sábado, 16 de septiembre de 2006

Esa loca esquiva

Dicen los que saben que la felicidad de un ser humano es un fenómeno que puede ser representado por un proceso estocástico estacionario. Lo de estocástico o, lo que es lo mismo, aleatorio, quiere decir que el fenómeno está pura y exclusivamente determinado por el azar. Lo de estacionario nos dice que uno puede ser muy feliz, o muy infeliz, en un momento cualquiera de su vida, pero que a la larga retorna a su nivel promedio de felicidad, al que yo llamaré nivel de felicidad crucero.

El nivel de felicidad crucero se verá afectado por shocks que pueden ser negativos o positivos, según las diferentes circunstancias de la vida que a uno le toque atravesar, que serán de mayor o menor magnitud, según la importancia del shock y serán, además, más o menos persistentes, según la situación inicial del individuo en cuestión y su nivel de tolerancia o sensibilidad a los shocks, sean éstos de felicidad o de desgracia.

Así, en nuestra infancia, por ejemplo, hacer la primera comunión nos produce durante algunos días una felicidad inefable, hasta que se desvanece en nuestras papilas gustativas el gustito a limón del merengue de la torta y nos damos cuenta de que ya no vestiremos más ese vestidito blanco primoroso hecho por nuestra abuela. La infelicidad causada por la mudanza de nuestra primera amiga más querida va desapareciendo poco a poco, al tiempo que recrutamos nuevas amigas.

Ésos son los shocks finitos. Hay otro tipo de shocks a los que se podría llamar memoriosos o persistentes. Ejemplos que se me ocurren ahora son la separación de los padres de uno o la llegada de un hermano, cuando uno es chico; encontrar al amor de tu vida, tener un hijo, o terminar de escribir una tesis doctoral, más adelante. O que tu marido te deje por una quince años más joven a los cincuenta. Creo que este tipo de shocks, mal absorbidos, pueden llegar a tener efectos estructurales y a cambiar para siempre el nivel de felicidad crucero, aunque del todo segura no estoy.

Como la aparición y la frecuencia de los shocks están manejadas nada más que por la suerte, pueden pasar años sin que se presente ninguno, lo que nos hará vivir unos años bastante aburriditos, o pueden aparecer todos de golpe en un corto período de tiempo, lo que nos llevará a tener una época por demás emocionante, para bien y para mal.

Lo más emocionante de todo es una sucesión de shocks positivos y negativos en pocos días, pero tiene la consecuencia de hacer que uno se quede tambaleando, sin saber muy bien dónde está parado, y puede, quizás, tener consecuencias funestas para el desarrollo futuro del individuo si esto sucede a edades tiernas, o provectas, o clásicamente problemáticas, como los múltiplos de siete o todas las terminadas en cero.

Se pueden hacer una mejor idea de lo que trato de describir acá. Gracias por la paciencia.

19 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo más tremendo de todo es que, por mucho que nos quejemos cuando sufrimos esos shocks (sean del tipo que sean), los echamos en falta cuando no los padecemos.

En fin, qué tremendo todo.

Por cierto, no he podido acceder a la página del último enlace que pones. Shocks técnicos, supongo.

Abrazo orgiástico.

Peter dijo...

Impresionante lección. Estoy por enmarcar este post, sinceramente.

Salud!

!D

Ulschmidt dijo...

Interesante e inteligente lo suyo, como siempre.
Llevada al extremo esta tesis indica que todos tendermos a la felicidad crucero para la que estamos genéticamente dispuestos. Un tipo alegre seguirá siendo jocoso aún en la cárcel, el sanatorio o la miseria y un cascarrabias se arreglará para amargarse viviendo en un palacio. Y, la verdad, uno conoce gente que es un poco así, en ambos casos.
Y también sabemos que golpes muy seguidos o muy fuertes al final quiebran el ánimo. O que una suerte extraordinaria y continua no puede dejar de endulzar el peor carácter.
Pero yo diría que su tesis es muy cierta en una amplia banda de acontencimientos dentro de una trayectoria vital.
(resulta que pasé una cierta parte de mi vida frente a un monitor, en una sala de control, al estilo de Homero Simpson, viendo cómo las variables se apartaban de lo programado y el mecanismo enviaba señales para ajustarlas. Aprendí que siempre debe haber algún desvío que produzca una reacción - y en la medida que la reacción es exitosa corrige el desvío pero entonces la señal de alarma (el susodicho desvío) se atenua y la reacción desaparece.
Por tanto a lo sumo estaremos asintoticamente cerca de la felicidad crucero, algunas veces, y otras bastante lejos y tratando de ajustar. )

Ana C. dijo...

Justo eso es lo que pasa, Ella, cuando vamos a nivel crucero nos aburrimos, necesitamos las emociones que nos causan estas perturbaciones. A lo mejor para tener cosas para contarle a nuestras amigas, o para escribir un blog, quién sabe... Me encanta que pases por acá!

Para que funcione el link me parece que tiene que funcionar java (no mucha más idea que ésa tengo). A mí me funciona en la PC y en la Mac.

Muchas gracias, Dan, me gustó mucho lo del marco. Bienvenido!

Ulschmidt, yo sabía que algo le faltaba a la teoría y era eso que usted acaba de poner, la media de largo plazo, determinada por los genes o por quién sabe qué.

Ana dijo...

Hace rato que lei tu post, y lo sigo rumiando. Me gustaría volver a conquistar mi felicidad crucero, aunque creo que cuando la tuve quería un pico más alto. Ahora estoy en un valle, por debajo de la línea base, y me cuesta pensar que pueda volver a encontrar mi línea "crucero". Bue, no se si fui clara, el tema me obsesiona en este momento, y me encantó tu post


Besos

Unknown dijo...

Qué buen post, Anita.
Desde que emigré, no dejo de plantearme cómo ser lo más feliz posible. Porque, al renunciar a ciertas cosas (como todo emigrante), tenía que ver cómo llenar ciertos vacíos.

Besos.

Anónimo dijo...

Termino de ponerme al día con tu blog, despues de un período sin internet. Además, gracias a un enlace en alguno de tus post anteriores llegue a un cuento de Quiroga genial. Saludos

Caracol dijo...

Lo peor es que en general la luz de freno no funciona...

Ana C. dijo...

Ana, al nivel de felicidad crucero terminás llegando siempre, estés por encima o por debajo, a menos que, como dice Ulschmidt más arriba, hayas recibido un golpe mortal. Lo que pasa es que siempre queremos más, como bien decís vos. El nivel medio no nos conforma nunca.

Patrizio, podríamos escribir algo que se llame: Los efectos de la emigración sobre la felicidad humana. Con una amiga una vez nos preguntamos: Si supieras cómo es, lo harías hoy? Lo de emigrar, claro. Nuestras respuestas no fueron del todo claras.

Matías, tanto no había como para ponerse al día, lo que a veces suele estar bien. ¡Menos mal que era sólo la falta de Internet la causa de tu desaparición! Supongo que pronto estarás de vuelta. Quiroga es un cuentista genial. ¿Qué cuento leíste?

Caracol, usted se refiere a las sorpresas? Pero de éso se trata! Un shock, por definición, es sorpresivo e inesperado y ahí se queda uno a veces, mirando el techo con la mirada en blanco.

Caracol dijo...

Pero algún avisito, una pista, algo, no vendría nada mal. De vez en cuando.

Ana C. dijo...

Pero usted, también! Quiere que le cuenten lo de la sexta en San Isidro, saber la próxima vez que se va a morir de felicidad, que le avisen si se le viene encima algo espantoso ¿quizás enterarse de cómo sale el partido del 8 de octubre en el Monumental?

Yo también, pero me temo que eso no nos haría más felices.

A-X dijo...

Hola...
maravillosas palabras. Llegué a vos por un comentario que dejaste en otro blog donde comentabas un cuento de cortázar... y me quedó dando vueltas... porque cortázar era obseso de los subtes. Gracias por dispararme estos recuerdos.

Un beso

Andy

Caracol dijo...

Lo del partido puede que si, ojo

Anónimo dijo...

Leí una recopilación que se llama cuentos de amor, de locura y de muerte. Genial, uno mejor que el otro, aunque como era de esperarse por mis gustos, la gallina degollada resultó mi preferido

Anónimo dijo...

Hola Ana C., encantadisima de conocerte. Muy bueno este post.
Pensaba que un cierto trabajo con uno mismo, divan le dicen, pueda dar como resultado un "alzamiento" del nivel cruzero o simplemente llegar a alcanzarlo mas seguido?
A vos que te parece?
Beatriz

Anónimo dijo...

¡Bienvenido Andy! ¿Sabe qué? Después de haber hecho ese comentario me quedó la duda y me fui a mirar en los cuentos completos del cronopio mayor. Cierto que Cortázar estaba fascinado por los subtes, pero yo el cuento ése que nombré no lo puedo encontrar por ningún lado. Ahora creo que cuando leí el cuento al que hice alusión pensé que lo podría haber escrito él y así quedó en mi memoria: como un cuento de Cortázar y no como uno del autor que ahora olvidé.

Caracol, lo del partido nos va a hacer felices aunque lo sepamos ese mismo día cuando termine. Si el resultado es el que queremos, claro.

Ja! Matías, ése fue el primer libro que yo leí de Quiroga, todavía me acuerdo del momento en que me lo prestaron. Y sí, la gallina degollada es el cuento más impresionante de ese libro. Una joya.

¡Qué buena observación, Diet Bridget! Es cierto que muchas veces uno no se da cuenta de qué parte de la vida está atravesando. Lo peor es no darse cuenta de que uno está siendo feliz hasta muchos años más tarde.

Puede ser, Beatriz. Dicen que ciertos tipos de terapia consiguen hacer más feliz a la gente. Pero yo me pregunto si habrá que salir corriendo al psicólogo cada vez que la vida nos da un sacudón inesperado.

Anónimo dijo...

Pero no! por favor, nada de salir corriendo solo cuando la vida nossacude. Yo creo que la terapia es uin camino que emeprendemos y que dura mucho. No estoy ni si quiera estoy segura que aumente el nivel dew felicidad...imaginate
un abrazo

PartyAnimal dijo...

Lo que a mi me parece con respecto a la felicidad es que no se puede ser feliz o infeliz todo el tiempo.
Creo firmemente en encontrar la felicidad en las pequeñas cosas de la vida, el primer beso, el olor a pan recien horneado, ver un hermoso atardecer,etc. Sin necesidad de esperar grandes shocks, que, ojo tambien ayudan para ser feliz...

Ana C. dijo...

Y sí, así es, Partyanimal. La felicidad se encuentra seguro en esas pequeñas cosas de siempre. Pero de vez en cuando la vida se encarga de darnos sorpresas y ahí...

Qué pasa que no estás de Nuit Blanche?