lunes, 19 de marzo de 2007

Dulce de leche, reloaded

A la vida de todo argentino emigrado llega, más tarde o más temprano, el momento en que se muere de ganas de comer dulce de leche. En los años que corren hay que reconocer que, gracias a los beneficios de la loada por algunos y vilipendiada por otros globalización, es bastante fácil encontrar dulce de leche en algún negocio perdido especializado en artículos sudamericanos o en algún supermercado que tiene una semana dedicada a los productos exóticos. Pero por la época en la que yo me fui de Argentina mi única oportunidad de comer dulce de leche era cuando mi madre me lo mandaba por correo o cuando me lo traía alguien que estuviera de paso por Dinamarca. Considerando que poca gente conocida alguna vez estuvo de paso por Dinamarca, esta última posibilidad no era más que eso, una posibilidad.

Por suerte para mí, a una de las tres mujeres que me enseñaron a cocinar se le ocurrió publicar el libro de cocina que yo más esperaba desde que me había mudado. Un libro que tuviera recetas de empanadas, guiso de lentejas, zapallitos rellenos, lomo a la pimienta, ñoquis, dulce de membrillo y, por supuesto, dulce de leche.

Por la época en la que empecé este blog, escribí un post sobre el dulce de leche, donde contaba que de vez en cuando lo hago y que me sale bárbaro, pero sin dar la receta. Pensé que ya no era necesario, ya que ahora todo el mundo puede comprarlo por ahí. Dicen que hasta hay unos argentinos que tienen una fábrica en algún lugar de Francia. Acá en Bélgica yo conozco por lo menos dos lugares donde lo venden, aunque nunca lo compré ahí, por ahora. Mi mamá me lo sigue mandando por correo y, en caso de urgencia, siempre está la receta de Blanca Cotta.

Que acá viene, a pedido de una argentina exiliada en Houston que me dejó el encargo en el hermano mellizo de este blog.

La receta original de Blanca Cotta (y link no hay, porque la señora todavía no tiene un blog) dice:

Ingredientes
4 litros de leche, 1 kilo de azúcar, 1 chaucha de vainilla y 1 cucharadita tamaño café de bicarbonato de sodio.

Preparación

  1. Hierva los cuatro litros de leche y cuélela al pasarla a otra cacerola pues la leche, al hervir, casi siempre sedimenta elementos sólidos. Para trasvasarla elija una cacerola muy grande, porque el dulce de leche cuando está por tomar su punto, trepa como un prófugo...
  2. Agregue a la leche el azúcar, la chaucha de vainilla y el bicarbonato. (Según mi mamá el bicarbonato es para que el dulce de leche no se corte y, además, para que tome color oscurito).
  3. Haga hervir a fuego fuerte todo el tiempo. ¿Vio cómo, al principio, el bicarbonato produce una espuma tremenda como si quisiera desbordar? (Por algo le dije que eligiera cacerola grande...)
  4. A medida que hierve, el dulce comenzará a espesar, como sucede cuando prepara almíbar. Revuelva de vez en cuando con cuchara de madera, para que el dulce no se pegue en el fondo de la cacerola.
  5. Cuando el dulce "rezongue" y espese como una salsa blanca liviana, retire la cacerola del fuego, apóyela en un fuentón (o piletón) que contenga agua fría y revuélvalo continuamente con cuchara de madera hasta que se enfríe. Enváselo... ¡y guarde la "raspa" para mí!
NOTA: siguiendo estas instrucciones "su" dulce de leche saldrá perfecto. Pero si a "su" vecina se le llegara a "cortar", dígale de parte mía que lo arregle así pero que me guarde el secreto: que lo ponga de a poco en la licuadora (o procesadora) ¡y lo licue!, (o procese). ¡Bárbaro!

Bueno, lo cierto es que la olla más grande que yo tengo debe tener una capacidad de unos diez litros, lo que excluye por completo la posibilidad de hacer esta receta así como está presentada. La primera vez que lo hice, usé la cuarta parte de todos los ingredientes, menos de la vainilla y me salió perfecto. Lo importante en la receta es lo de colar la leche, sino sale como arenoso. El bicarbonato es esencial, le da el color y, por algún proceso químico que a mí se me escapa por completo, retrasa el acaramelamiento. Es decir, cuanto más bicarbonato, más marrón se pone y más tarda en ponerse espeso. Una vez todos los ingredientes en la segunda olla, hay que tener cuidado con la intensidad del fuego. Al principio tiende a rebalsarse sin control. No hace falta cocinarlo a fuego fuerte todo el tiempo, la idea es ir encontrando el grado justo de calor para que hierva fuerte, pero sin volcarse. Lo de enfriarlo en la pileta de agua fría también es esencial, yo una vez me olvidé y se le hizo una cáscara horrible arriba y quedó líquido abajo. Al enfriarlo revolviendo termina de espesar y queda homogéneo, como debe ser.

Da bastante trabajo, hay que reconocerlo. Yo lo hago para darle el gusto a mis hijos cuando cumplen años y vale todo el esfuerzo. A veces me animo a hacerlo usando la mitad de los ingredientes. Lleva un poquito más de tiempo, pero compensa con creces.

19 comentarios:

Alex dijo...

qué laburo Ana c.
me encanta el dulce de leche, hice de chica una sola vez, en el campo. Una olla enorme y teníamos que revolver y revolver.
Demás está decir que los litros de leche recién ordeñada se perdieron en un pegote quemado y feo.

Unknown dijo...

Anita, en Bologna se me complicaba mucho más, pero era cuestión de rebuscar y algo se encontraba. De hecho, algún argentino afincado en Milán, hizo un dulce de leche que se vendía en mi supermercado amigo. No estaba mal (tampoco era gran cosa).
En Madrid, la cosa es mucho más fácil. Además de negocios específicamente argentinos, no es nada difícil encontrar artículos de nuestro país en los supermercados "normales".
Supongo que la situación en Bruselas debe ser más análoga a la que viví en Bologna ¿no?

mardevientos dijo...

De verdad, que trabajo Ana... pero debe ser hermoso ver crecer a tus hijos con la boca llena de dulce de leche en vez de nutella!!
hace un año conocimos a un argentino que crecio en Italia desde los 6 años, y apenas tuvimos confianza le preguntamos Dulce de leche o Nutella?
El contesto orgullosisimo Dulce de Leche...!Que mientras sus compañeros se mataban con la nutella, el hacia lo mismo con el dulce de leche..!
Ojala tus hijos digan lo mismo cuando tengan 30 años!

Ana C. dijo...

Sí, es verdad que da trabajo, pero normalmente lo hago a la noche, después de acostar a los chicos, una hora del día que uno usa para leer, internetear, mirar tele, o preparar una torta de cumpleaños con dulce de leche!

Je, en Dinamarca era un artículo totalmente exótico. Por esa época, cada vez que teníamos visita de una pareja mixta (léase una parte danesa y la otra de cualquier parte del mundo), el danés lo probaba nada más que por educación y con bastante desconfianza, mientras que el otro, casi siempre uno con origen mediterráneo, se quedaba completamente fascinado. Me acuerdo especialmente de un italiano y un israelita que me vaciaron un par de frascos.

Sí, la situación del dulce de leche en Bruselas se debe parecer a la de Bologna. Madrid de a poco parece Argentina, me dicen mis amigos españoles.

Y la verdad, un panqueque con Nutella palidece al lado de uno con dulce de leche.

FL dijo...

Nota de contratapa:
Al recorrer el camino inverso mi emigración me llevó a descubrir el dulce de leche, en lugar de extrañarlo.
Mi experiencia análoga es con la tortilla española. Si bien mucha gente la hace a este lado del océano, muy pocos la saben hacer bien. Para mi cumpleaños y alguna que otra ocasión especial hago una tortilla "como Dios manda", que tiene un éxito bárbaro y de la que nunca sobra nada.
¿sabores del mundo?

Ana C. dijo...

Y yo sabré hacer dulce de leche, pero una de mis mayores ambiciones es aprender a hacer una tortilla. Por ahora, me las arreglo de parásito. Cada vez que puedo, consigo que uno de mis amigos españoles me las haga. Y a todos les parece tan fácil...

Anónimo dijo...

Hace años conocí a un argentino al que su madre le enviaba el dulce de leche, como a ti. Acabé loca por él, pero esa es otra historia.

Besos dulces.

montevideana dijo...

Tengo una anécdota referente al dulce de leche: cuando mi madre era adolescente, un día puso a hacer dulce de leche en una cacerola sobre la estufa (de las de kerosén, con tubos y "hornallas"). Puso las cantidades necesarias y se fue a tocar el piano. Practicó 3 veces la misma pieza, y cuando volvió, revolvió un poquito y el dulce de leche quedó perfecto. Nunca más pudo hacer dulce de leche, por más que usó la misma cacerola, en la misma estufa y practicó la misma pieza.

Yo nunca emigré y no tengo fascinación por el dulce de leche hasta que algo se despierta en mí y clama: ¡¡¡dulce de lecheeeee!!!

Ana C. dijo...

Ella, ¡qué será lo que te volvió loca!

Alguna extraña conjunción de la química y de la física que se dió justo, justo en ese momento y nunca más se pudo repetir... Por eso, Montevideana, yo sigo confiando en las recetas. Cuando falla la magia...

Besos a las dos

Anónimo dijo...

Muy bueno; mi vieja nos hacía cuando éramos chicos, así como a ella se lo preparaba su mamá.
Ya ve que no se trata solamente de emigrados.
Aunque... vivir en Santa Teresita, como vivíamos cuando éramos chicos... ¿será algo así como un "fuera del país"?
Quiero decir: ¿alguien prepara dulce de leche en Buenos Aires, en pleno vértigo y ombligo de esta patria? Levanten la mano, ¿a ver?

montevideana dijo...

Vaya uno a saber qué pasó aquel día... yo creo que estaba mal lavada la cacerola, pero no le digo nada a mi madre para no ofenderla.

Cambiando el orden de cosas, creo que disfrutarás los últimos posts de www.lapetiteclaudine.com , sobre HP Lovecraft.

Besos!

Ana C. dijo...

Carlos, yo no conocí a nadie que hiciera dulce de leche casero en Argentina, salvo quizás mi padre, que era del tipo experimentador. La oferta y la calidad del producto es impresionante por todos lados, aunque mi preferido parece que no se fabrica más.

Montevideana, shhhh... No busques explicaciones tan prosaicas. Pasaré por ahí, aunque con ciertos resquemores. Nunca pasé tanto miedo como leyendo a Lovecraft.

Alex dijo...

ja! yo aprendí a hacer tortillas hace poco.

Alicia R. dijo...

Verdadera tragedia es la de las argentinas que vivimos en la Argentina, que estamos rodeadas de dulce de leche delicioso y barato,pero sólo podemos comerlo en dosis homeopáticas por los millones de calorías y grasa que tiene (snif)

Enrique Avogadro dijo...

Gracias por el post! Dan ganas de estar viviendo afuera para extrañar el dulce de leche y juntar pilas como para encarar la receta. Por mi parte, vivo básicamente a base de dulce de leche y aceite de oliva... el resto es relleno!

Ana C. dijo...

Alicia, yo soy de ésas a las que le gusta comerlo en dosis homeopáticas, una cucharadita de vez en cuando me basta y sobra, para decir la verdad. Pero cuando llega ese "de vez en cuando" la necesidad es insoslayable. Y la mejor compañía para las bananas y los panqueques es, sin duda, el dulce de leche.

¡Dulce de leche y aceite de oliva! Enrique, ésa sí que es una combinación rara! Pero la voy a probar un día que haga pan.

ibapsych2 dijo...

Recien hoy vi la receta del dulce de leche. Juro que lo hago, porque no aguanto mas. Infelizmente no tengo quien me lo traiga de Argentina (mi madre vive en Brasil y es Brasileira para peor) Ella no entiende la fascinacion de los argentinos con el dulce de leche. Y si, cada vez que Argentina y Brasil juegan al futbol, somos enemigas a muerte.

Gaviota dijo...

Ana
Seguis viviendo en Dinamarca? La verdad es que es un pais que siempre me fascino.
Para los argentinos nostalgiosos de recetas de Blanca Cotta, te cuento que empece un blog, en donde recopilo todas las recetas que fui juntando a lo largo de los anos. Ojala te guste!
Muy lindo blog!
Saludosn desde Londres

Gabriela

http://lasrecetasdeblancacotta.blogspot.com/

Vero dijo...

QUiero decirles que el dulce de leche es una de las mejores cosas que me pasaron en la vida.
Simpre lo supe, pero ayer que me pedi en Grido el gusto superdulcedeleche (es decir helado de dulce de leche, con ddl repostero), volvi a comprobarlo. Me encanta, yme hace muy feliz
gracias por compartir este tipo de cosas que suman a mi placer en la vida.
Salud y felicidad y ddl para tooodos!!!