viernes, 5 de mayo de 2006

Introducción

Mis hijos son casi los únicos en su escuela que no tienen ni nunca tendrán una PlayStation. Al principio la pidieron un poco y recibieron un no igual de rotundo que el final de la frase anterior. Al principio, también, yo me sentía un poco culpable por hacer de mis hijos unos pobres nenitos marginados, pero eso se terminó el día en que me dijeron contentísimos que, aunque ellos eran los únicos sin el dichoso aparato, les parecía bien que hubiéramos tomado esa decisión. – ¿Por qué están tan contentos? – les pregunté y me pregunté.

La respuesta resultó ser que se habían dado cuenta que ir de visita a la casa de un chico con PlayStation era de lo más aburrido. Lo aburrido tenía dos causas bastante relacionadas entre sí: por un lado, resulta ser que en esas visitas la actividad principal, si no la única, suele ser jugar con la máquina nefasta, en lugar de salir a correr, andar en bicicleta, patines o skateboards con los amigos, actividades algo más dinámicas, pero también mucho más gratificantes. Por otro lado, la actividad playstationil suele ser tan absorbente que al crío que le toca no le queda casi tiempo para hacer otras cosas, con la consecuencia, funesta para su socialización futura, que su único tema de conversación termina siendo la PlayStation o los juegos que se juegan con ella.

Igual tengo que reconocer que no soy ninguna fundamentalista al respecto, que mis hijos no están completamente privados del universo electrónico y que eso conlleva un cierto riesgo para el frágil equilibrio mental de su madre, lo que será el tema de otro post, porque ahora tomo el tren para París.

13 comentarios:

CirCe dijo...

El autismo tiene muchas caras aunque muchos crean que es solo la de Dustin Hoffman.
Conozco varios varones que pasados los 30 años trabajan solo para alquilar una casa donde poner su playstation y para mimar al playstation (que actualización, que jueguito, que -palabrasquenocomprendoynomeintersahacerlo-). Tan extraña me parece ésta conducta que a veces me pregunto si no sería mejor que tuvieran una adicción al alcohol, por ejemplo. Estarían borrachos pero estarían. Quizás me estoy perdieno el super mundo de la playstation y no entiendo nada. Quizás es la misma abstracción (compulsión) en la que caen las mujeres con una pincita de depilar en la mano...Pero que bueno que tus hijos se coparon con la idea de no tenerlo, te felicito, les enseñaste a escucharte (que es bien dificil). Besos, salud y buen viaje!!!!
(Ah, hice el test pero me da vergüenza-¡ahora!-, aparte me salió algo que no sé ni cual es su traducción)

Anónimo dijo...

El tema de los jueguitos es delicado. Si se los agarra cuando se es pequeño, se pierden un montón de cosas, como jugar al fútbol, andar en bicicleta, leer, hacer skate y hasta involucrarse en aventuras inocentes de delincuencia juvenil. Los niños arriesgan mucho, ya que en esa pantalla encuentran todo lo que necesitan para evadirse de la responsabilidad que significa crecer y adaptarse.
Por otro lado, los video juegos son un buen ejercicio lógico y mental, además de un gran entretenimiento.
Yo creo que lo mejor es el entretenimiento virtual sólo cuando ya se domina y se agota el entretenimiento real. Lo mismo con la TV, la radio y hasta los libros. En última instancia todos son en mayor o menor medida, distracciones alienantes

Ulschmidt dijo...

Lo que da cierta pavura es cuando los adolescentes salen de casa a supuestamente socializar y terminan en los cyber-no-se-cuanto, largas hileras de tipos frente a las pantallas sin casi hablar entre ellos.
O interactuan con otros en juegos en red, pero pantalla mediante y no con el de carne y hueso que esta al lado. Escenas raras, un poco escalofriantes.

Anónimo dijo...

El bello parís... Q' envidia!

Suerte por esos lares!

Saludos!

Unknown dijo...

Ana, es muy bueno lo que hacés. Es que es dificilísimo llegar a ese punto de equilibrio en el que los chicos no se sientan marginados y, a su vez, no sean unos autómatas de la Play Station.
Tus hijos son unos privilegiados.

MALiZiA dijo...

Mirá, me hiciste acordar un chiste de Mafalda en el que ella decía que tenía de raro por no tener televisor en el patio de la escuela, y se ve como todos los chicos se dan vuelta para mirarla, o al final el día que se la compraron, el señor que trae la tele, le pregunta a la mamá dónde la pone, y luego viene otro atrás, con Mafalda desmayada (le había abierto la puerta) y el tipo le dice, y a su nena?
Sorry, contar chistes gráficos es difícil, pero creo que lo mejor quizás, es que jueguen con límites, es decir que se diviertan un rato, y no se idioticen todo el día, como vos decís igual van a la casa de otros que la tienen.
Ellos quiéramos o no , son la generación de la electrónica!!!!! Vaya a saber cómo sigue todo esto...
besos,

Ana C. dijo...

¡Qué bien! Parece que no soy sólo yo la que piensa así.

Circe, eso sí que no lo sabía. Lo de los chicos treintaañeros amantes de su Play Station, digo. Pero concuerda con otra cosa sobre los treintaañeros que me contó una de mis amigas cuarentonas que se quiso buscar un amante más joven sin demasiado éxito.

Matías, lo de que son un buen ejercicio lógico y mental es cierto. Yo aprendí a manejar mejor gracias a un jueguito Flash donde tenía que esquivar unos láser, como Catherine Zeta Jones en esa película con Sean Connery donde desvalijan un banco haciéndose trampa uno al otro. Antes del jueguito andaba por las calles un poco a tientas, sintiendo que el tráfico estaba totalmente fuera de mi control. Dos días de esquivar láseres después, salí a la calle con el auto y nunca más tuve esa sensación de que no sabía por dónde vienen las sorpresas. Como si el juego hubiera creado algunas conexiones neuronales que no tenía antes. A partir de ahí les tengo más respeto.

Pero claro, Ulschmidt, también hay que crear conexiones neuronales que les permitan, valga la redundancia, conectarse con el resto de la humanidad y no sólo a través de una máquina. ¡Ah! En nuestros tiempos era otra cosa ¿no?

Venusina y Malizia, yo también me siento un poco como los papás de Mafalda, a veces. Creo que otra de las cosas que ayudó fue que nos compré un libraco que se llama Todo Mafalda y se los leí todo, de tapa a tapa, explicándole todos los chistes uno por uno, nos llevó como seis meses, o más, pero les encantó. La única desventaja que tuvo eso fue que el más grande hace como un año que habla como el Guille, pero en cuatro idiomas, y lo peor de todo es que se lo contagió al padre. A veces me sacan de quicio.

El que antes era Gayabuc (EQAEG), a mí me parece que es algo que da trabajo al principio, pero que es un proceso que una vez iniciado se realimenta solo, una especie de círculo virtuoso.

Patrizio, gracias por tu comentario. Me gusta sentir a veces que mis hijos salen a la vida desde un buen punto de partida.

Ana C. dijo...

¿Nadie hizo el test de abajo? ¿No me pueden confirmar que estaba mal diseñado?

Anónimo dijo...

ana c.: mis padres eran parecidos a los de mafalda, teníamos televisión pero no podíamos mirar más de 30 minutos por día (bah, los dibujitos animados nomás), de chicas no nos dejaban mirar teleteatros ni películas violentas si ellos no estaban con nosotras. ahora me doy cuenta que se lo tomaban muy en serio.

bueno, pero lo que te quería comentar es que si bien durante muchos años no pude meter cuchara en las conversaciones de los grupitos de niñas (no le envidiaba el pelo a grecia colmenares!!!), cuando crecí y me fui a mi propio nido lo hice sin televisión! ahí, en vez de aislarme, fue como abrir una puerta, la del mundo de gente que vive sin tv, que lee libros todos los días, que los domingos de tarde va a actividades culturales gratis, que escribe e-mails a sus amigos, que no tiene idea del último lanzamiento de champú sedal pelo "extra-pelo"... encontré que me sobraba el tiempo, y así encontré a mi medio zapallo (en una reunión donde casi todos hablaban de gran hermano, y nosotros no teníamos ni idea). y lo raro es que las brevísimas temporadas en que una caja boba vino a vivir con nosotros, me sentí observada, como un ojo que medía si hacíamos las cosas "correctamente" o incorrectamente.

está genial que no les compres un playstation a tus nenes. eso sí, compensáles por otro lado o se les va a dificultar para socializar...

lo que no entendí bien fue lo del jueguito que te ayudó a manejar. al único lugar que me llevó el tetris fue a apilar cosas tratando de hacer coincidir las formas... tenías que ver mis cajones de ropa, insoportables!

besos! y bon voyage!

Ana C. dijo...

Montevideana, qué decisión ésa la de vivir sin tele. En casa tenemos, pero a mí no sé lo que me pasó que hace unos tres años que casi ni la miro. Lo del jueguito es lo mismo que a vos te pasó con el Tetris. Es como si el cerebro siguiera funcionando de esa forma y percibiera las cosas de la misma forma que en el juego. Yo aprendí a esquivar autos después de esquivar los láseres. Suena un poco irresponsable pero fue así.

Es la última vez que lo digo para no convertirme en una pesada, pero el día que tengas un blog, paso a leerlo seguro.

Anónimo dijo...

(me pongo colorada al escribir esto):

quise abrirme un blog en blogspot, y no pude pasar de la primera ventana. no soy una geek, pero vamos!...
donde dice "elija un usuario", puse "montevideana" y me pone "lo sentimos, ese nombre no está disponible". probé "montevide ana" y lo mismo. ¿qué se supone que pongo ahí? ¿mi nombre de la vida real? el nombre del blog viene después... qué decisión difícil, yo que siempre me quejé de mi nombre, elegirme uno nuevo!

me siento peor que cuando mi tía abuela me enseñó cómo bajar las fotos del celular a su computadora.

ah, y lo de vivir sin tele no fue una decisión fundamental, sino un hecho: no hay donde ponerla, mejor gastarnos la plata en una buena computadora, mejor adsl que tvcable... pero cuando tenga hijos sí voy a tener tv, sinó, pobrecitos, ¿de qué van a hablar en el recreo?

a ver si alguien me puede ayudar con lo del blog, mi mail es librosleidos@gmail.com

cualquier ayudita sirve
: (
besos desde un húmedo y soleado montevideo!

arboltsef dijo...

Ohhh vamos, yo tengo un playstation y no me ha pasado nada. Igual mi hermano. Aparte de eso, platicamos bastante y por lo general, salimos mucho a caminar. Lamentablemente, por otra parte, nunca fuimos muy activos, por lo que la bicicleta o los patines no se nos da. Pero lo hemos reemplazado con algunos días de basket.

La cosa esta en qué juegos se juegan, y con qué finalidad. Como todo.

Creo que en Estados Unidos (tengo que buscarte el artículo), los juegos electrónicos son una la manera nueva de socializar entre los chamacos, entre más los utilizan, más afinan sus habilidades para socializar en un mundo real. También, depende de sus intereses, son los juegos que usan para retarse. Si es un grupito de chamacos deportivo, se meten con algún simulador de juegos y cuando acaban, se van a vivir la experiencia... hay casos, para todo.

Ana C. dijo...

Se nota que no te pasó nada, todo lo contrario. Debes ser la prueba más extrema de que la PlayStation no afecta la creatividad.