Distribuciones sesgadas
Hay algunas observaciones estadísticas que no se explican muy bien del todo y que a uno lo dejan un poco escandalizado. Pero al final, la naturaleza no es ni muy justa ni muy políticamente correcta. Una de esas observaciones es que los hijos están mejor repartidos entre las mujeres que entre los hombres. Lo que quiere decir que mientras la mayoría de las mujeres tiene por lo menos un hijo, apenas la mitad de los hombres tiene alguno, pero los que los tienen, tienen unos cuantos.
Parece ser también que las mujeres que tienen hijos solas tienen hijas con más frecuencia que hijos, siendo una de las posibles explicaciones que producir una hija con capacidad de reproducirse requiere menos esfuerzo que producir un hijo lo suficientemente bello, fuerte, inteligente y bien educado como para tener éxito en ese campo. Otra de esas llamativas observaciones es que algunas mujeres tienen hijos con otro que no es su marido, al que varias mujeres ya han elegido como padre de sus propios hijos, lo que significa que un solo hombre tiene hijos con varias mujeres, mientras que algunos no los tienen con ninguna.
Para que una mujer tenga un hijo, no hace falta ser demasiado linda, ni demasiado fuerte, ni demasiado inteligente, pero un hombre necesita ser todo eso para tener alguna probabilidad de pasar sus genes a la siguiente generación. Eso podría ser un signo de que las mujeres somos todas bastante parecidas, por lo menos en nuestra capacidad de reproducirnos, mientras que los hombres no tanto. Dicen por ahí que los hombres de verdad hacen hombres. Pero parece ser que lo que hace falta para hacer un hombre que tenga alguna posibilidad de reproducirse es una mujer fuerte, bien alimentada y, en lo posible, con marido, aunque éste, en realidad, esté ayudando a criar al hijo de otro.