris termine haciendo peregrinación semejante, les dejo una receta fusión Norte-Sur de las que a mí me encantan y, encima, súper sana, un taboulé de quinoa con camarones.

Se necesitan 100 gramos de quinoa hervidos, 200 gramos de camarones (los argentinos sirven también ¿eh?), un ramo de cilantro fresco y picado, un ramo de perejil picado, una palta madura (o dos) cortada en daditos, medio pepino y uno o dos tomates pelados, sin semillas y en cubos, media cebolla roja picadita, sal, pimienta, aceite de oliva y el jugo de una o dos limas. Se mezcla todo, se deja en la heladera unas horas y ya está.

Normalmente los taboulés se hacen con couscous, pero la quinoa se adapta muy bien. Lo mejor de todo es que cuando uno la mastica, cruje.

Bélgica, Bolivia, México y Marruecos en una ensalada ¿Qué tal? Si viajan tanto, por lo menos que se mezclen.

sábado, 1 de marzo de 2008

Aceptación

Lo bueno de las fiestas modernas es que uno vuelve a su casa medio borracho y con la cintura dislocada, pero sin olor a humo.

lunes, 25 de febrero de 2008

Irreemplazables

–Usted es como mi marido; mejor no se consigue.

Eso era lo que yo a veces le decía, medio en chiste, medio en serio, a la señora que trabajaba en mi casa. Se lo decía casi siempre para mejorarle el ánimo cuando andaba un poco depre. Y casi siempre con buenos resultados. Al principio se quedaba un poco sorprendida, pero cuando se acostumbró se la veía esponjarse de felicidad. Aunque un poco cínico, sabía que era todo un reconocimiento, sobre todo por la comparación –también hay que aceptar que tenía cierta debilidad por mi marido.

Por suerte para ella, pero no para nosotros, nos dejó hace un par de meses. Pese a todos los intentos – y ya vamos por la segunda, camino a la tercera– no conseguimos reemplazarla. Los ataques de malhumor que nos dan cuando llegamos a casa y la encontramos sucia y desordenada nos sorprendieron a los cuatro, pero hablando con otra gente descubrimos que no somos nada raros.

Ay, espero que al marido no se le ocurra hacer lo mismo...

martes, 19 de febrero de 2008

Clash of civilisations

A mi marido le da un poco de lástima su mujer encerrada todo el día trabajando y me llama para llevarme a pasear un poco al mediodía. Nos compramos un sandwich y un jugo para cada uno y nos vamos a comerlo al Parc du Cinquantenaire. Después nos damos una vueltita por ahí, entramos al museo militar, nos subimos a lo alto del Arco del Triunfo desde el que se ve toda Bruselas y disfrutamos del solcito del invierno. Se nos debe ver tan contentos que una chica viene y nos pregunta si nos puede sacar una foto.

A la salida me dice: "Vení que te muestro algo". El conoce mejor que yo el parque porque va casi todos los días a correr y además tiene sus referencias históricas un poco más claras que las mías. Y me lleva a ver un monumento que se llama "Los pioneros belgas en el Congo". Una joyita, el monumento.

En el medio, un congolés joven con un cocodrilo, atrás, unos bajorrelieves que representan al rey Léopold II rodeado de soldados, negros semidesnudos, exploradores y misioneros y toda la parafernalia. Pero lo mejor, lo mejor de todo es la estatua al "heroismo militar belga que aniquila al árabe esclavista". Y mi marido se pregunta: "¿a ver cómo está hoy?", se ríe y me dice: "Sí, mirá, mirá" y me muestra el agujero que se ve en la foto.

La estatua del soldado heroico es la causa de una pelea sorda entre los árabes que viven en Bruselas y los que se encargan de mantener el parque. A unos no les gusta ser retratados como esclavistas, a los otros no les gustan las estatuas rotas ¡y menos las que honran al glorioso pasado! Así que la palabra "árabe" aparece y desaparece –tanto en francés como en flamenco– al ritmo de los chicos árabes rompeestatuas y la premura de la comuna de Bruselas en arreglarla.

Mientras salimos del parque, voy pensando en las vueltas que da la historia. A un costado se ve la mezquita de Bruselas. Atrás queda la frase del rey belga inscripta en el monumento: "J’ai entrepris l’œuvre du Congo dans l’intérêt de la civilisation et pour le bien du peuple belge". Quién sabe.

domingo, 17 de febrero de 2008

Tranquilizador

Hoy amaneció resplandeciente. Menos mal.

miércoles, 6 de febrero de 2008

Línea B

Una chica preciosa, pero demasiado maquillada, toda despeinada y con el pelo muy sucio, se arregla sin parar el flequillo, extrañamente limpio y peinadito, para que le caiga de forma sexie sobre un solo ojo, intentando no perder de vista su reflejo en la ventanilla.

Un chico negro, enorme, al que no le falta ni un solo detalle para componer un personaje de película de negros y que sería la envidia de dos que yo conozco, escucha música (suponemos que rap) mientras mira con una mezcla de insolencia y desparpajo al resto de los pasajeros.

Un señor cincuentón mal vestido y con los ojos un poco chuecos nos hace pensar que la vida le debe haber pasado por encima a la misma velocidad a la que va el subte como dos, tres o cinco veces.

Una chica lindísima de perfil pero no tanto de frente mira pasar las estaciones con una cara tan triste que nos hace creer que cualquier tristeza que hayamos sentido o vayamos a sentir alguna vez sólo podría ser incomparablemente más pequeña.

Un montón de post-adolescentes muy ruidosos que consiguen hacerme preocupar por mi cartera pese a que suelo ser bastante relajada al respecto.

Una pareja enfrentada que aunque no deja de acariciarse se mira con una frialdad que yo reservaría para mis enemigos más detestados, si los tuviera.

Una señora sesentona que consigue combinar de una forma deliciosa el olor a tabaco del último cigarrillo que se fumó con el perfume que siempre me hace pensar que se diseñó especialmente para mujeres de esa edad y nada más que para ellas.

Tres chicas latinoamericanas que se cuentan la vida a los gritos y a las risas mientras me olvido de escuchar lo que dicen porque me distraigo tratando de adivinarles el acento.

Y una señora medio muerta de frío que buscando inspiración para ver qué le regala al cumpleañero de gustos frugales y necesidades más que satisfechas que le tocó por marido, se dedica a mirar a sus compañeros de viaje y a imaginarles el pasado, o el futuro.

sábado, 12 de enero de 2008

Vaciando mi casa

Después de cinco años de no tirar nada y cuando ya las cosas viejas nos inundaban, llegó el momento de ordenar, clasificar, guardar lo que vale la pena guardar y tirar el resto.

Entre el resto, había una colección de cassettes donde el más viejo (que guardé, por supuesto) tenía casi treinta años. ¿Cómo tira uno la música que lo acompañó durante todo ese tiempo? Hubo que hacerlo de a dos. Si no, era demasiado irresponsable.

Entre las otras cosas que guardé, estaba esta canción.


Para mí, la más linda del mundo y, acá, en una versión maravillosa.

martes, 8 de enero de 2008

Légèrement desolée

Mi madre, que no por nada es mi madre, sabe que cuando estoy desconsolada lo único que me consuela es un libro interminable. Ahora acaba de mandarme, aunque nada sepa ella de mi desconsuelo –pero no por nada es mi madre– 861 páginas en letras apretadas con los cuentos completos de una escritora neozelandesa muerta de tuberculosis en Francia. No pinta demasiado consolador, pero probamos.

El gusto literario de mi madre suele ser irreprochable.

martes, 1 de enero de 2008

Año bisiesto

Empieza uno de mis años preferidos, un año bisiesto. El año bisiesto me parece tan especial que siento como una especie de obligación de vivirlo de forma distinta. Por lo menos éste no empezó con resaca. El secreto fue mantenerse tomando champagne toda la nochevieja. Tampoco champagne, no, sino cava, que es como el champagne pero mejor, tal como le dijo un amigo mío aragonés a un francés que se hacía el ignorante.

En todo caso, un primer día de año bisiesto sin resaca merece seguir con los festejos.

En caso de haber violado las reglas del buen comportamiento alcohólico, se aconsejan sal y proteínas para que el cuerpo recobre el equilibrio. Huevos revueltos con panceta o mejor todavía, ahumados de pescados grasos como la trucha o el salmón o esa especialidad del norte de Europa que sirve para recomponer al más arruinado: la caballa ahumada, llena de omegas de todos los números que le hacen tan bien a las neuronas.

Y recobrar el equilibrio puede ser necesario si a uno le agarró por el lado depre o por el lado sexy. El alcohol baja la producción de serotoninas y pone fuera de circulación esa parte del cerebro que nos hace mantener el control. Y como los efectos sobre el sistema nervioso pueden durar más tiempo del que uno tarda en ponerse sobrio, se puede seguir haciendo tonterías sin saber explicarse del todo el porqué.

Todo se arregla con agua, amor y omegas 3.

Feliz 2008 para todos!