martes, 3 de octubre de 2006

Voto obligatorio

A mí, como a Josepepe, me encanta votar. Me encantan los días de elecciones, ese clima de fiesta cívica que se vive durante los días previos, después de que cierran las campañas electorales, y mientras se vota; la tensión y la expectativa que se sienten desde que cierran las urnas hasta que se conocen los primeros resultados; la sensación de fiesta, catarsis, y también desilusión, por supuesto, que se van viviendo a medida que los resultados se hacen más seguros y se empiezan a hacer especulaciones sobre cómo se va a formar el gobierno electo. Me gusta todo eso desde las primeras elecciones que me acuerdo, un once de marzo hace ya unos cuantos años en el que todavía no tenía derecho de voto.

Pero desde que me fui de Argentina no tuve demasiadas oportunidades de ejercer mis responsabilidades ciudadanas. Antes, los argentinos emigrados no podíamos votar desde el exterior. Ahora sí podemos, pero me desacostumbré y me sentiría un poco irresponsable si me pusiera a votar por el presidente argentino. Como inmigrante en Europa, uno obtiene bastante pronto el derecho a votar en las elecciones locales, aún sin nacionalidad europea. Pero además, una vez que uno tiene su pasaporte comunitario, adquiere el derecho de voto europeo, lo que quiere decir que puede votar en las elecciones del Parlamento Europeo y las comunales del país en el que reside.

Este domingo hay elecciones comunales en Bélgica. Para votar hay que registrarse, lo que es voluntario, pero una vez que uno se registra está obligado a votar para siempre. Eso hace que muchos extranjeros en Bélgica se resistan a registrarse, porque no les gusta el voto obligatorio. Yo no, a mí me encanta votar y cuanto más me obliguen, mejor.

Aunque esta vez lo mejor de todo es la cara de felicidad que ponen los belgas cuando uno les cuenta que se inscribió para ser coaccionado a participar en su vida en democracia.

11 comentarios:

Unknown dijo...

Todavía no voté en España, pero yo tengo ciudadanía italiana. Voté en Itala mientras viví ahí, pero claro, no era extranjero. Y desde España, volví a votar este año en el Consulado Italiano.

Ni acá ni en Italia hay obligación si te registrás. Es siempre optativo.

Besos, Anita y como decía mi abuelo "votá bien". ;)

Caracol dijo...

Y hay opciones ? O te quedás con la misma sensación que acá ?

Ulschmidt dijo...

La felicito ! y por quien va a votar ? (expláyese, la política belga nos apasiona)

Anónimo dijo...

Desde que me entere' que los verdes a veces estan en la coaliciones con los liberales en algunos municipios de aqui ya no entienddo nada....

Ana dijo...

Acá hubo un tiempo en que votábamos a cada rato, cada empresa estatal que se quizo extranjerizar dio lugar a un plebiscito, estuvo bueno, se frenaron negocios pésimos para el país, pero ya era una rutina ¿por cuál plebiscito hay que firmar? ¿ahora por cuál hay que votar?

montevideana dijo...

En Uruguay las elecciones son obligatorias y esa efervescencia de la que hablás se nota en esos días.

Yo ya voté en 2 internas partidarias, 2 presidenciales, 2 municipales, y 2 ó 3 plesbicitos, y espero seguir votando cada vez que sea necesario.

La semana anterior busco la credencial (que siempre se me esconde en el cajón de documentos), busco el circuito donde me toca votar; no hice el traslado a mi nuevo barrio así que es cerca de la casa de mis padres, ¡toda jornada electoral siempre viene con almuerzo familiar de yapa! También me informo de cada propuesta, leo la prensa y nunca, nunca, nunca, le pregunto a mis conocidos qué van a votar.

Me encantan las elecciones.

Anónimo dijo...

¡Uy!, con lo poco que me va a mí el espectáculo ese de las urnas, Anita. Aunque, desde luego, tú lo vives con un entusiasmo contagioso. Menosmal que de ese virus hace mucho que estoy vacunada.

Abrazo bacanalesco.

Alex dijo...

Envidio que puedas seguir teniendo esa sensación. Yo la tuve hasta hace poco. Era un derecho que me encantaba ejercer.
Quisiera recuperar esa sensación de que mi voto sirve para algo además de para sentar a un señor/ra en un sillón.

Ana C. dijo...

Lo intentaré, Patrizio. Por eso leí todo lo que pude sobre los partidos y los candidatos.

Hay casi demasiadas opciones, Caracol, y acá no puedo decir "Compro los dos".

Ulschmidt, a usted no le contaron que el voto es secreto. La política belga es apasionante en el sentido en que hay que saber ubicarse. Es como un sistema en tres o cuatro dimensiones.

Bueno, Beatriz, uno podría ser un ecologista liberal ¿no? Dicen que una de las características de los sistemas políticos modernos es que las dimensiones a las que estábamos acostumbrados se entremezclan.

Ana y Montevideana, parece que en Uruguay se lo pasan bien en ese sentido ¿Eh?

Bueno, no sé, en todas partes se cuecen habas, Commentor. Bienvenido por acá, además!

Ella, no se por qué pero parece que a los españoles jóvenes no les parece tan divertido como a mí. Una especie de hastío, supongo.

Yo también espero que la recuperes, Alex, por el bien de todos.

Peter dijo...

Solo diré Ensayo Sobre la Lucidez. Con Saramago me callo al respecto.

Bss, Ana.

Ana C. dijo...

¿Otro escéptico? ¿Es Saramago la causa del hastío?