lunes, 27 de febrero de 2006

De amor y de triángulos

Ayer me tocó ir al cine, después de tanto tiempo. Por casualidades de horario, terminé en Flagey, Studio 5, donde por estos días tienen una serie de películas con Jeanne Moreau. Terminé viendo Jules et Jim, un clásico de Truffaut, uno de mis directores favoritos de mi época de mocosa intelectual pedante que sólo veía cine europeo y de autor en la Cinemateca de la calle Sarmiento o en el San Martín. Descubrí que, pese a todo, soy bastante ignorante, porque en realidad sólo vi muchas de sus últimas películas, pero ninguna de las de los años '60.

Me encanta ver este tipo de películas, por dos o tres razones. Una es que me gusta ver si la película envejeció bien, es decir ver si todavía es capaz de decir algo o de emocionarnos con más de cuarenta años encima. Otra es la de ver qué es lo que siento yo al volverla a ver, comparado con lo que sentí o pensé a los 20 años, cuando no era nada más que una post-adolescente sin demasiadas conexiones cerebrales, pero esto sólo se da cuando la película ya la vi antes, lo que no era el caso hoy. Otra, por fin, es una especie de curiosidad antropológica, para ver si los temas que hace 40 años preocupaban a la humanidad siguen preocupándonos.

El triángulo amoroso parece ser uno de esos temas, además de ser una de esas situaciones paradigmáticas que apelan a la imaginación del ser humano, lo que prueba el hecho que al buscarlo en IMDb, aparezcan 446 películas donde se trata el tema de alguna u otra forma. Debe ser porque más de uno o una estuvo alguna vez enamorado de dos personas al mismo tiempo y la fantasía más fuerte en ese momento es la de poder convivir con las dos pacífica y amantemente. En la vida real, tal convivencia casi nunca es posible, ya que no sólo los celos por parte de las dos personas del mismo sexo son inevitables, sino que también el vértice del triángulo se siente bastante inseguro ante la falta de sentido de posesión de cualquiera de los otros dos. Uno se siente realmente amado cuando el otro te quiere todo entero, supongo.

Jules et Jim es la historia de dos amigos enamorados de la misma mujer. De ella uno no termina de descubrir si se enamora primero de uno y después del otro, o si se enamora del primero porque llegó antes, aunque sino se hubiera enamorado del segundo, o si se enamora del segundo para compensar que antes se enamoró del primero, o qué. De ellos, uno está mucho más enamorado y es mucho más valiente que el otro y es, curiosamente, el menos celoso de los dos. El personaje de ella es fascinante y un poco indescifrable y Jeanne Moreau la interpreta maravillosamente con esas ojeras oscurísimas y esa boca de amargada que a veces le sale.

La película envejeció fantásticamente bien y me pareció preciosa. Final feliz no tiene. En IMDb descubrí, además, que ganó el premio al mejor director en el festival de cine de Mar del Plata y el Bodil a la mejor película extranjera, otra de esas casualidades que me encantan y que a veces descubro.

jueves, 23 de febrero de 2006

Familia rara

– Mamá, ¿no somos una familia rara?

– ¿¡Rara!!?? ¿Por qué?

– Y... nos gusta toda la música. Nos gusta el rock ...

– Y nos gusta el jazz, y el tango, y el rap ...

– Sí, y a todos nos gusta el blues ... Y a vos te gustan esas cosas africanas ...


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Y a mí también me gusta el raï.

domingo, 19 de febrero de 2006

Mahoma y la industria lechera

Malizia tiene razón, parece que justo esta época fuera una de ésas en las que la humanidad va para atrás.

Nunca voy a justificar ni el racismo ni la xenofobia, pero quizás intentar, hasta cierto punto, comprenderlos o encontrarles una explicación.

Los daneses no son un pueblo muy grande, un poco más de cinco millones, y una de las razones por las que su sociedad funciona tan bien y está tan bien organizada es su homogeneidad. La forma de pensar es parecida y es fácil obtener consenso generalizado cuando de reformar la sociedad se trata. Eso puede hacer que para algunos el sistema político sea aburrido, aunque en realidad no es así. Casi todos los partidos están bien apiñados en el centro de un eje izquierda-derecha y las luchas por el poder son bastante fuertes, aún dentro de los mismos partidos políticos.

En el mundo actual un país así de chiquito, homogéneo y abierto sufre bastante, sobre todo por las tensiones que produce la immigración. Dinamarca tuvo una política de asilo muy generosa durante los ochenta y la primera mitad de los noventa que se sumó a la immigración turca y pakistaní de los sesenta. El resultado de eso es que hoy debe haber entre 200 mil y 300 mil musulmanes, bastante visibles para la opinión pública por ser tan diferentes.

En la mayoría de los países, los immigrantes son buenos para el país que los recibe, trabajan en los trabajos que nadie quiere, pagan impuestos, dinamizan la sociedad, pero en Dinamarca cuestan plata. Los daneses tienen ese súper estado de bienestar porque la mayoría de la gente trabaja mucho y paga unos impuestos brutales. En eso los daneses se pusieron de acuerdo hace mucho y lo hacen, aunque a nadie le gusta trabajar y pagar impuestos, porque para ellos es el precio que tienen que pagar para tener una sociedad sin pobres, donde todo el mundo puede ir a la escuela o al hospital cuando hace falta. Para los daneses, los immigrantes que reciben más de lo que aportan son una especie de parásitos indeseables, algo en lo que muchos otros pueblos deben estar de acuerdo.

Si además esos “parásitos” tienen que decidir sobre lo que está permitido publicar o no, entonces, bueno, la que se puede armar es la que terminó por armarse en la realidad. Que el Jyllands Posten haya querido provocar, sí, es posible que sí. Ellos dicen que publicaron los dibujos para mostrar que en Dinamarca no existía autocensura. Y aunque es cierto que es el diario más crítico hacia los immigrantes (yo en un determinado momento dejé de leerlo porque, como immigrante que fui, me tenían bastante harta), también es cierto que en mayo del año pasado recibió un premio europeo por contribuir a la diversidad y estar en contra de la discriminación. ¿El gobierno danés? Bueno, para mí no estuvieron demasiado diplomáticos y sí bastante arrogantes. Y los dibujos siguen pareciéndome bastante buenos. Me gusta el de la censura, el de las vírgenes, el del nene en la escuela con la camiseta de fútbol de un club danés, el del dibujante que dibuja con miedo, el del autor del libro sobre Mahoma que no encontraba dibujante para su libro por culpa de la autocensura y terminó teniendo publicidad en todo el mundo y, por supuesto, el de la bomba, que refleja lo que hoy por hoy significa la palabra "Islam" para los occidentales. Terror.

Y los daneses son bastante sanguinarios con ellos mismos, para muestra, el dibujito con el que empieza este post donde se ve al primer ministro disculpándose bajo presión de la industria lechera. Voilá!

viernes, 17 de febrero de 2006

Cumpleaños


Hoy es mi cumpleaños. Sigo siendo más joven que Brad Pitt, aunque más vieja que Angelina Jolie. Lo voy a festejar hasta mañana.

martes, 14 de febrero de 2006

Contradicción

Dinamarca es una de las sociedades más armónicas que existen. No hay pobres pidiendo por las calles, la gente anda en bicicleta por bicipistas habilitadas al efecto, los hospitales son gratis, las escuelas también, no te roban por la calle, no hace falta contar los vueltos cuando comprás cigarrillos, o caramelos, o un boleto de colectivo, los policías son simpáticos y te ayudan, los cursos de danés para extranjeros son gratis, a partir de los 18 años todos los estudiantes reciben la beca más generosa de Europa, todas las mujeres amamantan a sus hijos, tiene las mejores guarderías públicas del planeta Tierra, el Banco Central está diseñado por un maestro de la arquitectura del siglo XX, la gente paga los impuestos sin dejar de protestar, tiene las mejores playas de Europa, la proporción de hombres rubios, altos, de ojos celestes y con buen carácter es bastante elevada, la de mujeres ídem pero mandonas también, no hace falta tener miedo de volver a casa a las 3 de la mañana, la gente es la más divertida que hay al norte de los Pirineos, tiene unas bibliotecas modernísimas desde donde se puede acceder a todo un universo multimedia sin gastar un mango, la probabilidad de que te devuelvan la billetera perdida con todo adentro es una de las más altas del planeta, producen molinos de viento, es uno de los pocos países desarrollados, sino el único, que cumplen con eso de donar un 0,7% del PIB en ayuda al desarrollo, los trenes son puntuales y, last but not least, mi marido y mis hijos nacieron ahí.

¿No es un poco raro que por unos dibujos que al final de cuentas son bastante buenos y posiblemente estén tratando de combatir el miedo, el país quede catalogado como intolerante y racista?

viernes, 10 de febrero de 2006

Reencuentro

Hace unos cuántos meses, encontré un blog que me encantó. Un chileno que escribía con una poesía, un desparpajo y una erudición tales que comencé a disfrutar por adelantado de lo que iba a ser seguirlo. Lo encontré siguiendo una estrategia que inventé por esa época, pero que abandoné al poco tiempo. Bueno, el hombre escribió unos tres posts y después no apareció nada nunca más. Yo de vez en cuando pasaba y, al no encontrar nada nuevo, me iba bastante desilusionada. Al final lo puse en donde tengo los links de blogs abandonados, imaginándome que era a lo mejor un periodista conocido o un escritor famoso o algo así que había estado jugando un poco a tener un blog y después lo había dejado, al tener ya un medio establecido para publicar sus cosas. En fin, de vez en cuando pasaba a releer la historia de la chica del tren, que es realmente deliciosa, hasta que ayer, jugando de vuelta con Technorati, volví a encontrarlo, esta vez en otro hotel de blogs ¡y con un montón de artículos! Espero que la próxima vez que se mude, avise. Su blog se llama Camino de Santiago y leerlo es un placer.

jueves, 9 de febrero de 2006

Chocolate a la divina potencia

Bestiaria tiene uno de los blogs que más me gusta leer. Hace un par de semanas escribió éste post donde habla de la tendencia femenil hacia los postres y donde propone una clasificación del género de acuerdo a las preferencias a la hora de decidirse delante del mostrador de una heladería, decisión difícil si las hay, sobre todo en BUE o en ésta heladería, la que más me gusta de BRU. Su clasificación me hacía temer lo peor pero resultó que, según ella y de acuerdo a mis preferencias, soy del tipo "interesante pero sencilla", lo que me dejó más tranquila y bastante contenta, sobre todo por lo del toque de sofisticación.

En fin, que Bestiaria parece estar siempre a dieta, pero como no hay dieta que aguante sin una buena dosis periódica de esa sustancia altamente adictiva, gratificante, y además extremadamente benéfica para la salud general de las mujeres, que se descubrió en México hace como cinco siglos y se mejoró hasta la perfección en Bélgica, hoy va una receta que, variaciones mediante, me sirve de comodín en las situaciones más variadas, dedicada especialmente a ella. Lo bueno de una receta comodín es que una se puede lucir aunque esté haciendo montones de cosas y no tenga demasiado tiempo para cocinar, lo que te evita convertirte en una feminista paranoica.

La idea la saqué de una entrevista que leí una vez a una mujer que me dejó impresionada por lo hiperactiva. Esta señora era maestra en una escuela primaria, al mismo tiempo que estudiaba derecho, tenía cinco hijos, estaba casada con un médico y se iba de vacaciones a Groenlandia a recorrer kilómetros y kilómetros de hielo durante varios días en un trineo a tracción perruna, uno de los deportes más exigentes que existen. Según ella, ninguna mujer tenía derecho a no hacer una torta para llevar a la escuela de sus hijos con la excusa de trabajar a tiempo completo y de no tener tiempo para hacerla, ya que el problema se solucionaba aprendiendo a hacer una torta en 10 minutos. Así que aquí va mi maravilla de chocolate en 10 minutos.

La idea es derretir medio pan de manteca (100 o 125 gramos, según el país) con un paquete de chocolate negrísimo (200 gramos), mezclar bien con 150 gramos de azúcar y después con 6 huevos, poner todo en un molde de tarta (yo uso uno de esos de porcelana con el borde ondulado, de 26 cm de diámetro) y cocinar en el horno previamente calentado a 200 ˚C durante 20 minutos. Antes de servir, espolvorear con azúcar impalpable para tapar los defectos, porque muy linda no queda. El resultado es mejor si los huevos se ponen por separado, primero las yemas, una por una, y después las claras batidas a punto de nieve con la tercera parte del azúcar. A mis hijos les encanta chorreada con coulis de framboises. Variaciones, a pedido.

miércoles, 8 de febrero de 2006

Registrado y con código de barras

Toda (o parte) de la historia está aquí y se consigue empezando en esta página.

martes, 7 de febrero de 2006

Receta de feliz cumpleaños

Mi blog no tiene demasiado sexo, o por lo menos el tema ocupa en el blog bastante menos lugar de lo que ocupa en mi cabeza, o en mi tiempo libre. De alguna u otra manera, la palabreja se las arregla para aparecer, porque en la lista de palabras que la gente pone en Google o en algún otro robot y hace que terminen aquí, la palabra "sexo" está dos veces y "sexy" una (en algún momento también aparecían "helado" y "placer", mmmmm....). La última búsqueda fue muy divertida: "ser un hombre sexy". Supongo que el que la buscaba estaba buscando una receta para convertirse en un hombre así (también estoy suponiendo, quizás equivocadamente, que fue uno que quería aprender cómo serlo y no una que quería aprender cómo detectarlos) y como a esta altura de mi vida me animo a pensar también que soy capaz de darla, ahí va:

Un hombre sexy está lleno de pasión. Pasión por lo que hace, pasión por lo que encuentra, pasión por lo que dice, pasión por las personas con las que está.

Un hombre sexy te mira y en su mirada hay una mezcla de cariño, dulzura, ternura, avidez, curiosidad y deseo que hacen que no puedas despegarte de sus ojos.

Un hombre sexy sonríe y le aparece un pocito en una mejilla o uno en cada una y si sigue sonriendo todo el día, mejor.

Un hombre sexy te abraza y no te suelta y entonces aparece un calorcito que tiene la temperatura justa que estabas esperando y hace que no tengas demasiadas ganas de despegarte.

Un hombre sexy te besa y sus labios son fuertes y suaves a la vez, su lengua se acomoda a la tuya perfectamente, su saliva combina perfectamente con la tuya y su aliento te sirve de oxígeno y huele a un paseo por el bosque una mañana de verano.

Un hombre sexy te lleva a la cama sin que te des demasiado cuenta de cómo llegaste hasta ahí, ni de cómo te quitó la ropa, sólo una sensación de remolino, de rodillas blandas, de caerse de a poco.

Un hombre sexy tiene una mirada después de hacer el amor que te hace dar ganas de repetir el acto para volver a verla.

Un hombre sexy come de todo y toma de todo. No deja de comer un guiso porque tiene cebolla o demasiado picante y de vez en cuando, pero sólo de vez en cuando, se agarra una buena borrachera y termina cantando a los gritos con los amigos por la calle.

Un hombre sexy te lleva a pasear por el Amazonas sin equipo y te hace sentir segura de que es el paseo más normal del mundo.

Un hombre sexy te acompaña a parir y no sólo no hace falta cuidarlo a él para que no quede impresionado, sino que al final te queda la sensación de que sin él al lado jamás hubieras podido.

Un hombre sexy lleva a tus hijos a aventurarse por la vida y les enseña cosas que jamás podrían haber aprendido de vos. Los ayuda a soltarse si te ponés demasiado sobreprotectora, pero los protege si te desentendés de ellos.

Un hombre sexy te hace sentir que te ponés más linda con cada cumpleaños y que envejecer juntos será toda una fiesta.

Un hombre sexy tiene hambre de todo. Es curioso, creativo y valiente. Y no deja nunca de aprender.

Bueno, y ahora busquen todos los "sexos" y "sexys" que se les ocurran, nomás.

jueves, 2 de febrero de 2006

Experimentando con música

El viernes pasado fui a otro de esos conciertos de jazz buenísimos con los que me estoy castigando. Esta vez eran 2 guitarras, un bajo y un clarinete, un ciclo llamado Jazz Manouche, de vuelta The Music Village y los músicos, los de la foto. Durante el concierto, se podía comprar un disco y, como tenía muchas ganas de mostrarle a mi querido maridito que había tenido más ganas de quedarse en casa que de salir lo que había estado escuchando, me lo compré. Desde ese día no paro de escucharlo, hay tres o cuatro temas que me encantan y uno de ellos va puesto acá. Cuando vi que lo tenían en el repertorio me puse muy curiosa para ver si lo tocaban esa noche y cómo lo tocaban. Fue el último tema de la noche, antes de los bises, y tan bueno, tan bueno, que durante 10 minutos anduve en taxi por Corrientes sin llegar a ningún lado, que es la sensación que tengo cada vez que lo escucho.

Para los que pasan por aquí rapidito y sin leer, un consejo: aprieten el botón de play, abran otra ventana y sigan surfeando y leyendo otras cosas mientras escuchan, durante 7 minutos y 42 segundos, una versión lindísima de un clásico.


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El programa de febrero, impresionante. Está aquí.

Y la versión de Piazzolla, aquí.