domingo, 23 de septiembre de 2007

El mejor domingo del año

Todos los años, el penúltimo domingo de septiembre Bruselas tiene un día libre de autos. Ese día, las 19 comunas de la ciudad dejan circular solamente colectivos, tranvías, taxis y algunos autos que piden un permiso especial bastante difícil de obtener y así las calles quedan libres para caminar, correr, andar en patines, bicicleta, monopatín, skateboard o lo que a uno se le ocurra. La gente entonces se aprovecha y se adueña de la ciudad desde muy temprano.

La gente, en realidad, se pone eufórica, sobre todo porque desde que la ciudad adoptó esta costumbre, en ese penúltimo domingo de septiembre siempre ha tocado buen tiempo y el día, la ciudad y sus calles se pueden aprovechar al máximo. Este año tampoco fue la excepción.

Como si los dioses del buen tiempo estuvieran de acuerdo con que el automovilismo privado es una maldición para el planeta, después del verano más horrible que haya tocado en los últimos veinte años, el domingo sin autos fue un día maravilloso, que amaneció con un sol resplandeciente, una luz otoñal que se reflejaba y se filtraba en las hojas ya medio amarillas de los árboles y una temperatura perfecta: 21 °C a las 10 de la mañana que se fueron haciendo 25 °C o 26 °C a eso de las 3 de la tarde. Andar en bicicleta por las grandes avenidas y los boulevards fue realmente disfrutable, sobre todo porque con los años la gente ha aprendido a respetarse y los ciclistas, los peatones y los patinadores ya no creen, como al comienzo, que un día sin autos es lo mismo que un día donde todos tienen derecho a circular como a uno se le antoje sin parar delante de los semáforos o andar a toda velocidad aplastando nenes y viejitas.

Las aves de mal agüero, por su parte, nos anuncian que posiblemente éste sea el último día libre de autos en una Bruselas belga. Por supuesto que desde este blog esperamos que no tengan razón, pero los ruidos de rotas cadenas se hacen sentir cada vez más fuerte. Para una descripción de los orígenes del desacuerdo, este post de Matías lo explica tan bien que volver a hacerlo sería redundante. Esta vez, sin embargo, las predicciones están causadas por la incapacidad de los partidos políticos ganadores en las últimas elecciones legislativas de formar gobierno a pesar de los 105 días transcurridos desde las elecciones.

Los 105 días sin gobierno no son ninguna rareza, el récord es de 1988 cuando se tardó casi 150 días en lograr el acuerdo necesario. Pero dicen las malas lenguas que solamente dos cosas unen a los belgas: Bruselas y la deuda externa. La deuda externa posiblemente se la podrían repartir proporcionalmente pero ¡Bruselas! Bruselas es la Jerusalem belga.

Bruselas está dentro de Flandes, pero es, en su mayoría, francófona. A los flamencos les gusta decir que es la capital de Flandes pero nadie lo acepta seriamente. Tiene una población extranjera bastante importante –africanos de las ex-colonias, muchos magrebíes que inmigraron en los sesenta, toda la eurocracia– que aprendió a hablar francés pero no flamenco y, además, es la sede de las instituciones europeas, la "capital" de Europa. Y aunque no se note demasiado en la calidad de sus servicios públicos pero sí en la cantidad de autos de lujo con los que uno se cruza casi todos los domingos menos éste, parece ser que es una de las tres regiones más ricas de Europa.

Las alternativas son varias, pero ninguna demasiado convincente. Sea como capital de Flandes, capital de Valonia o capital de Europa, aparecen más detractores que auspiciantes. En todo caso, con tantas discusiones separatistas, los que se sienten belgas y no otra cosa han salido a relucir. Hoy, mientras recorría las arboladas avenidas en bicicleta disfrutando del mejor día de sol de los últimos cuatro meses, descubrí, colgadas de muchísimas ventanas, un sinnúmero de banderas belgas, banderas de la Bélgica unida que muchos no quieren ver desaparecer.

Ahora estoy considerando seriamente colgar una bandera belga del balcón. Tengo que confesar que para mí sería bastante traumático que Bélgica se separe y que Bruselas termine siendo la capital de algún país que todavía no existe.

En otro orden de cosas, en Alemania ha aparecido una diputada carnotista.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Descendiente de argentinos

Mi hijo mayor está engripado, no va a la escuela y, en el medio de su embotamiento lleno de mocos y dolor de garganta, mira más televisión de la recomendable. Llego a casa y me cuenta que vio en MTV a una rapera francesa que canta sobre la Argentina. Y entonces la descubrimos juntos.

Keny Arkana, medio francesa, medio argentina, una jovencita furiosa y militante, una rapera de protesta, la nueva poetisa del rap francés, nació en Marsella en 1983, hija de una francesa y un argentino. Rebelde desde chiquita y con una infancia difícil, se va de su casa muy temprano, pasa su adolescencia de asilo en asilo y es ahí donde empieza a rapear a los trece años para sus compañeros de instituto.

En general, el rap es un género bastante machista, hay muy pocas chicas raperas y las que hay son bastante masculinas. Pero Keny es un poco distinta con su aspecto frágil y unas letras que insisten en denunciar las injusticias de la globalización y que se destacan por su sensibilidad, su poesía y una forma un poco rabiosa de ver las cosas aunque sin cargarlas de demasiada ideología.

Me encantó el video que me mostró mi hijo y descubrir, cuando empecé a averiguar más sobre esta chica, que es descendiente de argentinos.



Ah, y por ahí aparece la camiseta de la que hablábamos acá.

domingo, 16 de septiembre de 2007

Premios y memes

Con apenas dos días de diferencia este blog recibió 2 premios: uno al blog que hace pensar, por parte de Alicia R., y otro al blog solidario, por parte de Zorgin y de Alex. En realidad, estos premios son una especie de versión elaborada de los memes, simpática costumbre que sirve para enlazarse mutuamente y muchas veces conocer nuevos blogs. De todas formas, recibirlos me hizo sentir muy halagada y orgullosa, sobre todo por venir de quien vienen, pero además, en mi caso, me cuesta sentir que los merezco, así que tardé un poco en elaborar una respuesta. No hacerlo sería lo mismo que no ser capaz de mostrar lo agradecida que estoy y ser una antipática tremenda, así que continúo la saga con este post, matando dos pájaros de un tiro.

Empiezo por el blog que hace pensar. La idea la tuvo una blogger norteamericana que decidió abandonar la historia de los memes no sin antes darse el gusto de inventar uno ella misma. La idea es copiar las reglas y proponer cinco blogs que lo dejan a uno pensando, lo que hago a continuación.

1.- Si alguien te otorga el premio, escribe un post con los 5 blogs que te hacen pensar.

Pensando, pensando, decidí que los blogs que a mí me hacen pensar son los de

Ulschmidt, porque escribe de todo y es genial.
Antonio de la Fuente, porque es culto, inteligente y un poeta.
Miguel Olivera, porque me explica bien cosas que a veces se me escapan.
El Chukustako, porque escribe unos cuentos alucinantes, duros y bellísimos.
Dan, porque trata al castellano de una manera que me deja tan sin respiración que consigue ser el único blog con fondo negro que leo.

2.- Enlaza el post original, así la gente puede encontrar el origen del mismo.

Post original

3.- Exhibe o muestra el "Thinking Blogger Awards" con un enlace del post que tu mismo escribas. Hay dos modelos de botón para mostrarlo en el blog, plateado o dorado.


Lo del blog solidario tuvo su origen aquí y la idea es un poco la misma, así que no repetiré las reglas de puro vaga, lo único que cambia es que hay que elegir 7 blogs, en lugar de 5.

En el mundo de los blogs, hay muchas clases de blogs, hay blogs periodísticos, hay blogs de literatura, hay blogs egocéntricos, hay blogs de nada y de todo, como éste, hay blogs dedicados a temas específicos como las mujeres, los hombres, el sexo, el fútbol, el ajedrez, la fotografía, la cocina, el turismo, la arquitectura, la economía, lo que a uno se le ocurra.

Pero hay un tipo de blogs muy especial y raro, aquellos blogs que tienen su propia razón de ser y sus cualidades específicas pero que, además, por alguna razón u otra, consiguen formar un círculo de habitués que se terminan haciendo amigos, se encuentran allí casi todos los días y se acompañan en las buenas y en las malas. Tengo la impresión de que muchos de esos blogs han sido el origen de muchas amistades reales con bastante futuro y eso siempre me pareció admirable. De más está decir que este blog no entra en esa categoría, pero igual me pone contenta que Alex y Zorgin lo piensen así.

De todas formas, mi lista de blogs solidarios es la que sigue:

Zorgin, porque creó una cantina virtual donde la gente se reune a conversar y discutir alrededor de sus historias.
Alex, porque es una mujer sensible, cariñosa, inteligente y creativa.
Caracol, porque es un romántico bastante simpático que a veces escribe folletines.
Duda Desnuda, porque con su sensibilidad ayuda a desnudar la de los otros.
Mar de vientos, porque es la que creó el lugar común de encuentro de los blogueros argentinos en Europa.
Patrizio, porque tiene un lugar donde todos se reunían a delirar, aunque ahora lo tiene medio abandonado.
Ana y Alicia R., porque armaron juntas un blog, al que supongo pronto daré buen uso, donde los padres de adolescentes pueden contarse sus penurias.

Y a ellos les otorgo este premio:


Este es el primer meme en el que participo y seguramente será el último. Da un flor de trabajo armar un post así.

Por último, no serán considerados ni desagradecidos ni antipáticos si no lo continúan.

lunes, 10 de septiembre de 2007

27 años no es nada

Hasta hace poco, yo tenía una pequeña lista de estrellas de rock a los que quería escuchar en vivo. Por esas cosas que tiene la vida, la lista quedó completamente vacía este año, ya que un poquito después de los Rolling Stones, a los que ya había visto hace unos años en Copenhague, pasó Lou Reed por Bruselas y justo mi penúltimo día de vacaciones, en una conjunción de casualidades de lo más improbable, conseguí ver al único grupo que no creía posible ver jamás reunido, mi banda preferida de los ’80.

En una época yo solía decir que tenía una banda preferida de los ’60, otra de los ‘70 y otra de los ’80. A partir de los ’90, ya no fui capaz de elegir nada y además el tema dejó de importarme. En cuanto a la clasificación por décadas, también dejó de tener sentido cuando los Rolling Stones volvieron a reunirse y a recorrer el mundo. Dicen que mi grupo preferido de los ’70 mejoró con los años, pero yo nunca lo descubrí. Por alguna extraña razón, nunca estuvo en mi lista de conciertos imperdibles.

Mi banda preferida de los ’80 pasó por Buenos Aires demasiado temprano, los ’80 apenas habían empezado y yo todavía no iba a conciertos de rock. Lo peor de todo fue que una de mis compañeras de colegio tenía entradas gratis para el concierto que dieron en una discoteca famosa de la época y no sé porqué ese fin de semana no nos pusimos de acuerdo para ir. No paré de arrepentirme durante años. Cada vez que releía una reseña de esos conciertos de diciembre de 1980, el fin de semana después de que mataron a John Lennon, me daban ganas de volver el tiempo para atrás. Pero la vida da vueltas de lo más raras. Al igual que muchos otros veteranos, este año The Police volvió al ruedo y su paso por Dinamarca coincidió exactamente con el mío.

¡Claro que no me los iba a perder! Y menos con mis dos hijos insistiendo para comprar entradas. No podríamos haber estado en Aarhus ni el día anterior, ni el día después, sólo ese medio día que incluyó cena en casa de unos amigos y otra vez concierto en un parque, esta vez en una nochecita húmeda y fría de principios de septiembre, equipados con medias de lana, botas de goma, bufanda y guantes, pisando un césped bien mojadito después de un verano completo de lluvias y con un cielo que amenazaba lo peor.

Tengo que reconocer que yo llegaba a ese concierto con mucho escepticismo. Después de 27 años de esperarlo y de haber visto unos videos por la tele de unos ensayos que no me convencieron para nada, iba preparada para cualquier desilusión. Creo que lo peor hubiera sido que tocaran todo exactamente igual que en los ’80, o que todo fuera una farsa mecánica destinada a llenar las arcas de tres músicos decadentes.

Por suerte, no fue así. Aunque los tres maduros caballeros ya no exhiben todo el glamour artificialmente rubio de los ’80, cuando nos tenían a todas las teenagers de la época completamente embelesadas, de decadentes no tenían nada. Bueno, sí, al bajo de Sting se lo veía un poco descascarado, como si estuviera usando el mismo que usó durante los últimos treinta años, no tuviera plata para comprarse otro o le tuviera muchísimo cariño al que tiene.

Todo era felicidad en el concierto, tanto sobre el césped, donde la presencia de un montón de cuarentones contentos le daba onda a la cosa aunque a mi hijo mayor le hace decir que lo aburrido de ir a estos conciertos de artistas veteranos es que los espectadores son todos viejos y no bailan –como si bailaran más en los conciertos de Xzibit o cualquiera de esos raperos raros a los que los suelo acompañar–, como sobre el escenario, donde a Sting se lo veía reírse todo el tiempo en compañía del legendario Andy Summers y del legendario Stewart Copeland (sic), al legendario Andy Summers se lo veía tocar la guitarra sin parar de sonreír y el legendario Stewart Copeland se escondía detrás de un enorme par de anteojos, una vincha en el pelo y una cantidad de aparatitos electrónicos que le otorgaban un aspecto bastante estrafalario.

En su composición más simple, sin vientos, sin coros y sin teclados, tocaron todos y cada uno de sus clásicos y unas versiones preciosas de algunas de las canciones menos conocidas, mis preferidas de la noche fueron Wrapped Around Your Finger a la que Stewart Copeland llenó de campanitas, cascabeles, platillos y hasta un gong y Walking In Your Footsteps, el cuento de los dinosaurios que se extinguen. La primera vez que se fueron terminaron, como no podía ser de otra manera, con Roxanne, al volver tocaron tres o cuatro canciones más dándole al fin el gusto a mi hijo mayor con Next To You.

Y yo también me dí el gusto, después de 27 años. No creo que haya sido exactamente lo mismo, pero fue un buena compensación.