lunes, 25 de julio de 2005

Domingo con lluvia

Ayer me pasé todo el día encerrada en casa. Bueno, encerrada no es la palabra exacta, porque me lo pasé súper-bien.

Primero, desinstalé y volví a instalar toda mi iMac que estaba hecha un desastre. Quedó preciosa de vuelta y ahora todo funciona mejor. Lo único que, en el proceso, le borré a Martín todo su archivo de música y a Lucas (y a mí) toda la historia de los Sims que nos había llevado como dos meses construir. Teníamos 7 u 8 familias lindísimas viviendo en unas casas de lo más funcionales y haciendo unas carreras impresionantes. Ahora tienen (tenemos) que empezar de cero.

Después vimos todos juntos una película repatingados en el sofá y haciéndonos mimitos. Lucas pasó un poco de miedo, me parece que al final la película no era apta para todo público, aunque a mí y a Martín nos gustó bastante.

Al final, fui a devolver las películas, en el camino me encontré con dos linyeras belgas que me pidieron plata Euh ! on est dans la merde, on a rien a fumer. Me dieron lástima y me parecieron simpáticos, les dí dos cigarrillos a cada uno y se pusieron re-contentos, con sus sonrisas semi-desdentadas. Oui, on est dans la merde, ça se voit, pensé para mis adentros y casi les digo. Por no se qué razón, me alegraron el día, o la tarde, que ya eran como las ocho y media.

En el video club, había dos chilenos y una belga rubia hablando en chileno, a la chica no se le notaba que no era chilena, a lo mejor yo me hice la película de que no lo era porque la vi rubia y de ojos celestes y demasiado alta para ser chilena. El acento me pareció tan familiar que los miré con cariño y se quedaron un poco sorprendidos. A veces me parece que yo quiero más a los chilenos de los que ellos me quieren a mí. Un poco lo mismo que me pasa con vos.

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