domingo, 21 de febrero de 2010

Sin GPS

Hay un barrio en Bruselas lleno de rotondas y de calles arboladas al que creo que conozco de memoria pero en el que últimamente me pierdo demasiado seguido. Debe ser porque es invierno y está oscuro. Salgo mal de una rotonda y,  distraída como voy, recién me doy cuenta que estoy yendo por el camino equivocado como a los 100 metros. El problema con las calles que salen de las rotondas es que se abren en diagonal, como los rayos de una bicicleta. Si uno agarra una distinta a la que tenía que elegir, pierde el rumbo y se aleja cada vez más del lugar al que estaba yendo. Cuando me doy cuenta que me equivoqué insulto un poco pero no me molesta demasiado. Perderse sirve para conocer caminos nuevos y cambiar de golpe las rutinas.

Pero al cabo de un rato, en ese barrio oscuro, no reconozco nada. Aparecen plazas que no había visto nunca, boulevares que quién sabe a dónde llevan, esquinas en las que no sé para qué lado doblar. Y todo eso mal iluminado, porque las ramas de los árboles que la municipalidad lleva años sin podar tapan todos los faroles. Así que ni sacar uno de mis amados mapas me sirve, porque ni siquiera consigo ver los nombres de las calles y, si los viera, no sabría si van para el Norte o para Sur, el Centro o las afueras.

Así, deambulo por un rato, dando vueltas y vueltas, ensayando a veces doblar a la derecha, otras veces a la izquierda. De vez en cuando me sobresalto un poco, las sombras no dejan ver lo que pasa, siento pasos atrás mío, sombras que se mueven, un gato que chilla como si fuera un bebé abandonado que llora, el aleteo de una paloma o el graznido de algún cuervo que se esconden entre los arbustos de los jardines vacíos.

Al final, doblo en una esquina y veo algo de iluminación al fondo de la calle que me lleva a una avenida que conozco. Ver las luces de la avenida, reconocer el sentido del tráfico, me tranquiliza. Descubro que estoy lejísimos de casa pero ya sé a dónde ir.

Mientras camino, pienso que, a veces, las calles sirven de metáforas de la vida.

9 comentarios:

Luciano dijo...

Esa sensación de alivio al ver las luces de la avenidad, muy buena descripción.
La cosa funciona así, se observa el lugar que se quiere recordar (la esquina) y se busca una marca geográfica distintiva constante, por ejemplo un árbol particular, un buzón, una reja, una puerta. Ahora bien, el día que te cambian la marca, sonaste.

Unknown dijo...

Debería haber hecho un entrenamiento previo por el barrio de Parque Chas. Saludos.

Ulschmidt dijo...

que poético y metafórico retorno de sus posts!
bienvenido sea. Resistamos el GPS y perdámonos unas cuantas veces más.

zorgin dijo...

como dijo Manuela, Ud anda por parque chass, que bruselas ni bruselas!
...un día de estos va a describir la última inundación del maldonado y nos va a contar que estuvo de viaje por venecia...
by the way, le contaron que en la última, hubo un personaje que con una lanchita cobraba 2$ por persona por cruzar pacífico?

mardevientos dijo...

Lindisimo posta Ana! Lindo Lindo!. Por momenots me preguntaba adonde querias llegar.. A ningun lado, solo nos estabas contando escenas de todos los dias, tuyas y nuestras tambien

Alex dijo...

exacto: perderse para encontrarse!

AAAAAAAAA dijo...

Borges que habria leido en algun libro de la Biblioteca Nacional, y doy fe hay de "Laberintologia", que para salir de un laberinto hay que tomar el camino hacia la izquierda siempre.


Pd: Que todo totalmente diferente tenes aca en este blog, Ana.

Saludos y en buena hora haberte leido

AAAAAAAAA dijo...

Me falto el verbo "decia" para que la frase tenga sentido

Y en la post data no es todo, sino Tono.

Saludos y dobles disculpas :D

Sisifodichoso dijo...

Caigo de casualidad aca por un link en sinesmero, pero me resulta imposible no identificarme de pies a cabeza con una buena parte de lo que decis, pero en particular con esto.

"Debe ser porque es invierno y está oscuro. Salgo mal de una rotonda y, distraída como voy, recién me doy cuenta que estoy yendo por el camino equivocado como a los 100 metros. El problema con las calles que salen de las rotondas es que se abren en diagonal, como los rayos de una bicicleta. Si uno agarra una distinta a la que tenía que elegir, pierde el rumbo y se aleja cada vez más del lugar al que estaba yendo."

Yo vivo en una ciudad vecina del norte donde me pasa exactamente lo mismo, por suerte, cada vez menos seguido.
No te voy a decir que me "costo", pero me tomo un par de dias acostumbrqarme a una ciudad que no estaba diseñada en forma de cuadricula. Aca cuando pifeas una calle, entre las curvas, firuletes y los cambios de nombre, podes terminar bastante lejos (si, lo digo por experiencia).
Deci que son lugares seguros, donde perderse solo significa conocer un lugar nuevo.

Los primeros meses, mientras estaba con entrevistas, 4-5 veces por semana, agarraba la bicicleta, apuntaba una direccion, y le daba como 1 hora en ese sentido. Despues agarraba el mapa que tenia en el bolsillo, y trataba de volver a casa. Asi se aprende.

Lindo post.