sábado, 4 de marzo de 2006

Edad de merecer

Mi madre tuvo la indecencia de casarse con un hombre ocho años más joven que ella. El hombre, que más que hombre a esa altura era un chico de veinte años, se parecía un poco a Marlon Brando en The Wild One cuando era joven y a George Clooney en Syriana cuando era viejo, mientras que ella era una preciosura de un metro cincuenta y cinco y ojos azules y ahora es una viejita de lo más piola, de la que mi hijito menor heredó la risa. Las hijas que tuvieron, mi hermana y yo, salieron bastante normalitas, sin ninguna chance de ganarse la vida entre la beautiful people, pero sí entre los knowledge workers, por obra y gracia de una abuela paterna bastante más inteligente que la media, aunque demasiado parecida a la abuela de la Cándida Eréndira.

Que esa pareja haya terminado junta tuvo más que ver con el hecho de haberse encontrado en una conjunción tiempo-espacio donde no había demasiada oferta del sexo opuesto que con el de estar hechos el uno para el otro, lo que llevó a un divorcio tumultuoso y desolador diez años más tarde. Mientras que a mi señora madre no se le volvió a conocer varón, su ex-marido se casó un par de veces más, siempre con mujeres más jóvenes que él, como para compensar. Las hijas juraron que jamás se casarían con hombres más jóvenes que ellas. Una cumplió su promesa y la otra no.

Yo siempre digo que a los espécimenes de hombre más atractivos los enganchan las mujeres más despiertas antes de que ellos cumplan los 25 años, independientemente de la edad de la mujer. No hace tanta falta ser joven y bella, sino más que nada estar con los ojos abiertos y saber a lo que se va. Tengo un amigo que no entiende por qué, por ejemplo, los jugadores de fútbol famosos, como Beckham, se casan tan jóvenes. Mi eterna respuesta es que es a esa edad, entre los 20 y los 25 años, los hombres tienen la necesidad más urgente de vivir emparejados, necesidad que disminuye notablemente en los años siguientes, en los que concentran todas sus energías en hacerse escritores famosos, deportistas millonarios, empresarios poderosos o presidentes de alguna república. Una vez que han logrado su objetivo, les vuelve la necesidad del apareamiento y entonces encontramos esos casos de directores de periódicos internacionales casados con modelos 20 o 25 años más jóvenes que ellos.

¿Qué lleva a una privilegiada por la madre naturaleza a elegir, por decir algo, casarse con Menem y no con Beckham? Yo diría que su falta de visión, pero siempre puede haber otras respuestas.

16 comentarios:

Anónimo dijo...

Coincido plenamente en eso de los 20 a los 25. No son límites rígidos, pero es la franja más sensible, el típico momento donde se generan esos noviazgos que duran una eternidad o devienen en matrimonio.
Por qué será así, no lo sé, pero eso parece ser lo que ocurre.

ps: recién leo el cuento de Cortázar y me quedé sorprendido por la similitud. Claro que sólo a nivel superficial, ya que literariamente, como es de esperarse, la comparación resulta odiosa.

Ana C. dijo...

No creo que la comparación sea tan odiosa. Lo que sí llama la atención es la economía de recursos de Cortázar. Toda una historia en tan pocas palabras.

Anónimo dijo...

En mi pueblo decían : la suerte de la fea, la bonita la desea. No estoy seguro de que venga al caso, pero me suena que no anda lejos...

Saludos,

Ana C. dijo...

Venusina, eso del "si te he visto, no me acuerdo" me parece un poco fuerte. Normalmente, los hombres suelen ser bastante responsables con respecto a su prole.

Antonio, y sí, si la bonita se queda dormida. Espero que esta vez no se pierda.

Ulschmidt dijo...

Mmm, sabe que no, que no. Los hombres jóvenes que aceptan mujeres mayores no son de confiar. Todo individuo que no quiera quedarse con la mas bella ( y la juventud, divino tesoro, es belleza!) no es de confiar, no salió bueno.Las mujeres mayores que aceptan hombres jóvenes, en cambio, uno puede entenderlas perfectamente. Aunque sean unas brujas descocadas (para viejos verdes, los viejos verdes)

Leandro Fernández Miró dijo...

una teoría parecida tenía en argentina, de que las mujeres hasta los treinta se la pasan diciendo que no, y cuando se les empieza a pasar el cuarto de hora manotean el primer tarugo que se les cruza...

la he comprobado mil veces, pero fuera de la argentina ya no lo he visto tanto, porque tampoco existe la paranoia de la treintena, entre otras cosas

Ana C. dijo...

Ulschmidt, usted sabe tan bien como yo que esas cosas son multidimensionales, la juventud puede compensar lo que falte de belleza, pero de todas formas si uno mira una foto de Claudia Schieffer a los 18 y otra de la misma dama a los 30, creo que se queda con la segunda y eso que a mí no me gustan las rubias. Las mujeres son perfectas a los 30, o a los 35.

Pero bueno, supongo que lo mejor para una pareja es que sean más o menos de la misma edad.

Venusina, pero qué negatividad! El "si te he visto, no me acuerdo", lo de "exprimirlo"... Yo creo que una diferencia de edad de más o menos cinco años para cualquiera de los dos lados es aceptable. La de una cuarentona con un veinteañero debe estar bien por un rato (como una media hora) para algunas señoras, pero yo tampoco creo que sea muy sostenible, ni para él, ni para ella.

Leandro, la paranoia de la treintena existe en todos lados, sino yo no estaría escribiendo sobre ella desde BRU, donde se nota especialmente. Será por lo de manotear el primer tarugo que se les cruza que la Bolocco se casó con Menem?

PartyAnimal dijo...

La paranoia de la treintena y eso de que me corre el reloj biologico es algo universal...aqui en Bruxelles pasa todo el tiempo...muchas mujeres 'se dejan querer'para compensar sus inseguridades...como lo dijo recientemente flavia palmiero en una entrevista...

Ana C. dijo...

Y además dicen que es la capital de Europa con el mayor porcentaje de mujeres solteras bien educadas en edad de merecer. ¿Dónde vive esa tal Flavia? ¿Y quién es?

Ulschmidt dijo...

Mire, no se. En general si a un señor le entregan una Schieffer de 25 años con la indicación "manténgase en maduración diez años para consumir en su punto óptimo" muy probable es que ignore las indicaciones.
Lo que sí debería tener fecha de vencimiento es el matrimonio. Así la gente se separa sin culpa. "Es la fecha bromatológica del divorcio, querida" dice el tipo y se va, sin resentimientos. Si algo tan inocuo como las aceitunas en vinagre tiene fecha de vencimiento como no va a tenerlo la relación marital.
PD: Ud. es la hija de su mamá que se casó con un hombre mas jóven o mas grande? ¿Y más jóven o más grande que su mamá o que Ud.?

Ana C. dijo...

No creo que la Schieffer sea como un vino, que hay que mantener cerrado, en condiciones adecuadas de temperatura y humedad, hasta el momento adecuado, sino que, simplemente, va mejorando a medida que se consume, como un queso, o como algunos hombres.

Sobre el otro tema, sin descendencia de la cual sentirse responsable, la solución óptima sería la que usted dice, pero la fecha de vencimiento nos llega a los adultos un poco desfasada con respecto a los chicos, me parece. Y no siempre a los dos adultos les llega sincronizada, de ahí los resentimientos, supongo. Un marido distinto cada diez años, digamos, sería bastante estimulante para evitar el envejecimiento cerebral.

Angelina 2.0 dijo...

Qué buen post, ana, coincido plenamente.

Ulschmidt dijo...

Bueno es lugar común ahora escuchar opinar - sobre todo entre gente superada - que la monogamia se diseñó para gente que se moría pronto y que se torna insoportable sostenida por décadas y décadas. Algo de eso es cierto. En el caso de la mujer - un hipotético caso promedio digamos - creo que el tener la primer tanda de hijos encaminados - mas o menos autosuficientes o independientes, prescindentes de ella en muchas cosas que antes no lo eran - coincide con el pico de infidelidades y crisis de pareja. Es decir, para seguir con la analogía biológica de que hacemos gala, se despierta el impulso por aparear nuevamente, con nuevo compañero.
De hecho a menudo si cambia de pareja tendrá nuevos hijos - de lo que deviene aquello de los tuyos, los míos y los nuestros - y también - y de esto no se habla tanto - se observa el fenómeno de los hijos tardíos o descolgados, con década de diferencia con sus hermanos mayores: esto viene a ser como rehacer el ciclo pero con la misma pareja.

Ana C. dijo...

¿A usted no le parece que eso se aplica más en el caso de los hombres que en el de las mujeres? A las mujeres se nos pasa el cuarto de hora bastante pronto, sobre todo si empezamos tarde a tener hijos. Desde el punto de vista práctico, se complica un poco alcanzar a tener una segunda camada. Por el contrario, he visto más de un cincuentón con mujer de treinta teniendo otros tres hijos, así seguidos. En eso me dan bastante envidia los hombres. Bueno, esos hombres que concentran el poder reproductivo.

CirCe dijo...

A mi esos hombres no me dan ninguna envidia. Los padres ancianos hacen niños huérfanos. No es que me aferre a la idea de los padres tienen que hacer skate con sus hijos pero tampoco los hijos deberían andar cambiando los pañales del padre a la vuelta de la escuela. Ser un padre viejo es condenar al chico a varias cosas desagradables. Pero siempre pesa mas el egoismo de querer transmitir nuestros genes (como si fueran lo mas) a una decendencia que que esa decendencia sea de alguna manera feliz (¡cargando esos genes, Dios nos libre!). Tal vez las mujeres seríamos igual de perversas si pudieramos y de hecho hay algunas que lo intentan valiendose de la tecnología.
Los hombres deberían reconocer lo importantes que son en la crianza de un ser humano como para educarlo mientras toma la pastillita para el alzheimer. Pero históricamente a sido relegado al lugar del proveedor y es por eso que se cree que con tener las arcas llenas su rol está cumplido. Ojalá, viejito, ojalá, pero no. Proveedor es cualquiera, padre casi nadie. Pero hace rato que son tiempos de cáscaras vacias, de personajes en vez de personas, de estereotipos en vez de vidas vividas. Y un poco puede ser por esta boludez reinante de Menem Bolocco que para colmo de males justifican a los niños ricos con tristeza. Porque si a mi el pibe hijo de ellos, un día me dice: "mirá, yo seré un hijo de puta, pero tb . . .querés ver mi album fliar?" "¡¡Está bien!!"gritaría yo huyendo del album"¡¡tenés razón!! DISCULPA".
Sería bueno que los hombres pensaran muy seriamente en una vasectomía después de los 50. Por la raza humana, nomás.

Ana C. dijo...

Circe, bien de acuerdo con vos. A mí sí me parece que los padres tienen que hacer skate con sus hijos, y enseñarles a patinar y a andar en bicicleta y hacer trekking con ellos y así. De todas formas, me dan envidia porque ellos pueden más tiempo que nosotras. Un señor de 40 todavía está en bastante buen estado para criar a su segunda camada, con deportes y todo. La mujer de 40 es el equivalente en ese sentido del de más de 50.