martes, 20 de noviembre de 2007

La incongruencia del lujo

En los supermercados belgas suelen poner el kiosco de diarios y revistas cerca de las cajas, para que uno se distraiga y se entretenga leyendo algo mientras hace la cola para pagar. El caso es que sábado por medio me tiento con alguna de esas revistas para mujeres bien brillantes donde dos o tres artículos bastante superficiales se pierden entre las páginas de moda, de dietas, de recetas de cocina y, sobre todo, las páginas y páginas de publicidades de cosméticos, cremas caras y perfumes.

Esta semana me tenté con una que en la tapa decía:

la paz
el espacio
el agua
la belleza
el tiempo
el silencio
la simplicidad
estar bien

El verdadero lujo

Y yo, que ando buscando ideas para vaciar mi casa de todo lo que sobra, me dije, a ver si esta vez es algo original, y muestran cómo hace uno para sentirse rodeado de lujo sin comprar nada. Me llevé la revista a mi casa, impresa en papel reciclado, y adentro todo era lo mismo. Algunos artículos y entrevistas y en el resto, páginas y páginas de publicidad de cosas carísimas. ¡Hasta una crema para las arrugas de 600 euros había!

Todavía estoy leyéndola, así que hay que reconocerle algo más de contenido que a las otras, pero la primera conclusión a la que llegué es que, según esta revista, para disfrutar de los lujos simples primero hay que poder deselegir los otros.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Memoriosa

Mi primer recuerdo "político" es del día que derrocaron a Onganía. Mientras escuchábamos las noticias en la radio siempre desintonizada y chirriante de mi madre, ella me enseñaba a hacer barquitos de papel. A lo mejor fue porque lo aprendí ese día, o no, pero es lo único parecido al origami que sé hacer de memoria.

miércoles, 31 de octubre de 2007

El vigaucho

Salimos a la calle y los primeros fresquetes invernales ya se empiezan a notar en Bruselas. Mi hijo menor se pone menos ropa que la que cualquier madre con un cierto sentido de la responsabilidad aceptaría y entonces se sucede el siguiente diálogo:

-Abrigate un poco, nene.

-Mamá, dejame ¿no ves que soy un vikingo? -dice, mientras saca pecho y se inventa músculos.

-No, abrigate más, mocoso, que vos no sos todo vikingo. Nomás sos medio vikingo.

-Ah, sí! -Y se le abren los ojazos mientras la idea le pasea por el cerebro.

-Medio vikingo, medio gaucho, -me río y le saco la lengua.

-Un vigaucho! -exclama. No, mejor un gaukingo!

Inventa palabras, se ríe. Y se abriga, el mesticito.

domingo, 28 de octubre de 2007

Voto de emigrante

Al final, anoche casi no me podía dormir, con la anticipación de mis primeras elecciones argentinas después de 20 años. Hoy a la mañana, no hablaba de otra cosa, hasta que recibí un "Bueno, ya está bien" a tres voces.

Me fuí para la embajada esperando encontrar allá, por lo menos, mejor ambiente. Pero tampoco. Lo primero que me crucé fue otro ejemplar de argentina que iba a "justificar el voto". Cómo ¿no votás? -le pregunté. No, yo no voto, ni quiero votar -me contestó, de lo más seria.

-Vos sí votás, Ana ¿no? -me preguntó la presidenta de la mesa.
-¡Obvio! -exclamé, de lo más entusiasmada.

Pero yo estaba de lo más convencida que votaba con domicilio en Bruselas y que eso de votar autoridades nacionales, como me habían informado en la convocatoria que recibí hace como un mes, implicaba que sólo podía elegir al presidente y para eso me había preparado.

Flor de sorpresa me llevé cuando me enteré que votaba autoridades nacionales en el distrito que fue mi último domicilio en Argentina, es decir la Ciudad de Buenos Aires, y que además del presidente tenía que elegir senadores y diputados. Caramba.

Empecé a mirar por todos lados y lo único que encontraba eran las listas de los partidos pegadas a las paredes del pasillo de entrada. Me puse a temblar, horrorizada con la idea de tener que votar en blanco o, peor todavía, a ciegas. Adentro están las listas de los candidatos -me dijeron, y me tranquilicé un poco.

Monopolicé la entrada durante por lo menos media hora hasta que me terminé de estudiar todas las listas. Y voté para presidente, diputados y senadores nacionales por la Reina del Plata haciendo la combinación más rara que hice nunca.

Media hora más tarde suspiré y dije en voz alta: "Estoy bien contenta con lo que voté".

Y así es. Mis candidatos no entran ni primeros ni segundos pero eran, creo, lo mejorcito que andaba por las listas.

Y ahora sólo nos queda esperar cuatro años de buen gobierno.

lunes, 15 de octubre de 2007

Decidiendo

Parece que la suerte del irlandés alcanzó hasta las semifinales y bien así, sino este blog se iba a transformar en lo más aburrido de la blogosfera.

Mientras tanto yo intento decidir qué voy a votar el 28, así que se aceptan sugestiones. Pero fundamentadas, eh.

Hace 20 años que no voto en Argentina y estoy casi ilusionada como la primera vez.

lunes, 1 de octubre de 2007

SMS

Ayer a la noche mi móvil hizo el ruidito que hace siempre cuando llega un mensaje. Cuando lo leí decía:

Big respect for Argentina –well done! They can get into semi and maybe the final too. Good luck!

Lo firmaba un irlandés.

domingo, 23 de septiembre de 2007

El mejor domingo del año

Todos los años, el penúltimo domingo de septiembre Bruselas tiene un día libre de autos. Ese día, las 19 comunas de la ciudad dejan circular solamente colectivos, tranvías, taxis y algunos autos que piden un permiso especial bastante difícil de obtener y así las calles quedan libres para caminar, correr, andar en patines, bicicleta, monopatín, skateboard o lo que a uno se le ocurra. La gente entonces se aprovecha y se adueña de la ciudad desde muy temprano.

La gente, en realidad, se pone eufórica, sobre todo porque desde que la ciudad adoptó esta costumbre, en ese penúltimo domingo de septiembre siempre ha tocado buen tiempo y el día, la ciudad y sus calles se pueden aprovechar al máximo. Este año tampoco fue la excepción.

Como si los dioses del buen tiempo estuvieran de acuerdo con que el automovilismo privado es una maldición para el planeta, después del verano más horrible que haya tocado en los últimos veinte años, el domingo sin autos fue un día maravilloso, que amaneció con un sol resplandeciente, una luz otoñal que se reflejaba y se filtraba en las hojas ya medio amarillas de los árboles y una temperatura perfecta: 21 °C a las 10 de la mañana que se fueron haciendo 25 °C o 26 °C a eso de las 3 de la tarde. Andar en bicicleta por las grandes avenidas y los boulevards fue realmente disfrutable, sobre todo porque con los años la gente ha aprendido a respetarse y los ciclistas, los peatones y los patinadores ya no creen, como al comienzo, que un día sin autos es lo mismo que un día donde todos tienen derecho a circular como a uno se le antoje sin parar delante de los semáforos o andar a toda velocidad aplastando nenes y viejitas.

Las aves de mal agüero, por su parte, nos anuncian que posiblemente éste sea el último día libre de autos en una Bruselas belga. Por supuesto que desde este blog esperamos que no tengan razón, pero los ruidos de rotas cadenas se hacen sentir cada vez más fuerte. Para una descripción de los orígenes del desacuerdo, este post de Matías lo explica tan bien que volver a hacerlo sería redundante. Esta vez, sin embargo, las predicciones están causadas por la incapacidad de los partidos políticos ganadores en las últimas elecciones legislativas de formar gobierno a pesar de los 105 días transcurridos desde las elecciones.

Los 105 días sin gobierno no son ninguna rareza, el récord es de 1988 cuando se tardó casi 150 días en lograr el acuerdo necesario. Pero dicen las malas lenguas que solamente dos cosas unen a los belgas: Bruselas y la deuda externa. La deuda externa posiblemente se la podrían repartir proporcionalmente pero ¡Bruselas! Bruselas es la Jerusalem belga.

Bruselas está dentro de Flandes, pero es, en su mayoría, francófona. A los flamencos les gusta decir que es la capital de Flandes pero nadie lo acepta seriamente. Tiene una población extranjera bastante importante –africanos de las ex-colonias, muchos magrebíes que inmigraron en los sesenta, toda la eurocracia– que aprendió a hablar francés pero no flamenco y, además, es la sede de las instituciones europeas, la "capital" de Europa. Y aunque no se note demasiado en la calidad de sus servicios públicos pero sí en la cantidad de autos de lujo con los que uno se cruza casi todos los domingos menos éste, parece ser que es una de las tres regiones más ricas de Europa.

Las alternativas son varias, pero ninguna demasiado convincente. Sea como capital de Flandes, capital de Valonia o capital de Europa, aparecen más detractores que auspiciantes. En todo caso, con tantas discusiones separatistas, los que se sienten belgas y no otra cosa han salido a relucir. Hoy, mientras recorría las arboladas avenidas en bicicleta disfrutando del mejor día de sol de los últimos cuatro meses, descubrí, colgadas de muchísimas ventanas, un sinnúmero de banderas belgas, banderas de la Bélgica unida que muchos no quieren ver desaparecer.

Ahora estoy considerando seriamente colgar una bandera belga del balcón. Tengo que confesar que para mí sería bastante traumático que Bélgica se separe y que Bruselas termine siendo la capital de algún país que todavía no existe.

En otro orden de cosas, en Alemania ha aparecido una diputada carnotista.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Descendiente de argentinos

Mi hijo mayor está engripado, no va a la escuela y, en el medio de su embotamiento lleno de mocos y dolor de garganta, mira más televisión de la recomendable. Llego a casa y me cuenta que vio en MTV a una rapera francesa que canta sobre la Argentina. Y entonces la descubrimos juntos.

Keny Arkana, medio francesa, medio argentina, una jovencita furiosa y militante, una rapera de protesta, la nueva poetisa del rap francés, nació en Marsella en 1983, hija de una francesa y un argentino. Rebelde desde chiquita y con una infancia difícil, se va de su casa muy temprano, pasa su adolescencia de asilo en asilo y es ahí donde empieza a rapear a los trece años para sus compañeros de instituto.

En general, el rap es un género bastante machista, hay muy pocas chicas raperas y las que hay son bastante masculinas. Pero Keny es un poco distinta con su aspecto frágil y unas letras que insisten en denunciar las injusticias de la globalización y que se destacan por su sensibilidad, su poesía y una forma un poco rabiosa de ver las cosas aunque sin cargarlas de demasiada ideología.

Me encantó el video que me mostró mi hijo y descubrir, cuando empecé a averiguar más sobre esta chica, que es descendiente de argentinos.



Ah, y por ahí aparece la camiseta de la que hablábamos acá.

domingo, 16 de septiembre de 2007

Premios y memes

Con apenas dos días de diferencia este blog recibió 2 premios: uno al blog que hace pensar, por parte de Alicia R., y otro al blog solidario, por parte de Zorgin y de Alex. En realidad, estos premios son una especie de versión elaborada de los memes, simpática costumbre que sirve para enlazarse mutuamente y muchas veces conocer nuevos blogs. De todas formas, recibirlos me hizo sentir muy halagada y orgullosa, sobre todo por venir de quien vienen, pero además, en mi caso, me cuesta sentir que los merezco, así que tardé un poco en elaborar una respuesta. No hacerlo sería lo mismo que no ser capaz de mostrar lo agradecida que estoy y ser una antipática tremenda, así que continúo la saga con este post, matando dos pájaros de un tiro.

Empiezo por el blog que hace pensar. La idea la tuvo una blogger norteamericana que decidió abandonar la historia de los memes no sin antes darse el gusto de inventar uno ella misma. La idea es copiar las reglas y proponer cinco blogs que lo dejan a uno pensando, lo que hago a continuación.

1.- Si alguien te otorga el premio, escribe un post con los 5 blogs que te hacen pensar.

Pensando, pensando, decidí que los blogs que a mí me hacen pensar son los de

Ulschmidt, porque escribe de todo y es genial.
Antonio de la Fuente, porque es culto, inteligente y un poeta.
Miguel Olivera, porque me explica bien cosas que a veces se me escapan.
El Chukustako, porque escribe unos cuentos alucinantes, duros y bellísimos.
Dan, porque trata al castellano de una manera que me deja tan sin respiración que consigue ser el único blog con fondo negro que leo.

2.- Enlaza el post original, así la gente puede encontrar el origen del mismo.

Post original

3.- Exhibe o muestra el "Thinking Blogger Awards" con un enlace del post que tu mismo escribas. Hay dos modelos de botón para mostrarlo en el blog, plateado o dorado.


Lo del blog solidario tuvo su origen aquí y la idea es un poco la misma, así que no repetiré las reglas de puro vaga, lo único que cambia es que hay que elegir 7 blogs, en lugar de 5.

En el mundo de los blogs, hay muchas clases de blogs, hay blogs periodísticos, hay blogs de literatura, hay blogs egocéntricos, hay blogs de nada y de todo, como éste, hay blogs dedicados a temas específicos como las mujeres, los hombres, el sexo, el fútbol, el ajedrez, la fotografía, la cocina, el turismo, la arquitectura, la economía, lo que a uno se le ocurra.

Pero hay un tipo de blogs muy especial y raro, aquellos blogs que tienen su propia razón de ser y sus cualidades específicas pero que, además, por alguna razón u otra, consiguen formar un círculo de habitués que se terminan haciendo amigos, se encuentran allí casi todos los días y se acompañan en las buenas y en las malas. Tengo la impresión de que muchos de esos blogs han sido el origen de muchas amistades reales con bastante futuro y eso siempre me pareció admirable. De más está decir que este blog no entra en esa categoría, pero igual me pone contenta que Alex y Zorgin lo piensen así.

De todas formas, mi lista de blogs solidarios es la que sigue:

Zorgin, porque creó una cantina virtual donde la gente se reune a conversar y discutir alrededor de sus historias.
Alex, porque es una mujer sensible, cariñosa, inteligente y creativa.
Caracol, porque es un romántico bastante simpático que a veces escribe folletines.
Duda Desnuda, porque con su sensibilidad ayuda a desnudar la de los otros.
Mar de vientos, porque es la que creó el lugar común de encuentro de los blogueros argentinos en Europa.
Patrizio, porque tiene un lugar donde todos se reunían a delirar, aunque ahora lo tiene medio abandonado.
Ana y Alicia R., porque armaron juntas un blog, al que supongo pronto daré buen uso, donde los padres de adolescentes pueden contarse sus penurias.

Y a ellos les otorgo este premio:


Este es el primer meme en el que participo y seguramente será el último. Da un flor de trabajo armar un post así.

Por último, no serán considerados ni desagradecidos ni antipáticos si no lo continúan.

lunes, 10 de septiembre de 2007

27 años no es nada

Hasta hace poco, yo tenía una pequeña lista de estrellas de rock a los que quería escuchar en vivo. Por esas cosas que tiene la vida, la lista quedó completamente vacía este año, ya que un poquito después de los Rolling Stones, a los que ya había visto hace unos años en Copenhague, pasó Lou Reed por Bruselas y justo mi penúltimo día de vacaciones, en una conjunción de casualidades de lo más improbable, conseguí ver al único grupo que no creía posible ver jamás reunido, mi banda preferida de los ’80.

En una época yo solía decir que tenía una banda preferida de los ’60, otra de los ‘70 y otra de los ’80. A partir de los ’90, ya no fui capaz de elegir nada y además el tema dejó de importarme. En cuanto a la clasificación por décadas, también dejó de tener sentido cuando los Rolling Stones volvieron a reunirse y a recorrer el mundo. Dicen que mi grupo preferido de los ’70 mejoró con los años, pero yo nunca lo descubrí. Por alguna extraña razón, nunca estuvo en mi lista de conciertos imperdibles.

Mi banda preferida de los ’80 pasó por Buenos Aires demasiado temprano, los ’80 apenas habían empezado y yo todavía no iba a conciertos de rock. Lo peor de todo fue que una de mis compañeras de colegio tenía entradas gratis para el concierto que dieron en una discoteca famosa de la época y no sé porqué ese fin de semana no nos pusimos de acuerdo para ir. No paré de arrepentirme durante años. Cada vez que releía una reseña de esos conciertos de diciembre de 1980, el fin de semana después de que mataron a John Lennon, me daban ganas de volver el tiempo para atrás. Pero la vida da vueltas de lo más raras. Al igual que muchos otros veteranos, este año The Police volvió al ruedo y su paso por Dinamarca coincidió exactamente con el mío.

¡Claro que no me los iba a perder! Y menos con mis dos hijos insistiendo para comprar entradas. No podríamos haber estado en Aarhus ni el día anterior, ni el día después, sólo ese medio día que incluyó cena en casa de unos amigos y otra vez concierto en un parque, esta vez en una nochecita húmeda y fría de principios de septiembre, equipados con medias de lana, botas de goma, bufanda y guantes, pisando un césped bien mojadito después de un verano completo de lluvias y con un cielo que amenazaba lo peor.

Tengo que reconocer que yo llegaba a ese concierto con mucho escepticismo. Después de 27 años de esperarlo y de haber visto unos videos por la tele de unos ensayos que no me convencieron para nada, iba preparada para cualquier desilusión. Creo que lo peor hubiera sido que tocaran todo exactamente igual que en los ’80, o que todo fuera una farsa mecánica destinada a llenar las arcas de tres músicos decadentes.

Por suerte, no fue así. Aunque los tres maduros caballeros ya no exhiben todo el glamour artificialmente rubio de los ’80, cuando nos tenían a todas las teenagers de la época completamente embelesadas, de decadentes no tenían nada. Bueno, sí, al bajo de Sting se lo veía un poco descascarado, como si estuviera usando el mismo que usó durante los últimos treinta años, no tuviera plata para comprarse otro o le tuviera muchísimo cariño al que tiene.

Todo era felicidad en el concierto, tanto sobre el césped, donde la presencia de un montón de cuarentones contentos le daba onda a la cosa aunque a mi hijo mayor le hace decir que lo aburrido de ir a estos conciertos de artistas veteranos es que los espectadores son todos viejos y no bailan –como si bailaran más en los conciertos de Xzibit o cualquiera de esos raperos raros a los que los suelo acompañar–, como sobre el escenario, donde a Sting se lo veía reírse todo el tiempo en compañía del legendario Andy Summers y del legendario Stewart Copeland (sic), al legendario Andy Summers se lo veía tocar la guitarra sin parar de sonreír y el legendario Stewart Copeland se escondía detrás de un enorme par de anteojos, una vincha en el pelo y una cantidad de aparatitos electrónicos que le otorgaban un aspecto bastante estrafalario.

En su composición más simple, sin vientos, sin coros y sin teclados, tocaron todos y cada uno de sus clásicos y unas versiones preciosas de algunas de las canciones menos conocidas, mis preferidas de la noche fueron Wrapped Around Your Finger a la que Stewart Copeland llenó de campanitas, cascabeles, platillos y hasta un gong y Walking In Your Footsteps, el cuento de los dinosaurios que se extinguen. La primera vez que se fueron terminaron, como no podía ser de otra manera, con Roxanne, al volver tocaron tres o cuatro canciones más dándole al fin el gusto a mi hijo mayor con Next To You.

Y yo también me dí el gusto, después de 27 años. No creo que haya sido exactamente lo mismo, pero fue un buena compensación.

domingo, 19 de agosto de 2007

Hallazgo

Después de la historia del gato, tocó una tarde medio cortazariana. Descubrí que daban Blow up en el cine que a mí más me gusta de Bruselas, así que me preparé leyendo Las babas del diablo, otro cuento ambientado en mi isla preferida, y me fui a verla. Al volver a casa y de pura casualidad, en un blog encontré el video de una entrevista televisada al cronopio mayor. Es larguísima, era imposible verla todo el tiempo sentada frente a la compu, pero me gustó tanto el comienzo que me armé de la plancha y una pila de ropa, instalé la tabla de planchar en el estudio y la vi hasta el final.

Julito... Tenía 63 años y parecía, por su entusiasmo y su entrega, un chico de 16 altísimo y con barba, mientras hablaba con el periodista y le contaba cómo se le habían ocurrido Casa Tomada y La autopista del Sur en su castellano lleno de erres guturales. En la entrevista cuenta algunas cosas que yo sabía y otras que no, su nacimiento en Bruselas, su infancia triste de niño prodigio, su relación con la universidad, el proceso de escribir Rayuela y todos sus otros libros, su estilo y sus costumbres de escritor, su vida de exiliado tardío y de lujo.

Recomendable para ver en combinación con una actividad paralela que no consuma más atención de la necesaria. Cortázar sirve hasta para soportar la plancha.

Además, para el que le interese, en Twitter hay un Proyecto Rayuela que está "leyendo" el libro en fragmentos de 140 caracteres como máximo. ¿Terminarán?

sábado, 18 de agosto de 2007

Animales salvajes

Hoy a la mañana tomaba el desayuno sentada frente a la compu y en eso siento un ruidito, un ruido raro que no tenía por qué estar allí, conmigo sola en casa. Me doy vuelta y me encuentro mirando frente a frente a un gato negro con patitas blancas.

Los dos nos pegamos un susto que nos tiró para atrás, pero en direcciones opuestas. Del susto ni le miré los ojos, que suele ser lo primero que me llama la atención de los gatos. El gato intruso había entrado por la cocina, que da al jardín, y subido lo más campante y silencioso por la escalera hasta el primer piso.

Decidida a echarlo, me levanto, y el gato, más asustado que yo, se subió al segundo piso. ¿Cómo hago para sacar este gato de mi casa? me pregunto y me quedé bien quieta, casi sin respirar, intentando resolver si bajaba a buscar una escoba o intentaba echarlo a revistazos.

El gato bajó, me volvió a mirar, y se puso a dar vueltas por todos los cuartos del primer piso buscando una salida, hasta que se metió en el living, dirigiéndose a la puerta que da al balcón. En algo estábamos de acuerdo, por lo menos, él quería salir y yo, que se fuera.

Conseguí cerrar la puerta y nos quedamos los dos encerrados en el living, a mí el corazón latiéndome como si estuviera encerrada con un tigre, o con una pantera negra, al fin de cuentas el gato debe ser el más salvaje de los animales domésticos.

El gato se fue derecho a la puerta y pegó un salto, dándose un flor de golpe contra el vidrio y se quedó colgado de las cortinas.

Imaginándome que en el próximo salto se me tiraba encima y se quedaba con las uñas enganchadas en mi pelo, o peor, en las pestañas, decido que la solución más inteligente es abrirle la puerta del balcón y hacia allí me dirigí encontrándome con un par de obstáculos para abrirla.

El gato, mientras tanto, después de darse otro golpe contra el vidrio, se subía a todos los muebles, dando vueltas desesperado por el cuarto. Al fin, conseguí abrir la puerta del balcón y salió. Tan asustado estaba el pobre que terminó escabulléndose por el rincón más raro y desapareció.

Hace uno o dos veranos una noche entró un murciélago por la ventana abierta y pasé por una odisea parecida. Parece ser que todos los animales salvajes deciden entrar a mi casa cuando me las tengo que arreglar sola para echarlos.

domingo, 12 de agosto de 2007

Twitter y The Kinks

Si yo no hubiera tenido la suerte de conocer a mi marido, creo que mi vida sería de lo más anárquica. Da fe de ello que cada vez que me quedo sola en casa, los horarios se me terminan de dar vuelta. Por lo menos, antes leía y veía películas. Ahora me pongo a pasear por Internet hasta que me aburro. Lo que fue el caso hoy. Y entonces caí en una trampa que venía evitando desde hace unos meses, Twitter. Es como bloguear, pero peor. Más corto, más inmediato, más impúdico.

Creo que la humanidad va a terminar desapareciendo por pura irrelevancia. En fin, lo que salva la noche es The Kinks.


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martes, 7 de agosto de 2007

Finite Incantatem

El año en que descubrí a Harry Potter, J.K.Rowling ya estaba bastante bien encaminada en eso de convertirse en la mujer más rica de Inglaterra y yo tenía un hijo de seis y otro de tres años a los que les encantaba escuchar cuentos antes de irse a dormir. Con la intención de comprar algún libro nuevo para el mayor, ese verano terminamos en una librería en Dinamarca y mientras yo curioseaba entre las novelas y los libros de decoración, mi marido se dejaba convencer por la librera para comprar tres novelas de una escritora inglesa que había escrito, según ella, una maravilla de la literatura infantil.

Esa noche, él les leyó el primer capítulo conmigo al lado. Apenas terminó de leerles y con los críos bien dormiditos, me apoderé del libro y no pude parar de leer hasta las tres de la mañana cuando lo terminé. Una mezcla de cuento de hadas y novela de aventuras, con misterios y magia y un montón de referencias mitológicas, todo eso situado a finales del siglo XX. ¿Qué más podía pedir una devoradora de cuentos desde la más tierna infancia como yo? La combinación de ser adicta a los cuentos y de la capacidad que tenemos las mamás para poner nuestro cerebro en sintonía con el de nuestros hijos hizo el resto.

En las dos noches siguientes me leí los otros dos, mientras mi marido y yo nos turnábamos para leerles el primero a los chicos, que habían quedado completamente enganchados con la historia, ya sabiendo que cuando terminara me iba a quedar con esa sensación de vacío que le queda a uno cada vez que termina una de esas novelas que lo internan en un mundo imaginario del que no quisiera salir. Pero como me pasa siempre, leo demasiado rápido, no hago pausas y al tercer día me había quedado fuera de Hogwarts, intentando ver más allá del tercer libro lo que pasaría en el futuro de los personajes.

El cuarto libro acababa de publicarse en inglés, así que me lo encargué pronto en Amazon y cuando llegó, descubrí bien contenta que tenía casi el doble de páginas que los otros. Lectura para dos días, por lo menos.

Por suerte, leer en voz alta no va tan rápido. Mientras les iba leyendo a los chicos, iba haciendo la relectura. A veces, después de leerles a ellos seguía leyendo yo sola. Al final, debo haber leído cada libro entre tres y cuatro veces. En los dos años que siguieron, Harry Potter ocupó muchísimo espacio en las lecturas familiares; éstas se alternaban, a veces había que leerle un libro a uno, otras veces al otro, mientras el padre le leía El Señor de los Anillos al más grande, yo le leía Harry Potter al más chico y así íbamos.

El quinto libro salió en el 2003, aunque lo esperábamos con bastante ansiedad y lo leímos con mucho placer, lo hicimos como un libro más, lo mismo que al sexto. Algunos misterios se resolvían, pero aparecían otros nuevos, conocíamos nuevos personajes o aprendíamos algo nuevo sobre los ya conocidos, los chicos se convertían en adolescentes y empezaban a tener penas de amor y el mundo se hacía cada vez más oscuro, tanto que uno de nuestros personajes preferidos terminaba muerto. Lo mejor de todo, creo que fueron todas las noches en las que después de hacerlos lavar los dientes y ponerse el pijama, nos metíamos los tres en mi cama para que yo, con un chico de cada lado, les leyera en voz alta entre medio y un capítulo por noche. Y ahora, después de siete años, llegó el séptimo, el que termina la saga.

La primera sorpresa que me llevé fue que apenas recibimos el paquete de Amazon, mi hijo mayor lo acaparó y no me dejó ni tocarlo. A la noche, cuando yo llegaba del trabajo, me tenía que pelear con él para poder leerlo. Al final, haciendo abuso de mi autoridad materna, conseguí sacárselo y terminarlo durante el fin de semana, lo que valió la pena. El libro no sé si es el mejor de todos pero termina toda la historia como tiene que terminar, cierra todos los hilos sueltos y deja una sensación de leyenda que creo que convertirá al cuento de este mago moderno en un clásico infantil que leerán los chicos de unas cuantas generaciones, además de los míos, que aprendieron a leer con Harry Potter.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Cerrado por Harry Potter

Que llegó después de lo prometido, pero antes de lo esperado. Sabrán comprender.