Los panqueques con dulce de leche son una de esas perfectas combinaciones alimentarias en las que uno consigue una sensación gustativa absolutamente placentera, un orgasmo con origen en la boca. Los panqueques con otra cosa (azúcar, nutella, mermelada de cerezas) son ricos, pero no son lo mismo. De vez en cuando, para repetir la felicidad de algunos veranos en Villa Gesell de panqueques con dulce de leche y crema, fabrico yo misma el dulce de leche. Y aunque mi dulce de leche no tiene el mismo gusto que el Gándara y la crema no tiene el mismo gusto que la de La Serenísima, la sensación es bastante parecida.
Hacía muchísimo que no hacía dulce de leche. La última vez que lo hice mis hijos todavía no eran demasiado conscientes de las diferencias de sabores y como en casa la única que cocinaba antes era yo, no se daban cuenta que la comida de mamá les gustaba. Ahora cocino nada más que una o dos veces por semana y cada vez que lo hago, lo disfrutan muchísimo y les encanta sentir el gustito a mamá en los guisos y los asaditos. Cuando el otro día se enteraron que sabía hacer dulce de leche, se entusiasmaron tanto que me hicieron comprar todos los ingredientes para fabricarlo y me hicieron prometerles que lo íbamos a hacer juntos. Y así fue: anoche fabricamos dulce de leche siguiendo la receta infalible de Blanca Cotta. Mañana, en la cena, reconocerán Argentina cuando comamos el postre.