lunes, 25 de junio de 2007

La guerra de los sexos

La leyenda nos cuenta que en Bélgica se producen más de 600 cervezas diferentes. El número exacto se pierde en el laberinto de las inexactitudes, pero no creo que sea demasiado relevante. El caso es que los belgas producen cerveza como los franceses producen champagne, a veces hasta con el mismo método, y de esos procesos salen unas bebidas que uno, bastante inexperto en la materia, difícilmente reconocería como cerveza, por lo menos al principio. Después de un tiempo, uno se malacostumbra y, habiendo tanto para elegir, no se contenta para nada con tomar siempre lo mismo. Las cervezas belgas se distinguen por sus distintos procesos de fermentación, su diferente graduación alcohólica, sus distintos colores y los diferentes métodos para aromatizarlas y por eso la cerveza elegida dependerá del momento. Además, para cada cerveza existe un tipo de vaso diferente y es casi una herejía tomar una cerveza en otro vaso que no sea el que le corresponda, sin contar con el hecho de que una vez que uno se acostumbró, equivocarse de vaso disminuye, por increíble que parezca, el placer de la libación.


En todo caso, para las tardecitas de verano antes o después de ir al cine, mi preferida es la bière blanche, una cerveza ácida y fresca que se hace con trigo además de cebada y durante el proceso de producción se perfuma con cilantro y cáscara de naranja. Se llama cerveza blanca porque el trigo no es malteado y parece ser que en ese caso, cuando la bebida está fría, las proteínas del trigo quedan suspendidas y la cerveza adquiere un aspecto turbio blanquecino. La más conocida de todas es la Hoegaarden que se toma en un vaso de vidrio grueso de boca ancha y que a veces se sirve en los bares con una rodaja de limón, lo que potencia la acidez y frescura natural de esta cerveza.

Y ahora, se acaba de lanzar la hermanita joven de la blanche, la rosée, una cerveza blanca perfumada a la frambuesa, a la vez ligera y frutada y... ¡rosada! Una cerveza bien de nena. Por eso la publicidad va totalmente dirigida al público femenino joven, mujeres independientes que toman cerveza solas o con sus amigas y que tratan de dar la impresión de que observan a los hombres con una especie de cariño condescendiente y un leve aire de superioridad. La campaña gráfica muestra fotos de los cartoncitos hexagonales que se ponen debajo de los vasos de Hoegaarden con leyendas como "Mi chico siempre tiene la última palabra: Sí, querida" o "Los hombres son como los lugares de estacionamiento, los mejores ya están ocupados" o "Cuando Dios creó al hombre, lo hizo nada más que para reírse" y otras frasecitas del mismo calibre. La campaña entera se puede ver aquí.

Cuando uno la toma tiene la impresión de estar tomando Fanta con un chorrito de vino tinto, así que yo sigo prefiriendo la blanche. Jamás tuve nada en contra de los hombres y las bebidas siempre me gustaron secas.

lunes, 11 de junio de 2007

Receta para ser feliz

Ingredientes: Nochecita del mes de junio con 20°C y 60% de humedad, calles de Bruselas llenas de tilos en flor, un cuarentón un poco vicioso pero en buen estado de conservación.

Preparación: Invitar al cuarentón a dar un paseo, dejar que él decida el camino y seguirlo donde nos lleve, no dejar de respirar el aire tibio y perfumado del principio del verano sin olvidarse de besarlo a cada rato, sobre todo cuando el perfume de los tilos se siente con mayor intensidad.

Sale siempre perfecta.

miércoles, 6 de junio de 2007

It's Only Rock N' Roll

Una de las debilidades de esta señora es escuchar a los Rolling Stones. A veces pasa mucho tiempo sin hacerlo, pero es suficiente con que escuche por ahí una de sus canciones para que no pueda dejar de escucharlos hasta tener bien harta al resto de la familia. Si me hacen elegir entre las dos grandes bandas de los ’60 no dudo ni un segundo, claro; los Rolling Stones. Así que cuando mis hijos alcanzaron la edad necesaria para ir a un concierto gigante me puse a esperar a que pasaran por acá para trasmitirles la afición. Lo que supuestamente iba a ser el 1º de junio del año pasado, hasta que Keith Richards se cayó del famoso cocotero y nos quedamos sin concierto. Como de costumbre, cada gira de los Rollings amenaza con ser la última y ya estábamos convencidos de que los habíamos perdido para siempre, sobre todo después que las impresionantes críticas del último concierto de la gira del año pasado, en Horsens, Dinamarca, así lo aseguraban. ¡El último concierto de los Rolling Stones en Horsens, de todos los lugares del mundo!

Pero no, quedaba por lo menos una gira más y ayer los Rolling Stones empezaron en Bélgica su próxima gira europea y bien encantados de ello, según dijo Mick Jagger en un francés bastante pasable que puso furioso a un grupo de flamencos militantes. Y aunque este año las entradas se pusieron en venta muy tarde, apenas 2 meses antes de la fecha del concierto, y yo ya estaba segura que se agotarían rapidísimo, no hubo ningún problema para conseguirlas. Las compré hace menos de un mes y parece ser que hubo entradas hasta último momento. Probable es que los belgas hayan tenido Rolling Stones suficientes este año, porque llevaban ensayando como dos semanas en Vilvoorde, un pueblito en las afueras de Bruselas.

El concierto de este año no era en el estadio de Bruselas, sino en el sitio donde se hace el festival de rock anual más grande de Bélgica, el Werchter Festivalpark, en pleno Flandes, a unos cuarenta kilómetros de acá. Pero llegar hasta allá nos llevó unas escandalosas ¡cuatro horas! debido al embotellamiento gigante que creíamos causado por algún accidente más o menos grave pero que al final resultó ser solamente por culpa del concierto. Igual, como nuestras entradas decían que el concierto empezaba a las cinco de la tarde, habíamos salido a las cuatro y llegamos a tiempo hasta para conseguir escuchar a los teloneros –nada menos que Van Morrison– mientras hacíamos un picnic sentados en el césped, disfrutando los 30 grados al solcito.

Por fin, un poco antes de las 10 de la noche y en medio de fuegos de artificio, llegaron las estrellas más grandes de la historia del rock. La primera imagen en la pantalla gigante fue la de Keith Richards, con su sonrisa de tiburón y los ojos marcados de delineador negro, en medio de la ovación de los 33.000 presentes. El concierto empezó con “Start me up” y siguió con “It's Only Rock N' Roll”, “Shattered”, “Paint It Black”, “Some Girls”, “Brown Sugar”, una parte bastante jazzy y un homenaje a James Brown por la segunda mitad del concierto, además de un intermezzo donde cantó Keith Richards, que explicó bastante bien porqué el cantante es Mick Jagger y no él. En el final, una parte del escenario se despegó y rodó hasta el centro del parque, muy cerca de donde estábamos nosotros. Desde ahí cantaron “Satisfaction” y una de mis preferidas, “Honky Tonk Woman”. No hubo ni “Angie”, ni “Let’s spend the night together”, pero no importó mucho, porque la gran finale fue con todo el escenario en una explosión de fuego y luces rojas y la mejor canción de la historia del rock.

Por la mitad del concierto le pregunté a mis hijos: “¿Quiénes son los mejores rockeros del mundo?” “Status Quo” me contestó el chiquito. Al final, creo que había cambiado de idea. Es que ayer no fue sólo rock n’ roll. Fueron los Rolling Stones.


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