sábado, 7 de octubre de 2006

(de) Colorado

La industria textil argentina tendría que revisar, a esta altura del siglo XXI, su tecnología colorante.

(Reflexión de la madre al vaciar el lavarropas en el que se le había extraviado remera roja con efigie del Che Guevara comprada por su hijo mayor en Buenos Aires durante el mes de agosto).

10 comentarios:

Wakefield dijo...

Está bien, pero recuerde que después de todo el siglo XXI aún es bastante petiso (por lo de la altura, digo).

Hasta la victoria siempre.

Unknown dijo...

Bueno, si tiene convicciones políticas por ese lado, tal vez tuvo suerte y el Che se quedó estampado en todas las prendas.

;)

Ana dijo...

Por mi experiencia similar me imagino toda la ropa de un rosado matizado!!

Unknown dijo...

Ah no !!!
Años ejerciendo como "Mater Familiae" y le venís a hechar la culpa a los textiles ?
En Bélgica te mal acostumbraste me parece.

Ulschmidt dijo...

Bueno, no es un consuelo pero si le hubiese dado por Metallica y el rock funebrero en general sería todo negro ahora.

Ana C. dijo...

Bueno, Diet Bridge, el mensaje del Che anda ya medio desteñido, hay que reconocerlo. En lugar de rojo deja todo rosado.

Cierto, Wakefield, el siglo XXI acaba de empezar, pero tengo la impresión que hasta en Bangladesh hacen ropa que no destiñe desde hace unos cuantos años.

No, Patrizio, la cara del Che quedó incólume, lo mismo que el rojo de la remera. Las que sufrieron fueron las prendas aledañas.

Tal cual, Ana, pero la tintura era tan potente que quedó todo de un rosa parejo.

¿Y a qué le voy a echar la culpa, si no, Juanjo? Con lo único que me pasa eso es con las remeras de origen argentino. Diseños buenísimos, pero unos procesos de coloración de m.... A propósito, usted, existe?

Tiene razón, Ulschmidt. Además, la otra ventaja que tiene el Che es que no hace ruido.

Volveremos

Anónimo dijo...

Ana Cherlock,
Juanjo soy yo.
Pero en tu blog asume ese nick, del que porsupuesto no tengo clave ni nada.
Por lo tanto vuelvo al anonimato.

Saludos.

Caracol.

Anónimo dijo...

Ya nada es lo que era. Qué se le va a hacer.

Besos orgiásticos.

Ana C. dijo...

Menos mal que se dio a conocer, Caracol. Me ponen nerviosa los anónimos.

Buena observación, Ella. Sobre todo, lo que ya no es más lo que era son las camisetas blancas de mi hijo menor, que en el futuro se verá obligado a vestir ropa interior de un repugnante, para él, color rosado.

cansarnoso dijo...

en argentina pijotean el mordiente
porque el gerente prefiere la mordida