jueves, 21 de agosto de 2008

El Gran Cañadón de la Rue de la Loi

En Bruselas, uno baja del Parc du Cinquantenaire hacia el centro por la Rue de la Loi, que se llama así porque casi llegando al centro, enfrente del Parc de Bruxelles y del otro lado del Palacio Real, está el Parlamento Belga que posiblemente – o no, si las cosas salen bien – esté en camino a convertirse en obsoleto, lo que sería una lástima.

Pero de eso no trata este post, sino de otra cosa más rara. Hay un pedazo de la Rue de la Loi, el que va desde la Place Schuman, que es el centro político de Europa, hasta la Rue du Taciturne, justo a la entrada de un parquecito que parece un oasis de paz a la vera de un tráfico de los mil infiernos, donde se da un fenómeno atmosférico de lo más misterioso y del que yo no me canso de asombrarme. En ese tramo, la calle primero baja, hasta llegar al fondo de la vallée du Maelbeek, y después sube, todo en menos de 500 metros. A los costados, mientras vamos bajando, a la derecha está el famoso Berlaymont y enfrente, el Justus Lipsius, sede del Consejo Europeo. Casi al final de la bajada, a la derecha, hay un edificio con nombre de emperador, el Charlemagne y enfrente, pero un poquito en diagonal, un edificio bastante nuevo, también del Consejo Europeo, que se llama Lex 2000.

Y ahí, en esos 500 metros, en el medio de tanta burocrática civilización, sea invierno, verano, primavera u otoño, haya lluvia, sol, escarcha, nubes, 5 °C o 35 °C, granizo, nieve, truenos o relámpagos, sea el mediodía, la media mañana o la medianoche, vaya uno solo o acompañado, a pie o en bicicleta, concentrado o distraído, hay siempre viento. Uno no entiende muy bien por qué, porque todo parece de lo más pacífico, pero de repente es como si el aire se embolsara y se soltara al mismo tiempo entre todos esos edificios emblemáticos y uno se siente por un rato, apenas por un instante extrañísimo, en el medio de una tormenta de viento patagónico, y se queda boqueando sobresaltado, casi sin respiración, sorprendido y admirado de que pueda haber pasado eso nada más que por la rara conjunción de una bajada, una subida y tres o cuatro edificios casi transparentes.

13 comentarios:

Matias dijo...

Uf, qué lindos recuerdos me trajo tu post! A veces cuando iba a almorzar a alguno de esos edificios solía pasar por ahí para cortar camino. Muy lindo

Ulschmidt dijo...

Maravillosa descriptiva! A veces la leo a Ud. y me transporta a Jules Verne, en las lecturas de la niñez.
Una deformación profesional me lleva a proponer el "efecto Venturi", provocado por combinación geométrica de la cañada con los altos edificios raros - especialmente el Charlemagne - como responsables del viento súbito y tenaz. Pero mi espíritu, en verdad, desea que permanezca como un misterio.

Luciano dijo...

Yo llevaría barrilete.

chacall dijo...

Muy lindo ana.

Esta semana en la bloglosfera fue la de "peguele a ana, 3 tiros 2$"... pero no importa, a mi me gusta lo que escribe, sobre todo me gusta como escribe estas cosas ana...como se detiene en estos detalles imperceptibles a veces por tanta cotidaneidad que los misos tienen....

Este caso misterioso particular, me recuerda puntualmente a una esquina a 3 cuadras de casa, siempre que llego caminando en dirección este-oeste, y doblo en dirección norte-sur allí donde hay una muy pequeña plaza que ocupa 10 mentros de cada cuadra en la esquina, y 4 edificios nuevos, en medio de muchas casonas históricas, justo cuando doblo esa esquina y recorro algunos pasos, no importa si el clima venía siendo templado, una ventisca y una sensación de frío se apodera de mi.... nunca voy a saber si es real o es la idea que me quedó de alguna vez que doblé allí, un tanto desabrigado y una ráfaga fría me helo hasta el alma, y subrepticiamente mi imaginación me deposita nuevamente en aquel instante....

pero seguramente es un efecto que puede ser explicado mucho mejor con alguna teórica física como propone Ulschmidt, de todos modos, entre siempre que llego allí siento que entre esa esquina y yo hay algo personal...

saludos!

Anónimo dijo...

Le vent nous portera.

http://www.youtube.com/watch?v=hIkXK6rxt4c

Anónimo dijo...

Buen blog, buen artículo
Aquí dejo mi impronta

Un saludo

Miroslav Panciutti dijo...

Has descrito también esos trozos de Bruselas que casi me has llevado ahí. Y también has logrado dejarme intrigado con tan local y misterioso fenómeno. Cuando descubras las causas espero que publiques el correspondiente post. un beso.

Pedro Martín dijo...

Gracias por hacernos viajar, la idea del barrilete no es mala!!

Mi pregunta es, en Bruselas los repollitos, los llaman repollitos criollos? o repollitos de acá?

Diego Fonseca dijo...

Lo que diré no tiene demasiado que ver con Bruselas, ciudad fascinante --especialmente los fines de semana, cuando se va el personal de los organismos y los hoteles son una ganga.

Lo que diré es: me gustó (110%) tu post en "Lo real y lo ficticio" (Grillo Trubba). Y en cuanto a la pregunta que planteás: 73% no, 20% sí y el resto NS/NC dependiendo del día.

Me he dado un buen paseo por éste y por tu blog de economía. MB ambos.

Anónimo dijo...

Yo no pasé por ahí la única vez que he estado en Bélgica >< (estuve en otros sitios como Gante y sobre todo Brujas, la cual me enamoró). Pero este año pienso pasarme por la capital belga, y aunque sea una estupidez, intentaré caminar por ahí únicamente por curiosidad, que ya me ha picado el gusanillo :D.

Un saludo!

Anónimo dijo...

este post me hace acordar a mi definición de que la avenida pellegrini de rosario es la más fría del mundo, siempre hace 10 grados menos de sensación térmica que en el resto de la ciudad.

Ana C. dijo...

¿No será el mismo lugar del que habla Chacall?

LolaPapallona dijo...

Puffs, que ganas tengo de conocer Bruselas, buh...