viernes, 23 de febrero de 2007

¿Demasiado confiados?

Mi marido y yo, además de estar de acuerdo en que para hacer los hijos más lindos del mundo hacen falta una argentina y un danés, también estamos de acuerdo en que el país perfecto sobre el Planeta Tierra, sería una mezcla de Argentina y Dinamarca. Pero así como con los hijos no da lo mismo lo que se hereda, tampoco es irrelevante con qué cosas nos quedaríamos los dos de nuestros respectivos países y cuáles cambiaríamos con gusto.

Para las cualidades argentinas que tendría que tener ese país ideal, cederé la palabra a mis queridos lectores y los dejaré expresarse en los comentarios. Al fin de cuentas el ejercicio será doble, por un lado espero que aparezcan comentarios creativos y sorprendentes, por otro sería una forma de salir de esa costumbre irreprimible que tenemos los argentinos de protestar todo el tiempo, quejándonos del país en el que nos tocó en suerte nacer. Para tranquilizarnos un poco, voy a aclarar que esa es una cualidad que compartimos con los daneses, aunque sea difícil creerlo. Ellos, cuando están en su país, lo insultan y lo desprecian sin ningún miramiento, pero cuando están afuera, la nostalgia que les agarra es tan grande, que son bastante raros los que emigran para siempre. Encima, los que lo hacen, construyen una copia de su paisito en donde estén. Los que no me creen, pueden darse una vuelta por Tres Arroyos o Necochea para comprobarlo.

Así yo podré concentrarme solamente en lo que me gustaría ver trasplantado del Lejano Norte al Lejano Sur, el detalle que convertiría a la Argentina en el país que soñamos todos desde siempre. ¿Cuál es la clave para eso? La palabra mágica es confianza. La confianza que existe en cada uno con respecto a los otros y al resto de la sociedad, un concepto que ahora está muy de moda y que se llama "capital social". Mi primera experiencia con ese concepto fue reveladora, pero suficiente; descubrir que no hacía falta contar los vueltos, ni en los bares, ni en el supermercado, ni en el colectivo. Dedicarse a contar vueltos era, nomás, una pérdida de tiempo que se podía dedicar a otra cosa, como sonreírle a la camarera o decirle buen día al colectivero.

No hace falta ser demasiado imaginativo para empezar a descubrir todas las ventajas que tiene eso de tenerle confianza a los demás. Uno le cree al médico y no hace falta ir a ver a otro para que le confirme que no tiene cáncer, está seguro de que el farmaceuta no intentará venderle un remedio nada más que por venderlo, confía en que al comprar ese auto usado no le están vendiendo gato por liebre (aunque acá aconsejo igual tener un poco de cuidado, los vendedores de autos son un poco peor que el común de los mortales en todos lados), puede dejar sus cosas, incluída la cartera, en el aula mientras sale a fumar un cigarrillo con sus alumnos, sabe que los trámites se solucionan por teléfono, sin hacer cola y sin pagarle a nadie nada extra para que se solucione mejor, deja a los bebés durmiendo en la parada del colectivo mientras va a comprar el diario, está segura de que si el marido dice que se va de parranda con los amigos no se va a acostar con otra, y así.

En fin, después de un tiempo, uno se hace adicto a ese orden de cosas y baja demasiado la guardia, pero de eso se trata, justamente. Para los que dicen que la vida es aburrida en un lugar así, les aseguro que es mentira.

23 comentarios:

Alex dijo...

el hecho que de movida dejes constancia de esperar comentarios creativos y sorprendentes, me inhibe en mis actuales circunstancias, a saber, un resfrío atroz que ha dejado paralizada mi mente. Soy un gran moco, inmundo y además me duele la garganta.
O sea, cuando pueda hilvanar dos frases medianamente coherentes vuelvo.
Beso, anyway aunque por un rato quiero vivir allá

NegroShot dijo...

yo pregunto (siempre pregunto...)
Quien dijo que no se le pueden dar los buenos días igual al colectivero?

Ulschmidt dijo...

Es curioso pero yo siempre viví en partes de la Argentina donde hay bastante "capital social" - o sea, pueblos y ciudades chicas - Creo que Dinamarca tiene una homogeneidad cultural y étnica que Argentina no tiene y es la base de muchas de sus tensiones aunque aquí tampoco hay la estratificacíon social rigurosa del resto de sudamérica.

Ana C. dijo...

Espero que te mejores pronto, Alex, y que vuelvas.

Digamos que la predisposición a decirle buenos días al colectivero está condicionada a dos cosas, Negroshot: el tiempo que le queda a uno después de contar el vuelto y si el vuelto estuvo bien dado.

Yo supuse, Ulschmidt, que usted iba a reconocer la situación. Su descripción de Colonia Ulschmidt a veces describe lo mismo. Es cierto, lo de la homogeneidad cultural y étnica es clave, y se da mucho más fácil en pueblos o ciudades que en un país entero. Yo creo que en Argentina hubo un cambio bastante positivo al respecto desde que yo me fui hasta ahora, aunque todavía esté tapado por la debacle.

Luciano Cohan (Elemaco) dijo...

Uff ana, con todo lo que usted cuenta no puedo esperar a estar en dinamarca para aprovechar mi "know-how" argento!!!

Piense la fortuna que puedo hacer sacandole 1 centavo del vuelto a cada Danes!!!

Ana C. dijo...

Elemaco, caramba! La idea era encontrar lo bueno de Argentina para nuestro país imaginario, y no intentar aprovecharse así de la confianza!

cansarnoso dijo...

El síndrome del Gran Hermano:
Deutschland uber alles okupas desde Kiel/Hamburgo hasta casi arriba.
Y Brasil que nos dejó sin Pelotas (lo que hoy es el estado de Rio Grande do Sul)
¿Qué nos queda?
a los más europeos de los sudacas
y los más europeos de los escandinavos:
Ser pobres pero honrados, estirados como viuda empobrecida de Recoleta, y amargados idem

cansarnoso dijo...

pioneros: 30 y tantos años atrás se afanaron la testa de la sirenita en Kopenhagen
segura como placa de bronce en el verano porteño de 2002

cansarnoso dijo...

un ascensorista porteño que interrroga sus pasajeros ocasionales:
"¿shubí'? ¿o no shubí'?"
busca conchabo en Elsinore

María Marta ahogada en la bañera como Ofelia

cuentos del tío en la suma del poder

"Though this be madness, yet there is method in 't."

somos todos daneses, de cabo a rabo

Yorick

Ana C. dijo...

Cansarnoso, me hizo dar un buen susto, en la confusión pensé que en una de las innumerables ocasiones en que La Sirenita de Langelinie fue robada había terminado adornando alguna calle porteña.

cansarnoso dijo...

no sabia que era tan paseandera la chiquilla
con el temporal seguro que estaria a sus anchas en la cuenca del matanza/riachuelo o en el delta telurico, solo aproximado por el danubio en rumania

aunque a nos: el rol de patito feo
(lo que supimos conseguir, general susvin)

cansarnoso dijo...

duda filosofica:
al eje financiero wall street - londres - frankfurt
al norte de los alpes
circuito cerveza - centeno
¿cuanta credibilidad le agregó un nielsen al canje de la deuda?
vs circuito oliva - vino del mediterraneo
(y apenas un la vagna - con posgrado en la mitad valona de belgica y no la flamenca)

Ana dijo...

Ay, que lindo suena. Poco espacio para paranoias, mucho espacio para confianza, si te lo traes para Argentina dejá caer un poco sobre este otro lado del Plata, que también nos hace falta.

Ana C. dijo...

Cansarnoso, aunque al final lo consigo, me da un poco de trabajo descifrar sus comentarios. Hágalos menos crípticos ¿Quiere?
(Aunque también tienen su gracia, lo confieso)

Claro que suena lindo, Ana! De todas maneras a ustedes les debe hacer menos falta que a nosotros. O por lo menos así me gusta creerlo.

Un besote

quiquepim dijo...

Ana: llegue a tu blog por recomendación de mi viejo (unporteñoenbarcino o algo así) y me quede prendido con la propuesta del día.
Personalmente no creo en el sitio ideal, y no es por tirar abajo el tema, que de por si, como todo buen inmigrante, me interesa y es algo que vengo meditando hace rato, sino que evidentemente utilizo mas recursos en pensar de que manera puede todo cambiar (si, soy joven. Si, todavía pienso que se puede cambiar... es una etapa yyy YA SE ME PASARA, supongo!).
Indudablemente, mi lugar ideal es la Argentina, que lamentablemente nunca esta donde debería. Viviendo acá en Barcelona me di cuenta que la gente es igual en todos lados, y que viva donde viva siempre se va a quejar: un argentino sueña con estudiar en Europa. Un europeo sueña con EEUU. Y así en todos los campos. Que acá es inseguro, que esta ciudad es un caos... SE NOTA QUE NO CONOCEN BUENOS AIRES! y a la vez, quien piense que Bs. As es un quilombo, porque no conoce SAO PAULO... y seguramente así con México, NY… la gente siempre tiene algo para decir y para quejarse.
De los europeos, rescato muchísimo la tranquilidad con la que se vive, que no se vive tan a mil; pero entiendo también que eso es identidad porteña: el que no corre vuela, le explicaba el otro día a una amiga que me decía "son todos listos allí, no?". Rescato también que medianamente se respetan mas los derechos, y que sino se respetan, se tienen medios como para hacerlos valer.
Sin embargo, al menos de acá, encuentro como critica, que a pesar de mucho orden y muchos controles, tienen demasiados problemas internos que de afuera no se ven. También veo que hacen muchas payasadas acá, en Italia y en todos lados, así que TENEMOS A QUIEN SALIR…
Volviendo al tema, te confieso que pienso que no todo esta perdido. A Europa le costo mucho llegar a tener el rotulo que tiene ahora de perfección. Muchos años, mucha historia, muchas cagadas, y así es como se aprende. Confió en que mi sitio en el mundo algún día (y espero que sea mientras yo lo pueda ver) sea lo que todos nos merecemos de nuestro país.
Creo que resumí bastante, a pesar de todo. Disculpa este gomazo de tema, y tanta cháchara.
Saludos, muy lindo el blog.

Kike

Alex dijo...

nunca pensé el tema de la construcción de la identidad nacional desde el punto de vista de la confianza.
Creo que tiene que ver con la imposibilidad del largo plazo, de reglas claras que duren, de políticas que se sostengan en el tiempo y que definan una forma de ser y estar y construir no sólo el aquí y ahora sino que desde ese aquí y ahora podamos proyectar el futuro. Somos un país que todavía no se puso de acuerdo sobre el pasado. Somos un país que no tiene Estado, que tiene una sucesión de gobiernos y cambios de reglas cada 4 años (con suerte, a veces cambian con cada ministro que se va). Somos un país con una diversidad impresionante que no sabe aprovecharla en ningún nivel.
Somos un país que no sabe que en la creación de lazos solidarios, dándose cuenta que el Otro es Uno y viceversa, está el germen del cambio. Por eso que vos decís, la confianza.

cansarnoso dijo...

ana c.

¿menos críptico? lo lamento, a esta altura del partido no pidas peras al olmo
menos que menos a un veterano del exilio interno. es decir: lo lamento por vos, pero tambien egoista, por mi

hoy me observé (creo que refleja la rutina):
a la mañana "buen día, 80" y con sonrisa
a la tarde "80"
¿tanto desgasta la vida porteña?

Mikaelina dijo...

Me gusta mucho el planteamiento que haces. Y la confianza viene de la honradez. Los latinos, aunque no me gusta generalizar, tenemos tendencia a aprovecharnos, pensamos que si no aprovechamos nosotros las oportunidades, aunque sean de etica dudosa, otros lo harán, así intentamos defraudar con los impuestos, trampear para obtener ventajas o ayudas y etcétera. Es la gran virtud de los nórdicos, confían en la honradez de los demás porque son a su vez honrados, nosotros diríamos que de confiados, tontos e ingenuos. Pero es la única manera de cambiar, empezando por nosotros mismos.
En cuanto a la mezcla argentinoescandinava la veo un poco extrema, para mi que no son miscibles, pero estais vosotros para confirmarme que me equivoco.

Ana C. dijo...

Bienvenido, Quiquepim, es cierto que el sitio ideal no existe, por eso a mí me gusta jugar con la idea. Como cualquier argentino, creo que nuestro país tiene muchísimo por mejorar y me gusta ver de dónde se puede aprender.

Y sin embargo, Alex, yo creo que hay algo que cambió después de diciembre del 2001. Las veces que volví después encontré a la gente más seria y mucho más humilde. Quizás en algún momento sea posible. Pero igual creo que ese cambio para adelante es todavía demasiado incipiente y que, por eso mismo, hay que cuidarlo.

Cansarnoso, entiendo bien lo de pedirle peras al olmo, en este caso, no abuse de mi inteligencia.

Mikaelina, lo que yo pienso también es que ustedes en España están logrando conjugar lo mejor de los dos mundos. Y que están en mejores condiciones de aprender que nosotros.

Con respecto a la mezcla argentino-escandinava, no te olvides; es una argentina con un danés.

Aunque una vez tuve una discusión con un francés bastante arrogante al respecto.

Anónimo dijo...

Hola AnaC.!
Finalmente llegué a tu blog. Ya lo había leído pero nunca agregué ningún comment.
Con respecto a la diversidad cultural y étnica (como dice Ulschmidt), no creo que vaya por ese lado. Canadá es un país que recibió en los últimos años masas de inmigrantes de distintos puntos del planeta y esa "confianza" de la que hablás de Dinamarca, también se disfruta en este país del norte. Y no hablo si quiera de la ciudad de Yellowknife, bien al norte, con 20 mil habitantes en donde uno se puede ir de vacaciones y dejar la puerta sin llave y su canoa "estacionada" en la vereda. En Toronto, con más de 4 millones de personas, este capital social está bien arraigado.
Me inclinaría más a pensar que la diferencia económico-social pueda definir una necesidad de "aprovecharse" del otro que pueda tener más. Y eso, generalizado hasta el límite de convertirse en "cultural" nos hace sentir que mejor nos aprovechamos, si total, "así funciona la cosa".
El problema que veo es cómo romper con ese círculo vicioso...

Ana C. dijo...

Bienvenida, Amelie!

Canadá es el único país americano donde los indicadores muestran algo muy parecido a Escandinavia. Es como una especie de anomalía, algo que siempre me llama la atención.

Quién sabe cuáles serán las razones en el caso canadiense, alguna siembra de valores en el origen, el sistema educativo. En el caso danés, la homogeneidad ha sido clave, sin embargo. Los daneses son confiados y confiables. En una encuesta que se hizo hace poco entre distintos grupos de inmigrantes, todos le tenían más confianza a los daneses que a los de su mismo grupo de inmigración.

cansarnoso dijo...

porteña de ley
con ese maquillaje
http://buscador.lanacion.com.ar/Nota.asp?nota_id=888676&high=sirenita

Ana C. dijo...

Habría que mudarla a la Costanera Sur.