martes, 20 de diciembre de 2005

Más hermanos

Ayer estuve cenando en un restaurant. Al final de la velada me puse a mirar a la otra gente que estaba ahí y descubrí un trío; dos chicos y una chica, en esa edad perfecta entre los 20 y los 25 años, los tres bellísimos. Durante un rato traté de imaginarme qué tipo de relación los unía, por la forma en que ella miraba a los dos chicos. Se notaba que eran bastante más que amigos, porque faltaba ese ambiente de fiesta un poco desaforado que aparece, por ejemplo, entre compañeros de universidad o de trabajo. Parecían hermanos los tres, pero no les descubría ninguna semejanza física, aunque a lo mejor sí. Ella miraba a los dos como si los conociera de años, sin esa curiosidad de gente que se conoce hace poco, sin esperar nada de sus reacciones, sólo una especie de evaluación calculada de lo que estaban hablando. En ellos no había ni la más mínima actitud de seducción. Ella pagó la cuenta, al mismo tiempo que su mirada se cruzó con la mía y nos estudiamos mutuamente. ¿Qué se habrá imaginado ella de esa mirada curiosa, casi desvergonzada? Al final, llegué a la conclusión que uno era su novio y el otro su hermano, pero la constelación daba para un par de combinaciones más audaces.

sábado, 10 de diciembre de 2005

Amor de largo plazo

La cercanía física entre hermanos de distinto sexo, cuando se prolonga demasiado en el tiempo, suele producir relaciones equívocas. ¿Qué quiere decir equívocas? Quiere decir relaciones que terminan pareciéndose al matrimonio. Más que al matrimonio, al amor. Usted habrá visto que los matrimonios largos y bien avenidos transforman la pasión del amor en una especie de hermandad incestuosa. Con los hermanos pasa al revés.

Abelardo Castillo. La que espera. en El espejo que tiembla.

A lo mejor por eso, para recuperar una o dos veces a lo largo de estas larguísimas vidas que nos tocan vivir en el siglo XXI un poco de esa pasión amorosa primigenia que uno siente una o dos veces en 80 años, hay que matizar con un amante, o dos. Pero nada de cosas tibiecitas. Que para eso nos quedamos en nuestra bien avenida hermandad incestuosa. Una pasión de verdad, una que te sacuda las entrañas y te haga sentir tantas mariposas dando vueltas por la barriga que la sensación sea parecida a las náuseas y una donde las piernas te tiemblen tanto y las rodillas se te pongan tan blanditas que la única solución sea terminar en una cama, desmayada de amor y de deseo.

domingo, 4 de diciembre de 2005

Mi hijito menor

— Mamá... ¿No es mágico hacer un ser humano?

Lo primero que hice fue darle la razón. Después le conté lo mágico que es verlo a él todos los días convertirse un poco más en él.

jueves, 1 de diciembre de 2005

Buenos Aires es hermafrodita

Así apareció hoy vestidito el obelisco más famoso del mundo. Y, por fin, se sacó la careta porque si esto no es un símbolo fálico, no se dónde lo hay. Esto comprueba que, hoy por hoy, BUE debe ser la ciudad a la que hay que visitar este diciembre y también comprueba que, por fin, en Argentina hay gente que se dedica a seguir educando al soberano para que las cosas mejoren.

Alguna vez me contaron un chiste sobre el obelisco al que recuerdo como uno de los más graciosos que escuché nunca, uno de esos chistes tontos que hacen la delicia de chicos como uno que yo conozco que estaba naciendo justo hoy, a esta misma hora, hace exactamente 12 años. Para copiar a Patrizio y sus ¿Sabías qué? me gustaría ver si alguien se acuerda de ese chiste, así se lo puedo contar.

¡Ah! La foto la saqué de Clarín. Aunque también hay una súper-buena, pero sin forro, aquí. Acabo de comprobar que él también puso ésta hoy en su blog. Se merece estar en muchos más.

Liviana como una pluma

Me acabo de sacar un trabajo de encima en el que estuve trabajando más de un mes. El resultado final no sé si vale la pena, pero lo que sí vale la pena es la sensación de haberlo terminado y de poder pasar a otra cosa.

domingo, 20 de noviembre de 2005

Sin propagandas


En este blog esto es completamente trivial, porque igual me moriría de hambre, pero me encanta el pajarucho y su cara de pedante sabihondo y me gusta tenerlo en la página. Toda la información al respecto está acá.

viernes, 18 de noviembre de 2005

Mi hijito mayor

¿Te preparo el sandwich todo de salame o una mitad de jamón y la otra de salame?

Sí.

A la madre la recorre un frío por la columna vertebral.

lunes, 14 de noviembre de 2005

Paranoica

Cuando me mudé a mi casa nueva todas las ventanas estaban sin cortinas. Durante más o menos dos semanas, vivimos en lo que a la noche, según mi marido, se convertía en una pecera. En esos días de vida en un acuario, uno de los vecinos de atrás se divertía haciendo señales de luces con una especie de linterna láser de color rojo que se nos clavaba en los ojos de costado cuando más tranquilos estábamos mirando tele o paseando por Internet. Por esa época, yo no asociaba la luz roja con una simple linterna, así que la cuestión me parecía altamente tecnológica y me hacía pensar que el que lo hacía era una especie de espía, intentando establecer algún tipo de comunicación, o algún psicópata introvertido, que intentaba amargarnos la vida molestándonos en esos momentos en que uno cree que está solo y pasándoselo bien. Del lado desde donde venía la luz hay dos ventanas donde nunca, nunca, se levantan las persianas, salvo a veces diez centímetros cuando hace muy buen tiempo, o mucho calor. Yo a veces me imagino que en ese departamento vive uno encerrado, uno que no quiere dejarse ver, poseedor de todo un equipo de telescopios y largavistas que le permiten espiarnos a todos y que se pasa el día mirando por la ventana la vida de todos los demás y aunque ahora se ha resignado a esa pasividad, espera el momento de volver al ataque como en la época de las luces rojas.

viernes, 4 de noviembre de 2005

Mi libro de arena

Mi tía del alma decía que casi siempre las cosas que uno quiere mucho llegan, pero cuando ya no se necesitan tanto como antes. A veces, hasta son inoportunas. Eso es un poco lo que me pasa con los blogs. Cuando era chica, quería un Libro de Arena, un libro que no se terminara nunca y donde cada vez se pudiera leer una historia nueva. Borges se lo imaginó, porque quizás a él le pasara lo mismo, y se lo imaginó un poco distinto, un libro de anticuario, polvoriento pero mágico. Yo me lo encontré hace unos pocos meses, delante de mi computadora. Desde entonces todos los días me encuentro historias nuevas, personajes diferentes, escritores y escritoras de todo tipo, montones de ellos tan buenos y buenas que de a poco el gusto a uno se le pone malcriado. Y todos los días tengo la oportunidad de leer nuevas páginas de este libro infinito. Lástima que justo ahora tengo otras mil cosas que hacer.

martes, 25 de octubre de 2005

Don de lenguas

Cuanto más cerca está el idioma en el que te movés todos los días de tu idioma materno, más difícil se te hace evitar el contagio. Durante años, mientras hablaba danés, mi castellano argentino-patagónico se mantuvo incólume, inmutable. Sólo lo mezclaba, de vez en cuando, con palabras que designaban cosas o conceptos que no estaban en mi mapa mental de argentina, como dyne o rugbrød o ombudsmand o cosas así. Lo que en realidad estaba bien y estaba mal, porque, por un lado, no se me arruinaba el lenguaje, pero, por otro, se me había quedado como paralizado, detenido en el tiempo. Cuando empecé a hablar francés, me dí cuenta que la virginidad de mi castellano no había sido virtud mía, sino el resultado feliz de la lejanía entre el danés y el castellano (lejanía no del todo cierta, por otra parte, ya que hay montones de expresiones y de dichos que se dicen de la misma forma). El francés se metía, de a poquito, por cualquier intersticio que encontraba y de repente me encontraba diciendo no importa qué en lugar de cualquier cosa o ¿Es que tenemos café? en lugar de ¿Tenemos café?. Todo esto no lo había pensado mucho hasta el día en que encontré a mi súper amiga española y, mientras su hija aprendía a hablar en argentino en media hora gracias a mi hijo, el políglota, que a su vez aprendía los verbos más corrientes en modo imperativo en versión peninsular, nosotras nos contagiábamos como locas y nos reíamos como locas de todas las diferencias entre nuestros respectivos "idiomas".
Ahora tengo un cuidado bárbaro, y protejo a mi castellano con dialecto del cono sur como a una especie delicada en peligro de extinción. Lo que tiene sus ventajas y desventajas. Por suerte, el políglota está empecinado en ayudarme.

viernes, 14 de octubre de 2005

Melingo, compadre


Me lo fui a ver a Melingo por segunda vez en el año. Cuando el año pasado me dio esa nostalgia que no había sentido desde mi primer año de emigrada y me entraron de repente unas ganas desesperantes de escuchar tango, me enteré de que en BUE había toda una renovación tanguera que se me había pasado completamente por alto. Por eso, la última vez que anduve por allí, me compré 2 o 3 discos nuevos y uno de ellos fue Tangos Bajos. En casa quedamos todos fascinadísimos y, cuando en la primavera cayó por el Botanique, nos fuimos de cabeza a verlo. Los chicos, furiosos porque no los llevamos, se encariñaron tanto con el disco que se lo metieron en el iPod y se aprendieron las canciones de memoria. Así que, cuando esta vez volvió para tocar en el Senghor, sacamos entradas para todos y estuvimos preparando el corazón durante, por lo menos, un mes.

Melingo empieza de a poquito, al principio no parece nada, sólo esa voz gravísima, callejera, casi cascada. Pero sus músicos son impresionantes y se crea una sinergia entre él y ellos que todo se pone hirviendo y hay momentos en sus conciertos en que uno no lo puede creer. Cada vez que tocan una canción, la versión es diferente, por eso me dejan una sensación de tango-jazz, no porque haya jazz, sino por el toque de improvisación y de cambio. Con la de ayer de Narigón yo quería que no se terminara nunca. De repente, había en BRU una onda a BUE, a 86 yendo por Avenida La Plata, a San Juan y Boedo antiguo, a milongas en Palermo Viejo, que me suavizaba un poco la nostalgia.

martes, 11 de octubre de 2005

Una pareja perfecta

A veces me siento la hija de Frankestein y la Celestina. Agustín y Nerea , si todavía no se conocen, tendrían que encontrarse, enamorarse, casarse y dedicarse a concebir una dinastía de escritores que le asegurarían al castellano premios Nobel de literatura durante los próximos 200 años. Y ser felices y comer perdices. Con esta propuesta me estoy asegurando el odio eterno de sus respectivas parejas. Pero a lo mejor el agradecimiento, también eterno, de futuros lectores deslumbrados.

lunes, 10 de octubre de 2005

Soles y planetas

Esto de los blogs es como visitar miles de sistemas solares paralelos. Existen algunos sistemas chiquitos, donde el sol y los planetas están más o menos equilibrados. Existen otros con un sol enorme, un planeta o dos contundentes y montones de planetitos. Y existen otros con una estrella luminosísima y planetas brillantes y lunas estupendas. A veces se chocan, o se encuentran. Mañana lo explico mejor.

domingo, 9 de octubre de 2005

España 2 - Bélgica 0


Ayer llevé a mi hijito más grande a ver su primer partido de fútbol. Que esa responsabilidad haya caído en la madre se debe nada más ni nada menos que al hecho incontestable de que el padre cuenta, entre sus innumerables virtudes, con la de que no le gusta el fútbol. No es que no le guste del todo, no. Si de repente el tipo cae en un partidazo de ésos en los que todo el mundo corre, juega y mete goles, lo disfruta como cualquiera. Pero él no va a cambiar ninguno de sus otros planes, ni planificar ningún fin de semana en función de ningún partido de fútbol, faltaba más. Con decir que para ver la final Dinamarca-Alemania en el verano del '92 lo tuve que sobornar...

Bueno, la historia es que ayer jugaba España en BRU un partido decisivo para clasificarse para el Mundial del año que viene y algunos de los españoles de mi trabajo se habían organizado para ir al Roi Baudoin a verlo juntos. A uno le sobraban dos entradas y yo, ni lerda ni perezosa, se las encargué al toque. Teníamos nada más que dos, así que mi hijo más chiquito se quedó sin fútbol. Eso me hacía sentir aliviada por un lado, porque me daba un poco de miedo llevarlo a un estadio de fútbol, pero un poco culpable por otro, porque la madre y el hermano se lo iban a pasar en grande.

Bueno, para ir tomamos el subte, en el que había una onda impresionante (un ambientazo, como dicen mis amigos españoles). Los belgas y los españoles todos embanderados y pintaditos, cantando juntos de todo corazón. Ahí me di cuenta que tanto no desentonaban entre ellos, porque todo era rojo y amarillo, con un poco de negro, además. Llegando al estadio, para seguir con la nota típica, nos compramos unos churros con salsa de chocolate belga. Al final tuvimos que correr un poco porque nos equivocamos de entrada y nos sentamos justo antes de que empezara el partido. Mi nene, con sus once años, su metro sesenta y ocho y su look de pre-adolescente, se lo estaba pasando de primera (de puta madre, como dirían mis amigos españoles).

En fin, que como íbamos decididos a darle todo el apoyo moral a los españoles que necesitaran, nos pusimos a cantar como los mejores todos los Españas y olés que hicieran falta y Martín aprovechó para decir a los gritos todos los hijos de puta que se gritaron durante la velada con la sonrisa más divertida que le vi en mucho tiempo. Era toda una contradicción y un goce oirlo gritar unos de los insultos más fuertes que existen en castellano con una enorme sonrisa de nene atorrante.

Después de sufrir un buen rato y de aburrirnos otro, el partido se puso entretenido y nuestros cantos terminaron teniendo efecto. Para mejorar las cosas, los dos goles se hicieron del lado en el que estábamos nosotros, por lo que los pudimos ver bastante bien. La noche terminó siendo un éxito y nos volvimos a casa bien contentos, todo lo contento que vuelve uno cuando el equipo por el que hincha gana. La única desventaja que tiene esto de ir a la cancha es que no te repiten los goles y de repente te das cuenta de lo irrepetible de la vida.

Para completar la buena noche, Dinamarca le ganó a Grecia y quizás no se quede afuera. Ahora, lo que no tiene que pasar es que Argentina, España y Dinamarca empiecen en el mismo grupo, porque sino se nos desdoblará (se nos trisdoblará) el corazón demasiado pronto.

El más chiquito llevó a su papá a ver Bombón, el perro, de Sorín, aunque él ya la había visto antes conmigo. El papá, encantado.

domingo, 2 de octubre de 2005

Jugar a ser Nobel


Se están por repartir los premios Nobel de este año. Intentando averiguar quiénes son los candidatos del año, entré a la página oficial sueca y, en lugar de lo que buscaba, encontré un montón de jueguitos didácticos relacionados con todas las ciencias que se premian. Por ahora, los únicos que jugué fueron el del comercio internacional y el de los grupos sanguíneos, pero desde aquí se tiene acceso a todos. Para iniciar a chicos ignorantes -y a mamás poco actualizadas- en los misterios de las ciencias más abstractas son especialmente recomendables. Curiosamente, a mis hijos las ciencias más abstractas les resultan las sociales. Es que en realidad son un invento. O los comportamientos sociales más difíciles de cientificar que los naturales.

jueves, 29 de septiembre de 2005

Gusto a nada

Alguien tendría que denunciar a los productores de duraznos ante algún organismo internacional de violaciones a los derechos humanos. ¿Cómo es posible que desde hace por lo menos cinco años no pueda conseguir un durazno con gusto a durazno, sino con gusto a una nada ácida y con consistencia de esponja? Los peores son los franceses, pero los españoles vienen pisándoles los talones y los griegos, que hasta hace unos años todavía se podían rescatar, ya están malaprendiendo del resto. Pura pinta y nada adentro. Imaginemos el resto de nuestra vida sin comer duraznos con gusto a durazno, a ver si no tengo razón.

miércoles, 28 de septiembre de 2005

Las malas compañías

De vez en cuando, me relaciono con gente con la que no tengo que estar. Alguna especie de inclinación levemente enfermiza que me hace pasar tiempo con amistades que no son tales y con las cuales no existe esa sensación de enriquecimiento mutuo, de crecer en consonancia y de ofrecerse uno al otro que se da en las mágicas ocasiones en que nos encontramos con un amigo de verdad. De este tipo de gente no sólo no aprendo nada, sino que terminan sacando lo peor de mí, los sentimientos horrendos que uno trata de mantener en vilo continuamente para irse convirtiendo de a poco en una mejor persona. Desprecio, envidia, rabia y desazón.

Aunque la teoría dice que es mejor sentir que reprimir. Para mí que lo mejor es evitar a la gente que te los provoca.

Ah! El otoño sigue precioso por acá.

jueves, 22 de septiembre de 2005

Incubación

A veces hay épocas en las que nos pasamos un tiempo vegetando o viviendo como bichos invertebrados, como amebas o algún otro organismo insensible y sin conciencia. Justo ahora, siento que estoy viviendo en una de ésas, aunque de vez en cuando algo me despierta. Es como si estuviera juntando energías para dar un salto. O lo mismo que pasa cuando un bebé se está incubando en nuestra panza, una sensación de espera, de ganas de que pase el tiempo, pero a la vez de que no pase nunca porque nos da miedo eso que está por venir, ese futuro tan desconocido. Espero que todo salga bien.

martes, 20 de septiembre de 2005

Pues, sí

Al final me diste la razón. Y nos lo pasamos re-bien. La sonrisa que tuve puesta todo el día no dejaba que se me vieran las ojeras.

jueves, 15 de septiembre de 2005

Buscando qué leer

Mi nueva estrategia para encontrar blogs nuevos es buscar en Technorati los blogs que tienen una palabra que está en el título de algunos de mis posts. Después, aplico alguno de mis estrictos criterios selectivos, que tienen más que ver con la magia y el asombro que con la norma. Así encontré a Pompina, porque a ella no le gusta el dulce de leche, y al Antonio que escribió esta maravilla de palabras que hacen relamerse, gozar de los sentidos, disfrutar de la vida.

miércoles, 14 de septiembre de 2005

El año dado vuelta

Y esto ya no me pasa más. Pero otra de las extrañas sensaciones que me produjo la mudanza del Sur al Norte fue la de no saber más lo que sentía para Carnaval y Pascua. Para mí, el Carnaval era la mejor parte del verano, cuando éste, ya bien instalado y cómodo en su parte del año, nos ofrece días de calor a granel, las mejores frutas maduras y esa luz espectacular de la Patagonia que se mezcla con el verde oscuro de los álamos justo en el momento anterior al de aparecer las primeras hojas amarillas, una orgía de agua y de música, de bailes de disfraces y atardeceres tibios. Y Pascua era el comienzo del otoño, los primeros vientos helados y una sensación de desabrigo que de vez en cuando me agarra cuando escucho radios mal sintonizadas. Y algo que pasaba poco después de volver a la escuela. Por eso, cuando me mudé, siempre me quedaba esperando que se hiciera Pascua en el mes de octubre. Y que el Carnaval sea en invierno me parece más raro todavía que las Navidades con nieve.

martes, 13 de septiembre de 2005

Medialunas

Acordándome de mi mudanza del hemisferio sur al hemisferio norte hace ya unos cuantos abriles, recuerdo que me sorprendió descubrir que la luna crecía para el otro lado; cuando en el sur la luna crece, tiene forma de C y cuando mengua, de D. En el norte es al revés, cuando crece, tiene forma de D y cuando mengua de C. ¿La forma de qué letra tienen los croissants?

lunes, 12 de septiembre de 2005

Cambio de estaciones

Hoy en BRU hay olor a BUE. Huele a BUE al final del invierno o al principio de la primavera, justo en ese momento donde está por cambiar el aire y un día, de repente, nos levantamos, salimos a la calle y descubrimos que acaba de llegar la primavera. Lo raro es que en BRU está recién terminando el verano. Debe ser el efecto invernadero.

viernes, 9 de septiembre de 2005

Dulce de leche

Los panqueques con dulce de leche son una de esas perfectas combinaciones alimentarias en las que uno consigue una sensación gustativa absolutamente placentera, un orgasmo con origen en la boca. Los panqueques con otra cosa (azúcar, nutella, mermelada de cerezas) son ricos, pero no son lo mismo. De vez en cuando, para repetir la felicidad de algunos veranos en Villa Gesell de panqueques con dulce de leche y crema, fabrico yo misma el dulce de leche. Y aunque mi dulce de leche no tiene el mismo gusto que el Gándara y la crema no tiene el mismo gusto que la de La Serenísima, la sensación es bastante parecida.

Hacía muchísimo que no hacía dulce de leche. La última vez que lo hice mis hijos todavía no eran demasiado conscientes de las diferencias de sabores y como en casa la única que cocinaba antes era yo, no se daban cuenta que la comida de mamá les gustaba. Ahora cocino nada más que una o dos veces por semana y cada vez que lo hago, lo disfrutan muchísimo y les encanta sentir el gustito a mamá en los guisos y los asaditos. Cuando el otro día se enteraron que sabía hacer dulce de leche, se entusiasmaron tanto que me hicieron comprar todos los ingredientes para fabricarlo y me hicieron prometerles que lo íbamos a hacer juntos. Y así fue: anoche fabricamos dulce de leche siguiendo la receta infalible de Blanca Cotta. Mañana, en la cena, reconocerán Argentina cuando comamos el postre.

jueves, 8 de septiembre de 2005

Buitres

Hoy se publicó mi puesto. Se publicó entre la una y las tres y media de la tarde y a las cuatro me llamó –a mí!– una desubicada para preguntarme si ella estaba calificada para el trabajo. No me gustó ni cinco. Y por supuesto que no estaba. Nadie sabe hacer lo que hago como yo.

miércoles, 7 de septiembre de 2005

Poco, pero bueno

Lars von Trier y Thomas Vinterberg son dos de los padres fundadores de Dogma 95. De todas las películas que tienen certificación Dogma, que son cincuenta, ellos son los autores de las dos primeras.

Ahora, juntos hicieron Dear Wendy. Von Trier escribe y Vinterberg dirige. Si cumple o no con los preceptos, está por verse. Con algunos, como el más conocido de todos, que es el de la cámara en la mano, seguro que sí, con otros no tanto. Pero no importa. De la combinación de los dos directores sale una película más que digna de verse y muy conmovedora. Y aunque algunas escenas son muy duras, la mayoría es de una poesía absoluta. La ví en uno de esos cines donde pasan películas viejas, pero sin el resto de las condiciones que hacen falta. Además, la película no se prestaba.

martes, 6 de septiembre de 2005

Paradojas del cuerpo humano

El sábado volví a patinar. No lo hacía desde el invierno y pensé que todo iba a ser un desastre, pero no. Me salió mejor que nunca, estoy tomando velocidad y animándome a hacer cosas nuevas. Es lo mismo que me pasa cuando vuelvo al gimnasio después de una pausa. Pienso que no voy a resistir más de un cuarto de hora y me descubro más fuerte que antes y en mejor condición. Debe ser que el cuerpo aprende cuando descansa.

jueves, 11 de agosto de 2005

Receta para una buena resaca

Me puedo tomar 3 o 4 copas de champagne y lo único que me pasa es que la piel se me pone demasiado apta para recibir caricias y la nuca demasiado sedienta de tus besos. Pero si me invitan a una de esas cenas donde te reciben con champagne, te sirven vino blanco con la entrada, vino tinto con la comida y un Beaumes de Venise o un Eiswein con el postre, sin contar el cognac del café, que casi nunca tomo, al otro día, seguro que me duele la cabeza. Qué decir entonces de la otra noche, donde empecé con cerveza, seguí con sidra tirada en el aperitivo, un Ribera del Duero espectacular con la comida, orujo para el café y la caipirinha de rigor en Los Románticos. El resacón al otro día fue de intoxicación. Menos mal que nos tuvimos que ir. Aunque a mí la música cubana me desintoxica.

miércoles, 10 de agosto de 2005

Un juguetito

Acá hay un juguetito para cambiarle los colores al blog. Ahora mi blog tiene casi los colores que tiene que tener, aunque todavía no es el más fácil de leer de la blogosfera, lo que es mi aspiración final.

martes, 9 de agosto de 2005

Receta para irse al catre

Esta es la película más erótica de la historia del cine. Hay que ir a verla a un cine de ésos donde pasan películas viejas con una persona del sexo opuesto que nos resulte aceptablemente atractiva en una noche de verano calurosa pero no tanto.

lunes, 8 de agosto de 2005

Sin ingredientes

Anoche tuve que volver a darle de comer a mi familia. Después de pasarme toda una semana sola, leyendo, viendo películas, saliendo de parranda y jugando con la compu hasta las 4 de la mañana (para levantarme a las 8 e ir a trabajar), hay que imaginarse cómo estaba la heladera de mi casa. Durante una semana comí gazpacho del cartón, platos preparados al microondas, ensalada de tomates, o nomás en restaurantes, y no pisé el supermercado ni de casualidad.

De todas formas, pensé que en casa había lo necesario para alimentar a un papá con sus dos hijos, hambrientos como estarían después de 10 horas de autopista del norte. Cuál fue mi sorpresa –y mi desesperación– al descubrir, en el momento de poner manos a la obra, que no tenía ni sal, ni ajo. Y el plan era preparar una pasta. ¿Cómo demonios hace uno para preparar una pasta sin sal y sin ajo? Ya estaba al borde de claudicar y llevar a mi familia a comer pasta a otro lado, lo que a mi marido le daría unas ganas de divorciarse irreprimibles, cuando decidí arreglármelas así:

Pelé una cebolla, la corté en gajos bien finitos y la puse a rehogar en una buena cantidad de aceite de oliva, le agregué un frasco de aceitunas descarozadas picadas y un frasco de alcaparras escurridas. Después de rehogar todo unos cinco minutos a fuego fuerte, le puse dos latas de tomates al natural picados y una latita de concentrado de tomate. Para condimentar, un poco de orégano, otro de albahaca y una pizca de pili pili (esto es lo que reemplaza en mi casa al ají molido). Quince minutos más a fuego muy suave, mientras se cocinaba la pasta.

Por suerte, tenía la pasta. Y también queso parmesano.

Ni se notó que no tenía ni sal, ni ajo.

Hommage a Blanca Cotta, que me enseñó a cocinar.
ñ

domingo, 7 de agosto de 2005

Desnudo quedó el pobre

Le cambié el formato a mi blog. El otro me ponía muy nerviosa con todos esos dibujos por ahí arriba y me parecía incómodo para leer, sobre todo ahora que se me está ocurriendo poner estos textos larguísimos. Así que elegí otro de los de Blogger y lo modifiqué un poco, lo máximo que pude hacer adivinando el código. Ahora quedó bien simplecito, casi demasiado. Me gustaría cambiarle el color del fondo, pero todavía no aprendí. Si sigue así un tiempo largo, será porque no me dediqué a investigar el tema. Todavía tengo que escribir el artículo sobre inmigración. A lo mejor me inspira Dirty Pretty Things. Ja! El que me va a inspirar es el Borjas, cuando lo lea.

Tres al hilo

En la última semana fui al cine una vez y vi otras dos películas en video. La del cine fue Charlie y la Fábrica de Chocolate. Las de casa, Criminal y Pretty Dirty Things.

Empiezo de menor a mayor. Criminal es la famosa re-make yanqui de Nueve Reinas, detalle del que no me di cuenta cuando la alquilé, ya que sino no la hubiera elegido. No es que no haya tenido ganas de verla alguna vez, pero justo ahora no tenía ganas de ver una historia que ya conocía. La película no estaría mal si uno no la estuviera todo el tiempo comparando con la original, que es realmente buena. Paradójicamente, las mejores escenas de la película son aquellas donde los actores repiten un gesto exactamente igual que en Nueve Reinas en un decorado completamente distinto, como cuando Diego Luna prende un cigarrillo justo al inicio del desenlace. La historia está adaptada a Los Angeles, aunque al principio pensé que era Las Vegas, por la escena del casino. Bielinsky, el director argentino, dice en el reportaje que está en la versión DVD que mientras la filmaba dejaba que todos fueran contribuyendo al resultado, por lo que la versión original lo terminó sorprendiendo aún a él. Esa flexibilidad se pierde en la re-make, en la que al haber, quizás, una especie de necesidad de ajustarse al guión original, no hay la misma frescura.

La película también cambia por los actores. John C. Reilly en el papel de Darín da un personaje completamente distinto, menos chanta y más neurótico. Maggie Gyllenhaal en el papel de Leticia Brédice también, más dulce y vulnerable, menos sensual y golpeada por la vida. Y Diego Luna, mucho más atractivo que en Y tu mamá también y realmente bien en este rol, no tiene para nada la cara de nene bueno de Gastón Pauls, que es clave en el desenlace de la película. En fin, si Nueve Reinas no fuera una de las películas que más me gustaron en los últimos años, ésta me hubiera encantado, pero estaba demasiado condicionada por la otra y no me pude abstraer.

A Pretty Dirty Things hacía un montón de tiempo que tenía ganas de verla, ya que me la perdí cuando estaba en el cine. Trata sobre los inmigrantes ilegales en Londres y sobre la generosidad, la compasión y la sordidez humanas en condiciones extremas. La historia es, quizás, un poco far fetched (aunque uno nunca sabe), pero fascinante de todas formas y los actores, geniales. Audrey Tatou en un papel de adulta que le viene muy bien, Chiwetel Ejiofor en ese rol de buen tipo que sufre pero que al mismo tiempo se la banca, expresando lo que siente con gestos sutilísimos y Sergi López en hijo de puta perfecto, cínico, siniestro y seductor al mismo tiempo. Tengo que verlo en más películas. El final, con gente enamorada despidiéndose para siempre, me hizo llorar un poco.

Y la de Charlie es para no perdérsela. La combinación Tim Burton-Johnny Depp es tan impresionante como siempre, pero elevada a alguna potencia de signo positivo por el genio desopilante de Roald Dahl. Yo les había leído el cuento a mis hijos hace un par de años, en uno de esos vacíos de Harry Potter que a veces se hace difícil llenar con algo que nos deje igual de satisfechos, pero que en este caso resultó. Así que cuando nos enteramos que se hacía la película, nos pusimos a esperarla. Yo más, cuando me enteré de la combinación Burton con su actor fetiche. Burton le agregó a la historia lo de la relación padre-hijo, lo que no hace más que mejorarla, aunque ahora que lo pienso, es posible que ese agregado esté en alguna de las continuaciones. La escena del reencuentro entre papá Christopher Lee y nene Johnny Depp es antológica. Todo el resto también está perfecto, la ciudad, la casa de Charlie, la fábrica, ¡los abuelos!, los otros cuatro chicos y sus padres, los Oompa-Loompa y sus canciones. Más que recomendable.

Este es el primer cuento de Roald Dahl que leí.

viernes, 5 de agosto de 2005

La lista compulsiva

Desde que aprendí a leer, fui una lectora compulsiva. Como leía mucho, pronto pude leer muy rápido y devoraba lo que me caía entre manos. Al principio, cuentos infantiles a raudales, las obras completas de Perrault, los hermanos Grimm, H.C. Andersen, los cuentos de las Mil y Una Noches, las fábulas completas de Esopo. Al poco tiempo, un volumen de mitología universal que me introdujo en cosmogonías varias. Y de ahí, sin escalas, las obras completas de Homero, que releí durante un par de años hasta que me supe todos los detalles (mis hijos, ahora, vuelven a ver las sagas de películas hasta que se las saben de memoria). Después, más obras completas: Shakespeare, Oscar Wilde, Federico García Lorca, Esquilo, Sófocles y Eurípides. En los descansos, cuanta revista de historietas o novela de aventuras caía entre mis manos, compradas, prestadas o regaladas. Y un par de enciclopedias para chicos. Y la Biblia y la Divina Comedia. Impresionante la biblioteca de mi madre, ahora que lo pienso. En las vacaciones, la biblioteca infantil de mi papá y mis tíos en la casa de mi abuela, desde donde me llegaron Louise May Alcott, Robin Hood, el Rey Arturo. Por ahí, tendría unos once años. A los doce, leí a Borges, Horacio Quiroga y las tres novelas de Sábato. No me alcanzaban los libros y todo se me terminaba demasiado pronto. El sueño de mi vida era encontrar el Libro de Arena. Mis primeras fantasías eróticas con El Cazador Oculto de Salinger (muchos años después, aprendí que en inglés se llama The Catcher in the Rye), al que voy a tener que leer de vuelta para saber por qué tuve esas fantasías, porque todavía me acuerdo de las sensaciones pero no de la historia. Y como a los catorce, todos los cuentos que Cortázar había publicado hasta ese momento y montones de best-sellers yanquis que circulaban por el colegio. Del final del colegio y el principio de la facultad me acuerdo: las cuatro mujeres de Jorge Amado (Tieta, Teresa, Gabriela y Flor) y Pedro Páramo, el aleph del realismo mágico. Y después, Cien años de soledad y todas sus hermanitas, de las cuales la que más me gusta es la Crónica de una muerte anunciada. Ah! Y la historia de la Cándida Eréndira, que tenía una abuela parecida a la mía, por lo indestructible. Y después Vargas Llosa, que empecé por la tía Julia, todavía creo que no terminé y del cual me quedo con El Hablador. Y dos o tres novelas de Cortázar, incluida, por supuesto, Rayuela. El Señor de los Anillos y todo lo otro que escribió Tolkien en mi último año de facultad, cuando además veía 130 películas e iba a 15-20 conciertos de rock al año, en la ciudad más cara a mis recuerdos. Durante ese mismo año y el siguiente, leí lo poco de ciencia-ficción que leí en mi vida, ya que el género nunca terminó de atraerme del todo. Un género que sí me atraía, sin embargo, era la novela policial (¿o se dice novela criminal o novela negra?) pero nunca leí demasiado de ello hasta que hace unos pocos años me leí cuatro novelas de Ripley al hilo. Tuve que parar, porque el personaje es tan revulsivo que causa vergüenza ajena y además, me estaba por dar una depresión. Bueno, entre tanto terminé en BRU y cuando decidí que ya sabía bastante francés como para adentrarme en su literatura y como Proust me pareció too much, elegí a la joven estrella belga que me resultó brillante y altamente recomendable. Y también tuve que releer Rayuela, porque no me acordaba de por qué era tan buena. Y en eso ando.

Ah! Mientras tanto encontré el Libro de Arena, esto es una de sus páginas.

jueves, 4 de agosto de 2005

Estilos diferentes

Si hay una cosa que me pone muy nerviosa, de puro intolerante que soy, es la inconsistencia de dialectos castellanos a la hora de escribir. Me molesta muchísimo que se mezcle la forma de expresarse de Chile con la de Argentina, o la de Argentina con la de España o la de Cuba. Y sin embargo, soy perfectamente consciente de que es algo muy difícil de evitar si uno está en permanente contacto con gente de otros países. Es lo que me va pasando a mí por tener ahora tantos amigos españoles, sobre todo porque me encanta como hablan. Pero por ejemplo este artículo demuestra lo que quiero decir. Es una de esas cosas de las que me gusta leer, pero cuando lo leí casi le mando un mail a la que lo escribió para decirle lo mal que escribía. Me contuve, porque normalmente en Clarín no hay cosas que chirríen de esa forma y decidí, en cambio, leer otros artículos escritos por la susodicha dama. Leí éste y éste. ¿No es cierto que no parecen escritos por la misma persona? Mi teoría es que los artículos más viejos pasaron por la pluma de algún editor que los transformó hasta dejarlos sin ruido, mientras que el último se publicó en su primera versión. Esas teorías que me invento.

miércoles, 3 de agosto de 2005

Sin verano, sin vos

¡Buf! ¡Qué manera de estar desconcentrada! Tengo que estudiar para la oposición, escribir el artículo sobre inmigración, organizar todos los ficheros y no consigo hacer nada, ya que me desconcentro en menos de 10 minutos. Es como si todas esas actividades me exigieran hacer un esfuerzo para el que no me siento capaz, como si el sólo pensar que tengo que llevar a cabo, es decir conducir hasta el final, una de esas tareas me quitara absolutamente toda la energía que tengo, que no parece mucha. El verano más poco energético que recuerde. Ni comparación con el del 2003. Ah! Y también quiero aprender a usar el nuevo programa que me instalaron. ¡Uy! ¡Qué agobio! Me parece que tengo que dormir más horas por las noches. O agarrarme un flor de metejón. Correspondido, esta vez…

jueves, 28 de julio de 2005

Gimnasia cerebral

Bueno, empecé a investigar lo de los AZERTY y QWERTY, me quedé trabada aprendiendo a usar uno que no sabía ni que existía, el DVORAK. Tiene las vocales de un lado y las consonantes del otro. Esas cosas que te mantienen las neuronas bien entrenadas para que el Alzheimer no te agarre demasiado pronto. En esta página http://www.dvorak.nl hay un método para aprenderlo y practicarlo. Como ejercicio mental es como aprender a tocar el piano, pero más fácil, o como aprender un programa de computadora nuevo, pero más difícil.

miércoles, 27 de julio de 2005

Envidia y admiración

Hoy descubrí a un chico de 23 años que escribe como un ángel. Increíble que con sólo 23 años se pueda saber tanto, se sea tan culto, se tenga tal vocabulario. Y tan prolífico, parece Lope de Vega. Me gustaría conocerlo de verdad.

lunes, 25 de julio de 2005

Domingo con lluvia

Ayer me pasé todo el día encerrada en casa. Bueno, encerrada no es la palabra exacta, porque me lo pasé súper-bien.

Primero, desinstalé y volví a instalar toda mi iMac que estaba hecha un desastre. Quedó preciosa de vuelta y ahora todo funciona mejor. Lo único que, en el proceso, le borré a Martín todo su archivo de música y a Lucas (y a mí) toda la historia de los Sims que nos había llevado como dos meses construir. Teníamos 7 u 8 familias lindísimas viviendo en unas casas de lo más funcionales y haciendo unas carreras impresionantes. Ahora tienen (tenemos) que empezar de cero.

Después vimos todos juntos una película repatingados en el sofá y haciéndonos mimitos. Lucas pasó un poco de miedo, me parece que al final la película no era apta para todo público, aunque a mí y a Martín nos gustó bastante.

Al final, fui a devolver las películas, en el camino me encontré con dos linyeras belgas que me pidieron plata Euh ! on est dans la merde, on a rien a fumer. Me dieron lástima y me parecieron simpáticos, les dí dos cigarrillos a cada uno y se pusieron re-contentos, con sus sonrisas semi-desdentadas. Oui, on est dans la merde, ça se voit, pensé para mis adentros y casi les digo. Por no se qué razón, me alegraron el día, o la tarde, que ya eran como las ocho y media.

En el video club, había dos chilenos y una belga rubia hablando en chileno, a la chica no se le notaba que no era chilena, a lo mejor yo me hice la película de que no lo era porque la vi rubia y de ojos celestes y demasiado alta para ser chilena. El acento me pareció tan familiar que los miré con cariño y se quedaron un poco sorprendidos. A veces me parece que yo quiero más a los chilenos de los que ellos me quieren a mí. Un poco lo mismo que me pasa con vos.

viernes, 22 de julio de 2005

La página en blanco

Siempre me pasó lo mismo. Siempre que dije que iba a escribir, nunca encontré de qué. Es como saber tocar un instrumento y que no exista la música. O saber cocinar y no tener los ingredientes. Y sin embargo, en mi cabeza hay ruido todo el tiempo. Y conversaciones conmigo misma y con un montón de gente. Y historias que me cuento y que te cuento. Pero no tengo la compulsión incontenible de estar poniéndolas sobre papel (?) y muchas se van a quedar bailando en mi memoria o nada más que navegando por mis neuronas sin ni siquiera dejar rastro en los recuerdos. Y todo te lo querría haber contado a vos…

jueves, 7 de julio de 2005

El cronopio

Como todo el mundo sabe, Cortázar nació en Bruselas. La casa en la que nació queda en la, para mí, avenida más bonita de la ciudad. Cuando me enteré que Cortázar había nacido ahí, no pude más que ponerme contentísima, ya que mi predilección por esa calle venía de antes, y las dos cosas juntas componían una de esas perfectas coincidencias que a mí me encantan. Ahora, cada vez que alguien viene de visita a Bruselas o cada vez que llevo a conocer la ciudad a algún recién llegado, es inevitable pasar por la Avenue Lepoutre y, con la excusa de mostrarles la arquitectura, les muestro la casa natal del enormísimo cronopio, como dice la placa de bronce que señala el lugar. Lo único, claro, es que no a todo el mundo le parece igual de relevante.

miércoles, 22 de junio de 2005

Orillas

BRU es el único lugar de todos los lugares en que viví que no está a la orilla de nada. Mi primera orilla fue un lago del sur, agua azulísima y montañas nevadas, arena, piedras y un muelle en ruinas, con la madera lavada de años. Y todo azul. Olor a viento, a aire sin nada, a sol sin cuidados.

Mi segunda orilla, la ría de las mareas exageradas, toda de marrón y gris, con su olor a algas frescas y podridas, bicharracos acuáticos varios paseándose entre la vida y la muerte, atardeceres fulgurantes en un cielo enorme, cada arrebol un incendio deshilachado por el viento más feroz de la tierra.

Mi tercera orilla, la que miré sólo a veces, tan fascinada me tenía la ciudad orillera. Pero nada más romántico que la Costanera Sur para pasear con un novio-trampa, que te roba besos bien lejos de todo. Y toda la vista al río desde un séptimo piso en Libertador, donde en tardes claras se adivinaba la costa del Uruguay y se sentía el viento del Brasil.

Mis cuartas orillas, los fiordos daneses, agua en permanencia, la presencia del mar omnipresente que se disfruta en verano y en invierno, el olor a mar en continuidad. Y toda la felicidad del mundo al lado tuyo, amor.

Y de repente, me instalo en esta ciudad acogedora por lo cosmopolita, donde es fácil ser extranjero porque somos muchísimos y de todos lados, donde a lo mejor me pongo vieja y me convierto en abuela, y lo que le falta es una orilla. Lástima, porque así no sé si quiero. Y con el canal no me alcanza.

martes, 31 de mayo de 2005

De teclados y sus variantes

Recién mudada a BRU descubrí que en el mundo existían 2 tipos de teclado para escribir a máquina: Los QWERTY y los AZERTY. Hasta entonces yo creía que en el mundo occidental y cristiano sólo existía un tipo universal de teclado al que sólo se le cambiaban un par de letras para agregarle, por ejemplo, la ñ española o las æ, ä, ë, ø, ö, å de los idiomas bárbaros. Pero no. En los países francófonos la Q se cambia con la A y la W por la Z. Eso no es demasiado grave. Lo peor es que la M se transforma en una coma, la Ñ en una M, los acentos están por cualquier lado y ni hablar de lo que pasa con todos los signos raros como ¡”#$%&/()=*¨¡?. Así, cuando uno quiere escribir algo como “Hoy me levanté temprano, tomé el desayuno, leí el diario y me vine a trabajar”, termina escribiendo 2Hoy ,e levqntê te,prqno; to,ê el desqyuno; leî el diario y ,e vine q trqbqjqr2:, lo que dificulta muchísimo la comunicación y te causa una sensación de impotencia y horror que te hace dar ganas de patear el teclado, lo que estás escribiendo y todo lo que se encuentre en las cercanías que tenga que ver con creaciones y mejoras afrancesadas. Otro día me enteraré cuál es el origen de todo esto.

lunes, 30 de mayo de 2005

Para decir algo (o para empezar)

Descubrí los blogs hace menos de un mes y ahora no me acuerdo ni cómo (en realidad, sí que me acuerdo, pero otro día lo cuento). Lo que pensé es que si así de fácil es publicar, bueno sería probarlo. Y aprender a usarlo, como con todo, a ver si sirve para algo. Y este teclado que no anda ñuy bien y me hace escribir ñuy bien en lugar de muy bien. Es lo de venir de BUE y vivir en BRU.