miércoles, 6 de febrero de 2008

Línea B

Una chica preciosa, pero demasiado maquillada, toda despeinada y con el pelo muy sucio, se arregla sin parar el flequillo, extrañamente limpio y peinadito, para que le caiga de forma sexie sobre un solo ojo, intentando no perder de vista su reflejo en la ventanilla.

Un chico negro, enorme, al que no le falta ni un solo detalle para componer un personaje de película de negros y que sería la envidia de dos que yo conozco, escucha música (suponemos que rap) mientras mira con una mezcla de insolencia y desparpajo al resto de los pasajeros.

Un señor cincuentón mal vestido y con los ojos un poco chuecos nos hace pensar que la vida le debe haber pasado por encima a la misma velocidad a la que va el subte como dos, tres o cinco veces.

Una chica lindísima de perfil pero no tanto de frente mira pasar las estaciones con una cara tan triste que nos hace creer que cualquier tristeza que hayamos sentido o vayamos a sentir alguna vez sólo podría ser incomparablemente más pequeña.

Un montón de post-adolescentes muy ruidosos que consiguen hacerme preocupar por mi cartera pese a que suelo ser bastante relajada al respecto.

Una pareja enfrentada que aunque no deja de acariciarse se mira con una frialdad que yo reservaría para mis enemigos más detestados, si los tuviera.

Una señora sesentona que consigue combinar de una forma deliciosa el olor a tabaco del último cigarrillo que se fumó con el perfume que siempre me hace pensar que se diseñó especialmente para mujeres de esa edad y nada más que para ellas.

Tres chicas latinoamericanas que se cuentan la vida a los gritos y a las risas mientras me olvido de escuchar lo que dicen porque me distraigo tratando de adivinarles el acento.

Y una señora medio muerta de frío que buscando inspiración para ver qué le regala al cumpleañero de gustos frugales y necesidades más que satisfechas que le tocó por marido, se dedica a mirar a sus compañeros de viaje y a imaginarles el pasado, o el futuro.

16 comentarios:

Anónimo dijo...

Es interesante poder despegarse de las cosas, uno toma cierta perspectiva.

Es interesante aun, poderse despegar de uno mismo.

Deja de ser interesante cuando uno se despega tanto de uno mismo que las mimas cosas que lo justifican uno las observa como cosas que "le han tocado" en el reparto, y no elecciones propias.

Anónimo dijo...

me pareció brillante. una joyita.

arboltsef dijo...

Que precioso estuvo este post Ana. Muchas gracias.

Musgrave dijo...

Ana C, a veces cuando en mis viajes en el gusanote eléctrico no tengo que leer, mato el tiempo jugando con su mismo pasatiempo.

Eso si, mi prosa jamás podría contarlo tan bien como usted.

Ulschmidt dijo...

¿adónde queda ese subte? Me parece ver los personajes, en el traqueteo del vagón iluminado viajando por el tunel oscuro.

Fodor Lobson dijo...

Regálele un libro y ya!
;)

cansarnoso dijo...

Es la B de Belgica o Bruselas

Para el viejo Lacroze faltan los repartidores de estampitas, vendedores de la guía T para manejarse en la superficie.

Las lipotimias de los suicidas que se autoinfligieron una recocida de la ola de calor.

Por un momento pensaba que estabas de escapada en este pago. Hipótesis descartada por lo de arriba.

Aunque ...
músicos de charango, támpoco tienen allá?

Ana C. dijo...

Ah, Anónimo, cuando uno es consciente de la cantidad de casualidades que se tienen que cumplir al mismo tiempo para que pasen algunas cosas no se anima a hablar de "elecciones propias".

Mellizo, Árbol, gracias!

No sé, Musgrave, usted nos contó una vez una historia de un nene que vendía pancitos en el subte que no se le quedaba atrás a ésto.

Queda acá, Ulschmidt. En Bruselas también hay una línea B.

Le regalé otra cosa y se quedó bien contento, Fodor.

Me parece que el frío descartó la hipótesis, Cansarnoso. Los músicos de charango abundaban hace algún tiempo. Ahora pasaron de moda, me parece, o se hicieron tantos que se comieron la gallina de los huevos de oro.

Jack dijo...

Oh, que gran post. Redondito, cotidiano, atrapando desde la tangente atisbos de realidades ajenas.

ME ENCANTÓ.

Caracol dijo...

La verdad que me encantó.

Una forma realista pero con dejos tiernos y fascinantes !

Anónimo dijo...

La vida sucede como un viaje en subte. Lindo post.

Miroslav Panciutti dijo...

Muy bonito post. Apuntes rápidos de compañeros de viaje que sugieren las historias que llevan a cuestas. A veces tengo ensoñaciones fijándome en los que me acompañan en un vagón, o en un autobús. Repito: muy bonito el post.

Nicholas Van Orton dijo...

Es cierto, es un pasatiempo muy divertido.
Debiera existir el oficio de "espectador", consistente en una especie de servidor público que relate lo que observa, desde una óptica desenfadada y distante.

Está bueno ver pasar la vida, de cuando en vez. (Un tema de drexler dice algo así: "no quiero pasar la vida/sin que la vida pase a través de mí".

Muy bueno el post, al igual que el blog. Saludos desde el quinto infierno.

Alex dijo...

chapeau, doña, un retrato perfecto, si hasta estuve ahí de tan cercano el relato :)

Feliciti dijo...

A veces me sorprendo a mí misma tratando de adivinar las vidas de las personas que comparten conmigo un breve trayecto de autobús o de metro,y es fantástico observar tanta diversidad!!

Alex dijo...

Y vos qué harías????
pero para saber qué tenés que pasar por mi blog. Ah!, podes decir que no, eh????
besote