miércoles, 29 de noviembre de 2006

Mea culpa

Una de las tiras de Mafalda que siempre vuelve a mi memoria, aunque seguramente bastante distorsionada por los engaños del olvido, es aquella en la que Susanita le dice a Mafalda que ella de grande trabajará para ayudar a los pobres, organizando fiestas benéficas en las que los invitados comerán pavo, ciervo, perdices y caviar para comprarle a los pobres “arroz, fideos y porotos y todas esas porquerías que comen ellos”. Es por eso que siempre pensé que la caridad pública es mejor que la privada. Pero bastante igual a Susanita me siento yo hoy después de comprarle a mi hijito mayor su regalo de cumpleaños apoyando a éste proyecto.

Lo único que espero para tranquilizar mi conciencia es que el aparato termine convirtiéndose en un objeto de colección, venderlo en subasta por diez veces más de lo que pagué por él y donar toda la plata que resulte a la misma organización.

¡Ay! Y todavía no se lo dije a mi marido.

viernes, 24 de noviembre de 2006

Ahora lo sé


En éste lugar, que parece ser la página web de alguna ONG libertaria –en el mundo actual hay espacio para todos, aparentemente– se encuentra el test político más cortito del mundo. Se tarda tres minutos en responderlo y la verdad es que yo me siento bastante bien ubicada. En el centro perfecto en cuanto a cuestiones económicas, pero más liberal que el centro en cuestiones personales-políticas. A partir de ahora me auto-otorgo el derecho de dar una opinión equilibrada sobre cualquier tema que se me ocurra. Para empezar digo que este test tiene un leve sesgo norteamericano, lo que hace que uno parezca más de izquierda de lo que en realidad es, especialmente en cuestiones económicas.

sábado, 18 de noviembre de 2006

Impresionada

Si uno busca en Google casamiento entre un marroquí soltero y una argentina divorciada también puede terminar por aquí.

A lo mejor es una trivialidad, pero tengo que confesar que cuando pasan estas cosas me siento un poco realizada. ¿Qué habrá pensado encontrar la persona que lo buscó? ¿Habrá sido el marroquí? ¿O la argentina? ¿Los dos juntos? ¿Qué historia habrá detrás del casamiento entre el marroquí soltero y la argentina divorciada?

lunes, 13 de noviembre de 2006

Señales de infidelidad

El juego del post anterior es un juego estático, porque todo sucede en un momento determinado y se termina ahí, y con información completa, porque todos los jugadores tienen toda la información que tienen que tener para jugar de la mejor forma posible. La vida real, para tranquilidad de los amantes de las emociones y gran preocupación de los conservadores, no es así, por supuesto. En la vida real la gente se pasa unos cuantos años de su vida probando y eligiendo hasta que al final toma una decisión, que en una alta proporción de los casos no es la mejor de todas porque uno termina comprando gato por liebre, como lo indica el número de divorcios.

Yo creo que un juego de señales es un buen punto de partida para analizar algo así. Un juego de señales es un juego de información imperfecta o incompleta que sucede en varios tiempos. En el juego hay dos participantes o agentes, un emisor y un receptor. El emisor puede ser de varios tipos, aspecto que está determinado por la "naturaleza" y sólo él sabe de qué tipo es. El emisor elige hacer algo para enviarle al receptor una señal que puede darle a éste una pista para averiguar de qué tipo es aquel (el emisor), pero también puede confundirlo. Una vez recibida la señal, el receptor elige un curso de acción que tiene consecuencias para los dos participantes, que entonces reciben el premio o pago, con lo que el juego llega a su fin. En algunos juegos enviar la señal cuesta algo, en otros no y entonces se habla de cheap-talk games o un juego en el que hablar no cuesta nada. En este vamos a suponer que emitir la señal no es gratis, pero eso se podría revisar, si les parece más adecuado.

En este caso vamos a imaginarnos que hay dos jugadores, pero que los dos son emisores y receptores a la vez. Los jugadores pueden ser de dos tipos: fiel o infiel, pero sólo ellos saben si son fieles o infieles, el otro lo tiene que descubrir, o por medio de la señal, o cuando las cartas ya están echadas al fin del juego. También vamos a imaginarnos que el tipo fiel tiene más posibilidades de atraer a las personas del sexo opuesto, ya que tanto los fieles como los infieles se sienten atraídos por los fieles, por una razón u otra. Como el fiel corre con ventaja, ya que la fidelidad seduce de por sí, el jugador de tipo infiel tiene que hacer un esfuerzo extra para mostrarse atractivo. Ese esfuerzo extra podría ser, por ejemplo, aprender a bailar, aprender tres o cuatro idiomas extranjeros, aprender a mentir, interesarse por la forma de pensar del otro, convertirse en experto en un tema determinado, o simplemente simular que se es fiel, renunciando por un tiempo más o menos largo a tirarse una cana al aire. Préstese atención al hecho que para el auténtico fiel no hay ningún problema en ser fiel, al único que le resulta difícil y costoso es al infiel.

El juego podría formalizarse mejor, pero yo acá no tengo ganas y además voy a terminar aburriéndolos a todos, pero podemos imaginarnos las combinaciones resultantes. La primera combinación es la de un fiel con otro fiel. Estos, pasadas todas las otras pruebas de atracción indispensables (olor atrás de la orejita, temperatura de la piel, intereses comunes, etc.), terminarán juntos y se serán fieles por toda la eternidad viviendo felices y comiendo perdices.

Una segunda combinación es la de un fiel con un infiel al que le compensó el esfuerzo de hacerse pasar por fiel. En este caso el infiel habrá convencido al fiel de la eternidad de su amor y posiblemente hayan formado una pareja. Después de unos pocos o muchos años, determinados a su vez por la sagacidad del fiel, el infiel mostrará la hilacha para desconsuelo y desesperación del engañado que a esa altura de la vida habrá invertido tanto en esa persona que le será realmente duro superar la desilusión y el desengaño.

La tercera combinación posible es la de un fiel con un infiel al que hacer el esfuerzo de hacerse pasar por fiel le resultó demasiado gravoso. Aquí el fiel no pierde demasiado tiempo a no ser que sea un empecinado y crea que va a conseguir que el infiel se convierta en fiel, pero eso del empecinamiento ya nos convierte a este juego en otro juego y lo complica demasiado. El infiel por su parte va a tener que seguir buscando a quién atraer con sus pobres dotes seductivas o seguir invirtiendo en mejorarlas.

Por último, la cuarta combinación sería la de un infiel con otro infiel. Estos dos se lo pueden pasar bastante divertido si ninguno de los dos es celoso –se puede ser infiel y celoso a la vez, señores– y tomárselo con calma. Pero en caso de que alguno de los dos lo sea tendremos drama, comedia y telenovela durante unos cuantos años, porque aunque dicen que los opuestos se atraen, la dosis de adrenalina que provocara este encuentro de semejantes los mantendrá enganchados por déficit de aburrimiento. Esta combinación ya crea un juego de por sí, lo que dejo pendiente como extensión del modelo.

Se puede reemplazar lo de fiel por alguna otra virtud que convierta a las personas en atractivas, matrimonialmente hablando.

martes, 7 de noviembre de 2006

Nash y el casamiento

Este post se originó en el blog de Ulschmidt, un señor que adjudica su exceso de imaginación a la ingestión regular de un cierto brebaje al que él le asigna el nombre de "torrontés" y al que afirma mantener guardado en la heladera junto a algo a lo que llama "matambre". Si alguien pasa por la casa de este señor, por favor intenten averiguar la composición del susodicho brebaje y mandármela, porque yo estoy muy interesada en probarlo.

En fin, a Ulschmidt se le dio por reírse un poco -¡y no sólo una sino dos veces!- de la Teoría de los Juegos, una herramienta bastante poderosa que se utiliza mucho para analizar fenómenos sociales, políticos y económicos de diversa laya, y a mí, que hace unos cinco o seis años seguí un curso en esa Teoría que me hizo vislumbrar el límite de mi capacidad de abstracción, no se me ocurrió mejor idea que dar ejemplos en los comentarios de dos posibles aplicaciones. Una, el equilibrio de Nash aplicado al matrimonio, la otra una versión de un juego de señales aplicada a la infidelidad. Como el resto de la tertulia pareció muy interesado en los temas, me veo obligada a presentarlos aquí con un poco más de detalle.

Nash, el equilibrio y el divorcio
Parece ser que Nash demostró en 1950 que todo juego con un número finito de participantes, que a su vez siguen un número finito de estrategias, tiene por lo menos un Equilibrio de Nash. Un Equilibrio de Nash es una combinación de estrategias dominantes, lo que quiere decir que todos los jugadores juegan de la mejor manera posible sabiendo que todos los demás jugadores también van a jugar la mejor estrategia posible. Este tipo de equilibrio es estratégicamente estable, lo que quiere decir que una vez alcanzado ninguno de los participantes tiene ganas de cambiar de plan.

En este caso en particular vamos a imaginarnos un juego con un número fijo de participantes repartidos en dos grupos iguales de hombres y mujeres, todos con intenciones de casarse. Para evitar problemas y no complicar demasiado la cosa vamos a suponer, además, que todos los participantes son heterosexuales y que todos están interesados en casarse. Si a alguien no le gustan los supuestos, armen otro juego, este se juega así, que tanto. El asunto es que ahí tenemos, por ejemplo, veinte hombres y veinte mujeres, todos con la estrategia de casarse con el soltero que más les guste. Imaginémonos que entre las veinte chicas está Heidi Klum y entre los veinte chicos Freddy Ljundberg y que Heidi y Freddy se encantan. Ya está ¡una pareja formada! Una de las ventajas que tiene esto es que sobre gustos no hay nada escrito, así que no es seguro que a los veinte chicos les guste la misma chica, pero de todas formas podríamos pensar que varios chicos preferirán a la misma, que a su vez podrá elegir al que más le guste y, si éste la rechaza, al segundo, y así. Después de un rato, todas las parejas estarán formadas y todos habrán conseguido casarse con el mejor partido disponible.

Así se arriba al Equilibrio de Nash, como éste es estable por definición, como vimos más arriba, y los participantes no tienen ningún motivo para cambiar de estrategia, una vez que todo el mundo está casado nadie tiene ninguna motivación para divorciarse. Sí señores, en un Equilibrio de Nash no existe el divorcio, la gente se casa para siempre porque es la mejor estrategia posible.

En el juego que vimos recién hay un problema y es que estamos suponiendo que todos los participantes tienen, en el momento de hacer su elección, toda la información necesaria para decidir, lo que por supuesto es una tontería. Por eso es mejor usar juegos con información incompleta para analizar esas cosas, pero si sigo este post se va a hacer demasiado largo, así que mejor lo dejamos para otro día.

lunes, 6 de noviembre de 2006

Más industria textil

El hincha no es yo, es nosotros. El hincha no dice "hoy juega mi equipo", dice "hoy jugamos". Todas las semanas abandona su rutina individual para transformarse en un yo plural en un estadio que, más que campo deportivo, es un templo. Un templo de una religión que no acepta desertores. El hincha puede abandonar al amor de su vida, puede dejar de creer en Dios, puede cambiar hasta lo más íntimo de su ser. Pero nunca va a cambiar el amor, la fe y la devoción por su club. El hincha es eternamente fiel. El hincha es un fundamentalista que no acepta argumentaciones porque la razón no importa. Importa El Sentimiento. No vale la pena intentar explicar la pasión. Porque sino todos serían hinchas del club que más partidos gana. El hincha deja de ser yo y se transforma en nosotros mucho antes de llegar al templo. Es tan fuerte la influencia de esa fuerza sobrenatural que el hincha ya se siente parte muchas cuadras antes de llegar. Tiene todos los elementos necesarios para el ritual: matracas, cohetes, tambores, papel picado, serpentinas. Y los Trapos. Y las canciones de la misa. Canciones de fidelidad eterna, de muerte al enemigo, de insultos a la cobardía y la falta de talento del rival. No hay tonos grises. Por más que haya muchos colores en las canchas, todo es blanco o negro. Estamos nosotros y están ellos. Y Nosotros somos los mejores. Ellos son tramposos. Ellos compran a los árbitros. Ellos son los cobardes. Los pechofríos. Perdedores aunque ganen. Para eso está el hincha, para cantarle al mundo esas verdades. Para pegarle a la pelota sólo con las ganas y desviarla unos centímetros para que entre al arco. Cuando el partido termina, el hincha, que no se ha movido de la tribuna, comenta el partido. "Qué goles les metimos" o "Cómo nos robaron" de acuerdo con el resultado. Las luces se van apagando y el hincha, lentamente, mientras se aleja del templo, se va diluyendo hasta transformarse nuevamente en uno, hasta el próximo domingo, donde se volverá a encontrar con ese montón de desconocidos que él sabe que son sus hermanos.
–Autor desconocido (por ahora)
Inscripción descubierta del lado de adentro, impresa en letras casi transparentes, en otra de las remeras que se trajeron mis hijos de Argentina. La dejo acá porque en dos o tres lavados más, desaparece. Si alguien descubre que el que la escribió es Dolina, o Galeano, o Casciari, me cuenta.

miércoles, 1 de noviembre de 2006

Blog después de un lifting

¡Qué lindo quedó mi blog! Como todo buen lifting que se precie, éste ha sido bien discretito y quizás ni se den cuenta de que lo hubo, pero ahora creo que conseguí que este blog sea el más fácil de leer de la blogosfera, como me lo propuse allá lejos y hace tiempo. Todo empezó cuando hice el cambio a Blogger beta, que ofrecía la oportunidad de hacer un cambio de plantillas. Como el cambio hacía que todo quedara medio despatarrado, preferí pasarme a beta sin cambiar la plantilla y recién hacerlo en estos días en que tuve más tiempo. Al final tuve que meterme con el código y, como yo de esas cosas no sé mucho, jugar a prueba y error, hasta que al final le descubrí los trucos. Ahora sí, quedó como yo quería, todas las letras del tamaño que quiero en los lugares que quiero y un tipo de letras, el Bookman Old Style, que me parece súper fácil de leer. Me parece que las nuevas plantillas son más flexibles y permiten más cosas que las de antes, por lo menos pude cambiar las letras y los márgenes, lo que antes no podía.

Mientras lo hacía, escuchaba la reedición de De Ushuaia a La Quiaca que se hizo para celebrar los veinte años de la primera edición. Si algún día se creara el Nobel de la Música, yo nomino a Gieco y Santaolalla nada más que por haber hecho esta obra. Disfruten.


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