martes, 18 de diciembre de 2007

Invierno

Después de un otoño que duró 12 meses aunque con una corta interrupción, al final llegó el invierno. Un buen invierno, un invierno como debe ser el invierno, con cinco grados bajo cero a las 10 de la mañana, escarcha en el pasto del jardín, hielo en el parabrisas del auto que hace que se me congelen los dedos mientras lo raspo con esa cosita de plástico duro que guarda mi marido en el baúl del auto y que es una mezcla de peine y secador de piso, el cielo azul y transparente que presagia más días de frío y un vientito helado del norte que dice que esto va a durar.

Sin lluvia todas las estaciones son mejores. También el invierno cuando se acerca Navidad y todas las callecitas de Bruselas se adornan de luces y de guirnaldas como para ahuyentar la oscuridad de diciembre cuando ya es de noche a las cinco de la tarde.

Pero es una noche crocante, el frío se siente como cristales punzantes en las mejillas y las luces de Navidad iluminan la noche de diciembre mientras respiro el aire helado que trae apenas insinuado el olor a leño quemado en alguna chimenea de mármol de una maison ixelloise. Y también hace dar ganas de pasear.

11 comentarios:

Miroslav Panciutti dijo...

Uyyy, qué frío me has dado. Por estas latitudes las estaciones apenas son cambios de matiz. El invierno se resuelve con un chalequito liviano sobre una camisa de manga larga, y eso desde hace no más de mes y medio. Por un lado está bien evitarse los rigores del invierno (y también los del verano), pero a veces se añoran los climas contrastados. Un beso.

Ulschmidt dijo...

A mi también me transmitió el frío! Cuando menos, Papa Noel esta en su verdadero contexto allá en su barrio - no como aquí, que llega abrigado y repartiendo chocolate mientras cantan las chicharras...

Alex dijo...

crocante, magia con las palabras, beso y admiración

brasil dijo...

Maravilloso lo de noche "crocante". Por aqui es crocante el día con poca lluvia y arriba de 30° el pasto cruje efectivamente

Perdon por la ignorancia ¿que es un marmol "ixeluas"

Musgrave dijo...

Su prosa destila mucha felicidad.
Me da una sana envidia.

Alex de Seven dijo...

mucha magia pero ahora hacete cargo de mi ignorancia... twitter, anace, twitter, cómo le hago? ya se quien soy, ya me puedo loguear, ya cambié la configuración, ya escribí y ya te llamé, pero no sé cómo escribir en tu twitter, voy a shorar

Ana C. dijo...

Eso, los climas contrastados, Miroslav. Por eso se disfruta un frío como éste, que es muy raro en Bruselas, donde la constante es la lluvia. Un día tengo que ir a pasear por tu tierra.

Sabe, Ulschmidt? La Navidad es una fiesta que se siente más auténtica acá que allá, es como que adquiere otro sentido. Bah, a lo mejor es porque uno se acostumbra.

Alex, crocante es la palabra justa para describir esas noches, crocante como una lámina de hielo bien finita que se quiebra.

Brasil, no es el mármol, son las chimeneas en las casas de Ixelles, un barrio bruxelloise :-)

Musgrave, no envidie nada, que esos momentos nos llegan a todos, todo el tiempo.

zorgin dijo...

Describe Ud una navidad de libros de cuentos, un placer de solo imaginarla..., gracias por compartirla :)

montevideana dijo...

Quedáte adentro que te vas a resfriar.

¡Feliz y bloggero 2008!

Anónimo dijo...

Ana, además del viaje en tren hacia la India, ahora me debe la Navidad con frío. O, mejor dicho, me lo debo. Buen año.

Cuni dijo...

Uf! Tus relatos sobre Eurpoa dan ganas de pasear, todavía recuerdo el de un puente en el que me imaginé tomando cerveza. Je!